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Cultura

Fraustita, un personaje entrañable del cine nacional

Ariel Avilés Marín

En 1931, se filma Santa, la primera película mexicana con sonido; se estrena el 30 de marzo de 1932, y ello marca el punto de partida de lo que llegará ser conocido como “La Época de Oro del Cine Mexicano”. El desarrollo de la cinematografía en nuestro país llevó a la creación de verdaderos ídolos del pueblo, que eran adorados con un sentimiento de identidad y pertenencia que ayudó profundamente a forjar la auténtica entraña nacional. Figuras como Andrea Palma, Dolores del Río, María Félix, Gloria Marín, Sara García, Jorge Negrete, Pedro Armendáriz, Pedro Infante, Fernando Soler, Joaquín Pardavé y Arturo de Córdova, marcaron una manera profunda y auténtica de ser del pueblo mexicano. En el amplio panorama que esta actividad constituyó, desfiló también una variada y rica multitud de actores, de esos que son llamados “de reparto”, que acompañaron siempre a los ídolos o estrellas y que formaron también toda una tradición en la cinematografía. La nana fiel, la tía soltera, la vecina chismosa y comunicativa, el tendero, generalmente un “gachupín”, el cantinero, el fiel caporal, el matón, el tío querido, formaron lo que Carlos Monsiváis llamó “los rostros complementarios” del cine mexicano. En este orden encontramos a María y Conchita Gentil, a Eufrosina García La Flaca, a Lupe Inclán, o a Eduardo Arozamena El Nanche, al yucateco Hernán Vera El Panzón, Salvador Quiroz (padre), Miguel Manzano, que con su discreta participación en muchísimas cintas, marcaron también profunda entraña en la pantalla.

En este panorama de actores de reparto destaca una figura que fue casi imprescindible en nuestro cine, Dolores Camarillo, popularmente conocida como Fraustita. Dolores, mejor dicho Fraustita, tuvo una larga carrera en la pantalla; aparece por primera vez en 1933, en dos cintas, La Calandria y El Tigre de Yautepec; y su última película se filma en 1986, Pistoleros Asesinos, dirigida por Ángel Rodríguez Vázquez. Una friolera de cincuenta y seis años en nuestro cine, un record difícil de igualar. Su popular apelativo nace en 1936, durante la filmación de Vámonos con Pancho Villa, película en la que comparte papel con Antonio R. Frausto, su esposo en la vida real; durante los intermedios a lo largo de la filmación, los compañeros de reparto, durante cafeteadas y comidas, empiezan a llamarla Fraustita, haciendo referencia a ser la esposa de Frausto. Dolores tuvo la sensibilidad para percibir lo pegajoso del mote, y decide adoptarlo como nombre de batalla, y así empieza a figurar en los repartos de las películas en las que va participando sucesivamente. Inicialmente figuraba como: Dolores Camarillo Fraustita, pero la popularidad del apelativo cariñoso fue tan grande, que posteriormente solo figuraba en los repartos de las películas como Fraustita. Y con ese cariñoso, popular y entrañable nombre, se hizo inmortal en el cine de México.

Su figura, ataviada de negro, con delantal blanco, un almidonado y plisado cuello de organdí, y una cofia almidonada e inmaculada, se hizo presencia obligada en un sinnúmero de filmaciones. Hay estampas cinematográficas, con ella presente, que han trascendido en la historia del cine mexicano. Un claro ejemplo de ello lo encontramos en sus diálogos con Cantinflas, en la genial cinta Ahí está el Detalle, (1940). En este filme clásico Fraustita es la joven sirvienta de casa rica, cuyo enamoradito es el pícaro vaguito, al que cuela en la cocina y le mata el hambre, a escondidas de los patrones. Un simple hecho fortuito, aparentemente sin trascendencia, va a desencadenar un tremendo lío en la vida del simpático Cantinflas. El señor de la casa le ha encargado a Fraustita que busque quien mate a un Bulterrier, que se ha tornado muy agresivo y peligroso; después de que Cantinflas ha cenado opíparamente, Fraustita le pide el favor y pone en sus manos una pistola para cumplir el encargo. Este hecho, aparentemente sin la menor importancia, desata una confusión tremenda, pues hay un delincuente, conocido con el sobrenombre del Bulterrier, que ha sido asesinado, y además, Cantinflas es confundido con el cuñado de Cayetano, el patrón de Fraustita, lo cual complica aún más la divertida trama. Cantinflas, con toda naturalidad y franqueza, responde tranquilamente al juez: “¿Usted mató al Bulterrier?”. “Sí señor juez, yo lo maté. Con asombro y perplejidad, todo el mundo exclama: “¡Qué asesino de sangre fría!”. El embrollo se desenreda y la historia tiene un final feliz, en la cocina, con Fraustita y Cantinflas comiendo muy a gusto.

Paralelamente a la trama central, en la misma cinta, se da otro asunto secundario, el cuñado de Cayetano, tiene familia con hijos, un mochilón de hijos, y la madre de los niños, y supuesta esposa de Cantinflas es nada menos que Sara García, a quien, por supuesto, Fraustita mira con sobrado odio. Ya, desde esta película, nace una fuerte rivalidad entre Sara y Fraustita, que trascenderá más allá del plano fílmico. Otra escena inmortal de Fraustita la constituye aquella en la cual Pedro Infante le canta la guaracha Nana Pancha, escena histórica de nuestro cine, que hace también de Fraustita la nana entrañable del cine nacional. Este personaje lo vuelve a asumir magistralmente en ¡Ay qué rechula es Puebla! (1946), con Antonio Badú y Sara García, y en el que, la rivalidad entre la abuela, Sara, y la nana, Fraustita, se vuelve a poner de relieve. Esta rivalidad, no tan cordial, se extendió por muchos años, pues ambas actrices tuvieron largas y fructíferas carreras en nuestro cine. Posiblemente, solo se extinguió con la muerte de ambas, la de Sara en 1980, y la de Fraustita en 1988.

Otra larga y profunda participación en el cine mexicano de Dolores Camarillo, la tuvo como encargada del maquillaje de prácticamente todas las películas de la Época de Oro, y aún más allá. No hubo estrella de nuestro cine que no hubiera pasado por el camarín de Dolores para pulir su imagen. Por ahí desfilaron figuras de la talla de: María Félix, Gloria Marín, Andrea Palma, Fernando Soler, Joaquín Pardavé, Pedro Armendáriz, Pedro Infante, Arturo de Córdova y hasta Tin Tan.

Ya su nombre aparece en los créditos de la trilogía fundadora del cine de la Revolución Mexicana, la célebre trilogía de Fernando de Fuentes: El Prisionero No. 13, El Compadre Mendoza y Vámonos con Pancho Villa. Un trabajo histórico en este rubro lo constituyó la película El Sombrero de Tres Picos, la cual está ubicada en el Virreinato Mexicano, con trajes de época y pelucas empolvadas, su labor de maquillista en la cinta fue de una calidad muy sobresaliente.

Fraustita, cuyo nombre completo era Dolores Sepúlveda Camarillo, nació en San Luis Potosí, el 31 de marzo de 1910, y murió en Ciudad de México el 8 de febrero de 1988. Enfundada en su negro uniforme, con su cuello de organdí, su albo delantal y su cofia almidonada, su rostro de ojos rasgados y su amplia sonrisa permanente, la imagen de Fraustita es una de las más entrañables del cine mexicano de todos los tiempos.

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