Por Ele Carfelo
Desde que comencé a ver toros, esto es, desde mi niñez y mi adolescencia, siempre he pensado, y siempre lo he afirmado rotundamente desde que escribo de toros, que el torero ES UN ARTE, aunque es un arte “sui géneris”. Es muy común, escuchar que, como yo, se llamó ARTE al toreo, y sin embargo, no siempre se es consecuente con este término, porque hay quien pretende concretarlo estrechamente, en un círculo de reglas clásicas que hay que seguir “al pie de la letra”, y que una actitud que se aparte de dichas reglas, esto es, que modifique estas reglas o que las revolucione, es condenada de inmediato. Esto, en mi concepto, es un error. Hay que aceptar, sin embargo, que en el toreo, hay ciertas reglas que son de necesaria y obligatoria observancia, pero esto es solamente en lo que se refiere en el aspecto de LA LIDIA DEL TORO, y no puede exigirse en iguales términos en lo que respecta a la EJECUCION PERSONAL DEL TOREO.
Porque EL TOREO, desde su aparición, y durante su desarrollo, recorrió un camino “balbuceante”, incierto e impreciso de una actividad normal y material, porque durante este desarrollo, quienes analizaron y externaron su opinión acerca del toreo, desde épocas antiguas, a lo que el toreo era en esos tiempos: los diestros salían al ruedo a LIDIAR A LOS TOROS… NO A TOREARLOS.
Para lidiar a un toro, se requiere la observancia de ciertas reglas, conocimiento de los terrenos, de las “querencias” y de las condiciones del cornúpeta… era también necesario saber por cuál lado torearlo, en cuál sitio del redondel, con pases por alto y por abajo, con la derecha, o con la izquierda.
Pero para TOREAR A UN ASTADO, es necesario: pasárselo CERCA, y (repito una vez más mi predicción eterna) AGUANTANDOLO, TEMPLANDOLO y MANDANDOLO. Es decir, empleando los ELEMENTOS INDISPENSABLES para ejecutar lo que realmente se llama, y es TOREAR.
De modo que, cuando la descendencia de los diestros denota la falta de estos ELEMENTOS INDISPENSABLES, los convierte de toreros, a lidiadores. Cuando la falta de facultades o de valor, o de conocimientos, y hay falta de interés o “afición”, les hace saltar al ruedo, con el afán de cumplir aseadamente, sin PASARSE AL TORO, AGUANTANDOLO, TEMPLANDOLO y MANDANDOLO, el torero se convierte en un simple lidiador, aunque conozca perfectamente los terrenos, las querencias y las condiciones del toro, no está toreando, sino concretándose a lidiar al toro.
Las Enciclopedias definen la palabra ARTE, de la siguiente forma: “ACTO POR EL CUAL, EL HOMBRE, VALIENDOSE DE ELEMENTOS MATERIALES, da forma SENSIBLE, A UNA CONCEPCION DEL ENTENDIMIENTO. En nuestro caso del toreo, los elementos materiales son los conocimientos y las reglas a las cuales me he referido anteriormente, pero la EJECUCION DEL TOREO, es la FORMA SENSIBLE Y PERSONAL DE LA CONCEPCION TAURINA DE CADA TORERO.
Estos razonamientos son, pues, los que nos hacen entender la diferencia entre LA LIDIA Y EL TOREO. Puede haber lidia, sin ser toreo, y no siéndolo, NO PODRA SER ARTE, porque EL ARTE lleva como condición inseparable el toreo, pero con LA EMOCION de su aguante, LA PLASTICIDAD de su temple, y la GALLARDIA Y MAJESTUOSIDAD de su mando. Entonces es, precisamente en el TOREO, donde los amantes auténticos del ARTE TAURINO, no podemos aceptar únicamente REGLAS, porque a ningún ARTISTA le pueden exigir reglas fijas de su concepción del arte que interpreta, sea éste la pintura, la escultura, la música, la poesía, la danza, o el teatro. De modo, que el aficionado puede admitir que un diestro, para serlo, conozca a fondo los terrenos, las querencias, las condiciones del toro, pero sí es un ABSURDO pedirle que toree con las manos altas o bajas, de frente o de perfil, de pie o de rodillas, mirando al toro o al tendido, con la cara seria o risueña. Es aquí donde el torero pone LO SUYO, y donde vienen las diferencias entre uno u otro.
El torero debe tener UNA CONCEPCION PARTICULAR DEL ARTE. Y mientras este ARTE sea más BELLO, MAS AGRADABLE A LOS SENTIMIENTOS, el torero puede ser entonces, UN ARTISTA EXCEPCIONAL, que es cuando lo disfrutamos más desde los tendidos, y es cuando la FIESTA DE LOS TOROS BRILLA CON MAS INTENSIDAD. ¡QUE VIVA LA FIESTA BRAVA!