“Sí, es cierto, soy un enemigo del tango; pero del tango como ellos lo entienden. Ellos siguen creyendo en el compadrito, yo no. Creen en el farolito, yo no. Si todo ha cambiado, también debe cambiar la música de Buenos Aires. Somos muchos los que queremos cambiar el tango, pero estos señores que me atacan no lo entienden ni lo van a entender jamás. Yo voy a seguir adelante, a pesar de ellos”. Así habló, en 1954 y con la revista bonaerense Antena, quien sería reconocido como un artista universal: Astor Piazzolla.
“Lo que más me gusta de Piazzolla”, señala Méndez, “es cuando dice que a él le gustaba tocar el bandoneón. Digamos que él traía el talento. Le gustaba; eso ya era un avance. Lo más importante es que él estuvo estudiando, por ejemplo, en Nueva York. Viajó también a Francia; estudió piano y, claro, el bandoneón. Ahí hay un triángulo muy interesante. Él dijo que admiraba mucho a sus maestros, y ellos fueron quienes le dieron la seguridad de seguir adelante en la música”.
“Imagina haber tocado lo que él tocaba en la Argentina de aquel entonces”, piensa la directora artística. “Era un insulto para toda la gente, acostumbrada a los grandes artistas y orquestas. Él decía: ‘yo estudié, me preparé, me maté con el instrumento, y me seguí preparando’, y seguía estudiando. No paraba. Le gustaba seguir mejorando y creando. Se convirtió en un punto de partida para los jóvenes creadores no sólo en Argentina, sino en todo el mundo”.
“Muchas cosas se han dado a beneficio de hacer este pequeño homenaje. En lo personal, yo admiro mucho al maestro Piazzolla, que defendió lo que él creía que era”, comenta Méndez. “Le dio valor a lo que él estaba creando. Esa fue una parte muy peculiar de su personalidad, no sólo como músico, sino como ser humano”.
“El tango, como danza y como música, ya no está solamente en Argentina”, advierte Méndez. “Es una cultura que ha trascendido fronteras. Se baila mucho en Japón, Francia, Brasil, México, Estados Unidos, Italia… ¡Rusia! Ni qué decir, que tiene sus orquestas y sus parejas ganadoras en certámenes mundiales de tango. Realmente pienso que todos los vínculos que Piazzolla pudo hacer, más que de una forma fría y calculada, es algo que a él le nació desde el sentido de componer”.
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