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Cultura

Silvia Madrid

Jorge Cortés Ancona

A pesar de la importancia y diversidad de su trabajo en favor de las artes de Yucatán y México, Silvia Madrid fue siempre una presencia discreta a nivel público. Es muy amplia la cantidad de proyectos de artes visuales, de artes escénicas, editoriales y de otras disciplinas que generó o en los que participó a nivel regional, nacional e internacional.

Nacida en Argentina, pero radicada en nuestro país desde la década de 1970, sus tareas fueron diversas en la Ciudad de México, Tabasco, Quintana Roo y, en particular, en Yucatán así como en otros países. Cumplió funciones importantes en el proyecto turístico-cultural México Mágico, en Cancún, donde pudieron trabajar muchos artistas yucatecos de teatro, danza, música y artes visuales. En el Museo Fernando García Ponce. Macay y en la Fundación Cultural Macay su labor fue invaluable a lo largo de sus 26 años de existencia. Su fallecimiento ocurrido en Mérida en la madrugada del jueves 4 de junio me ha llenado de consternación.

Aunque con una personalidad propia y una permanente voluntad de trabajo, formó parte de una familia dedicada a las labores culturales, pues sus padres se desempeñaron tanto en Argentina como en México en el campo de la museología, y su única hermana, políglota, ha cumplido distintas actividades académicas.

Cuántos favores le debimos tantos a Silvia, ella que siempre estaba dispuesta a brindar ayuda a todo lo que contribuyese a nuestro desarrollo cultural. Si no estaba en sus manos cumplir con lo solicitado, procuraba dar orientaciones para hacerlo posible. Ella se movió con eficiencia en una vasta zona que abarcaba la administración y la gestión cultural, aunque no siempre su crédito figurara. No tenía el envanecimiento de ostentarse en público sino de procurar que los proyectos culturales fructificaran.

Gran conocedora en materia museográfica y curatorial, coordinó numerosas exposiciones y actividades didácticas y de difusión, siempre bajo la idea de que el museo tenía el deber de vincularse de manera directa con la sociedad. Su visión era humanista, con énfasis en el respeto al ser humano, a la naturaleza y a la paz mundial. Una de sus tareas constantes y poco conocidas fue la de asesorar a los artistas visuales en relación a exposiciones o certámenes en otros países. Orientarlos en cuanto al modo de poder trasladar sus obras de modo seguro, económico y legal.

Cumplió una memorable labor docente a varios niveles, ya sea trabajando con niños o con artistas. Muchos la recordarán en sus clases en la licenciatura en Artes Visuales de la Facultad de Arquitectura de la UADY, donde era muy estimada por sus alumnos, a quienes acompañaba en sus proyectos académicos y personales así como en sus procesos de titulación.

En especial, debe considerarse su tarea como artista visual, con obras de escultura en cerámica –en parte, con influencia del arte popular mexicano al que tanto admiraba-, de collage y de fotografía, las cuales presentó en exposiciones individuales y colectivas. Una muestra representativa de su obra artística sería fundamental en un digno homenaje a su memoria.

Sin duda, Silvia Madrid ha sido una de las personas más productivas para la cultura de Yucatán, a pesar de que su nombre no alcanzaba la resonancia que merecía. Muy trabajadora y creativa, siempre activa en la penumbra, habrá que mantenerla luminosa en la memoria y hacer un recuento lo más exhaustivo posible de su legado.

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