Síguenos

Última hora

SEP suspende clases por Frente Frío 24: 41 municipios de Sonora ajustan horarios por frío extremo

Cultura

La historia encerrada

Edgar A. Santiago Pacheco

Desde una iluminada estancia, rodeado de libros y cierta tecnología, se supondría “tiempo” para escribir, por la reclusión voluntaria derivada de la pandemia de COVID-19, nombrada por algunos “SINVID 19”, por eso de la ausencia de vinos, licores y cerveza. El historiador sonreía pensando “ahora sí, es momento de dejar huella en la historia”. No habrá problema que bibliotecas y archivos estén cerrados, eso era un problema antes, no ahora, el Internet, el mundo digital, los grandes proyectos de digitalización documental están a un clic, la distancia ya no es nada.

Hasta se permitió recordar cuando escribió su tesis de licenciatura por allá de 1989, cuando su imposibilidad económica de viajar a los grandes archivos del centro del país, ya no se hablé de Europa, hicieron que su asesor le dijera “que era su riesgo si seguía empecinado en escribir sobre la Iglesia en Yucatán en el siglo XVIII, pues fuentes locales no había”. Y todavía pensó que había tenido suerte de que su amigo El Betoki le hubiera permitido usar su “moderna computadora” con un sistema operativo a base de comandos y pantalla monocromática color naranja para escribir parte de su tesis.

Iluso e inocente cuando empieza a recorrer bibliotecas y archivos virtuales, donde en algún momento del pasado había localizado información interesante para su trabajo, se encuentra con que varios de ellos están fuera de servicio, otros sólo tienen la referencia y no el documento completo, y tiene que contactar a la institución para hacer una solicitud de la información, pero se da el caso de que, en estos momentos, por la crisis de salud no hay personal atendiendo estos temas. Otros más tienen fallas en el enlace y no hay a quién reportar el caso, “pero pronto lo restableceremos”, lee en pantalla.

Tiene suerte o habilidad, encuentra unos documentos de su interés en un repositorio documental de prestigio, emocionado empieza a leerlos, de pronto repara en que el documento no está completo, la institución sólo tiene en línea parte de él, y explica que el resto del documento está en proceso de digitalización, “siéntese a esperarlo”, le parece leer en algún lado.

No importa, tiene libros que le permitirán avanzar en otro sentido, “los revisaré”, piensa y sonríe, después de casi dos horas de búsqueda en su supuesta “biblioteca”, no los encuentra, “puedo tenerlos en la oficina”, “los habré prestado”, “se me perdieron”. Encuentra algunos de ellos, pero después de una lectura más a fondo no tienen la información que esperaba, es necesario buscar otros, tiene algunos títulos anotados, los buscará en la red. Encuentra algunos libres, gratis pues, pero otros no, tienen un costo, lo que le lleva a concluir algo que siempre les dice a sus alumnos y que ahora vive en carne propia, “no todo está en Internet” y “no todo es gratis”. Y todavía está el importantísimo tema de validar su autenticidad y pertinencia para un trabajo de investigación.

No hay problema, según el neoliberalismo hay que pagar por lo que se quiere. Pero aun así hay información que no localiza, necesita consultar ciertos acervos especializados y hablar con algunas autoridades para tener acceso. Ni pensarlo en estos momentos.

Reflexionando sobre su reciente experiencia, piensa sin sonreír, que es necesario escribir sobre el COVID-19 y sus consecuencias desde la perspectiva histórica, e incluso sobre su influencia en la escritura de la Historia. Pues el hombre en su encierro aísla con él su devenir histórico, nuevos temas y formas cotidianas de ver el mundo están encerrados con nosotros, no dejemos de mirarlos con atención y reflexionar sobre ellos, eso también es historia. Quién quita en un futuro sea considerada una nueva especialidad dentro de la disciplina: “La historia del encierro del 2020”.

Siguiente noticia

La foto de Venecia y sus canales