Durante abril, del día 14 al 17, seis artistas plásticos se reunirán para la Mérida Art Week en Soho Galleries. Uno de ellos es Hericko Delfín; presenta Pixán-Homenaje. “Hay lugares cotidianos que son artísticos”, dice el autor en exclusiva con POR ESTO!, “y la hamaca es, incluso, parte de nuestra identidad yucateca. Es el lugar donde dormimos cuando somos chicos; también el lugar que algunos eligen para morir”.
“Para mí”, comparte Hericko Delfín, “la hamaca, especialmente en la península de Yucatán, pues la hay en todo el mundo, es un indicador pleno de lo que es la cultura, el modo y el estilo de vida, tanto en lo histórico como en lo social. Prácticamente hay una hamaca en todas las casas de este estado”.
Para la Art Week en (las visitas, posibles en grupos reducidos y entre las 10:00 y 17:00 horas, deben agendarse al número 999 344 7463), Hericko presenta una serie de 12 piezas que le permite “contar mejor un tema”, desde todas sus aristas.
Relata igualmente su acercamiento: “cuando conocí la hamaca, dije: ‘me gusta estar en ella. Siento que floto dentro de ramas, o que me acuesto en una balsa en medio del mar’. Me despeja y me intriga que, con un instrumento, levite. En Veracruz, de donde soy, se ocupa, pero no con el amor que aquí se le tiene”.
Generó propuestas abstractas “para revivir la manera en que se han construido las hamacas, bajo qué condiciones y quiénes eran los que la trabajaron. Incluyo piezas realizadas con fibra de henequén, como originalmente se hacían, pero también uso el algodón; incluso lámina de oro. Antes, los tejedores no tenían hilos de seda, nylon ni usaban el crochet o mobiliario de lujo”.
Profundiza: “algunos colegas me preguntaban si no era incómoda una hamaca de henequén. Yo respondo: ‘tú la ves incómoda porque te cuesta relacionarlo con la comodidad a la que estás acostumbrado’. Entonces pienso la jornada de los trabajadores que iniciaban el día a las cuatro de la madrugada y terminaban en la alta noche, y lo único que les esperaba en casa era su hamaca de henequén”.
Esa idea es la que da forma a lo que Hericko llamó “un retablo de urdidos, que lo ves y crea armonías. Pero castiga el saber que, en esa época, era un espacio que te cobijara, que después de tanto, era tuyo”.
Hericko desarrolló su proyecto con especial atención en los significados de un objeto que se ha consolidado en la vida península. “En la hamaca jugamos, estudiamos, leemos, descansamos, amamos y protegemos, como cuando guardamos a un bebé. También nos da un sentido de pertenencia. Cada uno le asigna el valor a su propia hamaca”.
De pronto, su voz se tornó seria. “En la hamaca han pasado tragedias. Me refiero, exactamente, al suicidio. La hamaca no fue diseñada para esto, pero se convierte en un Instrumento de ausencia. Hago una pieza donde expreso esa escena mediante una representación, como si fuera un infinito. Lamentablemente, es una situación que sucede. No lo represento de manera caótica, porque no deseo ofender a las personas que han pasado por esto, y tampoco a la hamaca, que no tiene la culpa de eso”.
Sobre la distinción entre arte y artesanía, Hericko Delfín expone: “donde hago el ejercicio es volver la hamaca una obra de arte desde lo cotidiano, lo que la gente tiene, pasando de una artesanía a un arte-objeto, con todo el respeto y todo el cuidado, pero según mi conceptualización. Así, en la pieza se puede encontrar el ejercicio de algo tan sencillo: a fin de cuentas, si lo desarmas, ¡es un hilo! Pero ese detalle tan laborioso, casi de joyería, hace que sucedan tantas cosas. A fin de cuentas, creo que no se le ha dado ese valor. Entonces decidí hacer este homenaje”.
¿Qué tanto se puede transformar una hamaca en un objeto artístico? “Dentro de lo visual, lo importante no es la pieza que yo exponga, sino lo que te hará reflexionar cuando veas la combinación de las piezas”, explica el artista. “Existe una parte emocional de lo que ha sucedido con cada una de las piezas”.
Se unirán a la muestra en Soho María Santamaría, Mohamed Ledesma, Erick Gracida, Jesús Peraza Menéndez y Ihovany Abreu.
SY