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Cultura

Nuestra Señora de Chunchucmil

José Iván Borges Castillo*

La extraña relación de la sequía y la flor de mayo se teje en el hecho de que mientras ella brota y florece, el monte se seca y en ocasiones arde en fuego. ¡Cuando el monte es verde, la flor de mayo ya no tiene vida!

En los antiguos montes que fueron del cacicazgo de Canul, se fundó una estancia de ganado mayor cuando rayaban los mediados del siglo XVIII. Toros de casta bravía, de raza reconocida fue el linaje que salió de sus corrales y que dio timbre de gloria a la hacienda…

También en su monte alto florece la flor de mayo, en sus distintas y olorosas variaciones. Y cuando el campo huele a flores de mayo la naturaleza muere y se quiebra ante los rayos del sol, ese dulce perfume anuncia a todos que bajará la Reina del Pueblo, también su delicado olor al inhalarlo hace que los sentidos traigan a la memoria de sus hijos aquel suceso que marcó su llegada a Chunchucmil. De esos relatos hago eco al comenzar a escribir.

Fue un primero de mayo del año de… (esas minucias no las recuerda el pueblo, porque el suceso que ocurrió opaca todo detalle) cuando el sol se fijaba en el punto medio del firmamento y su luz se reflejaba en las aguas del fondo de los pozos, que debió ocurrir este hecho misterioso que ha pasado a la historia como leyenda. Se cuenta que unos campesinos que se encaminaban para regresar a sus humildes casas, después de una mañana de duro trabajo, se encontraron cruzando dentro del monte alto y espeso.

Se dice que los caminantes observaron algo que brillaba y al aproximarse se dieron cuenta que se trata de tres imágenes de la Virgen María, que eran las que brillaban, como señal cierta para llamar la atención de los campesinos.

Aquellos humildes hombres vestidos de blanco con delantal, alpargatas y sombreros, tras venerarla con asombro decidieron tomar las tres imágenes en sus manos y llevarlas con ellos.

De las tres imágenes de la Madre de Dios, la de en medio llevaba en su brazo derecho al Niño Jesús, esa fue llevada directamente a Chunchucmil, donde fue colocada en la pequeña capilla, y tan pronto llegó sus favores y amparo se dejaron sentir entre los pobladores, en tanto que las otras dos imágenes fueron llevadas a los pueblos vecinos, una fue dejada en la comisaría de San Mateo y la otra en una comisaría cercana, cuyo nombre no se recuerda.

A lo largo de la historia la presencia de la Virgen María en ciertos lugares, pueblos, iglesias o ermitas, se determina precisamente por la voluntad divina que ellas muestran por permanecer en tal o cual lugar. Así como el Pilar en Zaragoza, la Guadalupe en Tepeyac, o la Inmaculada en Izamal, en Chunchucmil ella manifestó, con su feliz hallazgo y la pronta protección que dejó sentir a los moradores del pequeño pueblo, su voluntad de permanecer ahí para ser venerada y tornarse Reina y Señora en él.

Cuando fueron encontradas en aquel mediodía, la voz con la feliz noticia corrió por todos los rincones del pueblo y los sencillos pobladores acudieron presurosos a presenciar el suceso que calificaron de milagro, pues eran tres imágenes de María Santísima encontrados en ese alto monte de difícil acceso.

¡Milagro! ¡Milagro! Decían todos al mirarlas. María venía a acompañarlos, venía hasta Chunchucmil a tomar morada y dar protección a sus hijos.

Y con suplicas en lengua maya, le rezaban y oraban, le dicen: ¡Xki’ ichpam Ko’olebil María! Frase en maya que quiere decir Hermosa Virgen María… Virgencita de mi pueblo mira a esta situación, ayúdame en esto, y la plegaria se elevaba naciendo la oración desde el fondo de sus corazones.

Los pobladores de Chunchucmil aún dicen complacidos: “De lo que estamos seguros es que desde ese día decidió ser madre de todos los chunchucmileños y que su casa sería Chunchucmil”.

Uno de sus moradores de ese pueblo con sentimiento agradecido ha escrito: “Cuando comienzan a florecer las flores de mayo y su bello aroma anuncia que es la hora, la Reina del Cielo bajará de su nicho, sus pequeños hijos llegan a saludarla y agradecerle, esperan verla descender, muchos con lágrimas en los ojos al verla un año más cumpliendo con la promesa de llegar y verla bajar a saludar a su pueblo”.

Chunchucmil entendió y respondió agradecido ese favor con que el cielo lo premiaba y todos los años puntual baja a la Virgen encontrada, le hace un novenario lo más solemne posible, besa infinidad de veces la orilla de su vestido, le coloca sus exvotos y su más noble sentimiento no deja de brotar cuando le canta y le ofrece sus dones.

El perfume de la flor de mayo se volvió la dulce fragancias de la Señora de Chunchucmil. Y metido un poco de poeta, cambio palabra de poema de Cristina Ceballos, ajustándolo a la comunidad, para concluir recitando:

Chunchucmil te venera con fe nunca igualada,

con entusiasmo ardiente, con singular pasión,

y al postrarse ardiente a tus plantas, María Inmaculada,

por pedestal te ofrece su grey arrodillada

y por altar sublime su noble corazón.1

*Unión de Escritores Comunitarios de Yucatán

—-

1Fragmento del poema de María Cristina Ceballos Gutiérrez, agosto de 1949.

Agradecimientos a Osber Canul Canul.

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