La presencia de la mujer resultó amplia en la primera edición de las Jornadas Literarias Peninsulares, pues más de la mitad de los invitados fueron escritoras.
Eso se reflejó en una mesa panel completamente femenina, titulada Leo, luego escribo, con la participación de Sara Hernández, Katia Rejón, Karla Marrufo y Lolbé González Arceo.
Las cuatro autoras hablaron de cómo se acercaron a la literatura y a partir de qué edad se reflejó ese gusto por la lectura en un proceso creativo en las letras.
Sara, quien también estuvo en la emisión Voz Viva. Lectura en boca de sus autoras y autores, el fin de semana, contó que su primer contacto fue con un libro de cuentos ilustrados y con el paso de los años se adentró en la lectura juvenil.
“Desde que estaba chavita, siempre disfruté la lectura, no tanto la escritura, pues eso vino después. Desde que aprendí, sentía ese placer por leer los libros del kínder, de la primaria”, dijo, por su parte, Katia. “Recuerdo un libro de chistes que mis papás me compraron en los bazarcitos en Pichetas en el que no estaban todas las palabras escritas, entonces el texto hacia la mitad y la otra parte la hacías tú”, detalló y agregó que la posibilidad de acudir a una biblioteca cerca de su casa, le permitió abundar en temas.
“Recuerdo con mucho fervor ese libro de texto de la escuela, que contenía cuentos, chistes, poemas, y fue mi favorito”, compartió Lolbé, quien aprovechó la biblioteca del Centro Estatal de Bellas Artes para adentrarse en la lectura.
Karla la secundó que “ese libro de textos (de la primaria) iba acompañando de imágenes muy chulas”, lo que generó su interés en leer y que los libros de medicina que tenía en casa le parecían muy interesantes por la sonoridad de las palabras y términos.
Sara reveló que “mi primera escritura está marcada por los fans fiction que hacía de las series y caricaturas que veía a los 9 años y también tenía mi diario”. De igual manera, contó que una bonita amistad de su juventud la incentivó a intercambiar poemas, lo que fue abonando a su creatividad.
“Ya tomé en serio la escritura, cuando comencé a hacer cartas”, indicó Katia. “Soy muy penosa y tímida, y de pequeña me mudé mucho de casa. Estudié en 7 primarias diferentes y era muy complicado para mí decir lo que pensaba y se me facilitó hacerlo con una carta”.
Lolbé declaró que su diario, al considerarlo como algo secreto e íntimo, se convirtió en una especie de proyecto personal y se acordó que le tocó la moda de los acrósticos y eso le ayudó a ser muy creativa.
“También participé en concursos de oratoria y en ese proceso de escribir algo, que me lo corrigieran y luego me lo aprendía, me ayudó”, explicó.
Karla comentó que ella era muy creativa en su diario: “Escribía cosas que de repente nunca pasaron o les cambiaba el nombre a mis compañeros, era para hacerlo más divertido”.
Agregó que la musicalidad de la poesía y de las canciones le gustó. “A veces no entiendes por el idioma, pero con la sonoridad igual se dice algo”.
Miguel Peña Rojas fue el moderador del panel, que marcó el banderazo de inicio de las Jornadas Literarias Peninsulares en el Centro Cultural Universitario de la Uady y que finalizaron con la presentación del libro Cómo vivir sola después de los cuarenta, de Ileana Garma-Estrella.
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NM