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Jorge Canto Alcocer

Tras una gira perfecta por Tabasco y Campeche –con un juego suspendido en la Ciudad de las Murallas-, Leones dio rápida respuesta a la pregunta que nos hacíamos la semana pasada sobre la pertinencia del cambio de manager. ¡Claro que aún hay tiempo! Tan es así, que tan sólo en estos pocos días, los nuestros pasaron de la cuarta a la tercera posición del standing general, colocándose además a únicamente dos juegos y medio de los líderes Guerreros de Oaxaca y Diablos Rojos del México. Con 28 juegos por disputarse, aún falta camino por recorrer, pero es indudable que en la cueva se respira un mejor aire, y que la salida de Luis Carlos Rivera ha sido recibida con beneplácito al interior del equipo. Ello confirma que no únicamente fueron las pésimas decisiones de Rivera en el manejo de su bullpen lo que mantenía a la novena de capa caída, sino un ambiente incómodo, tenso o francamente nocivo.

Pero también hay que reconocer que Gerónimo Gil ha aportado su grano de arena en estos seis éxitos de sus primeras siete decisiones. La salida de Miguel Peña de la rotación, algo que fue pedido a gritos ante los evidentes problemas del zurdo texano, sólo se materializó tras el advenimiento del nuevo timonel, lo mismo que la también necesaria e inaplazable baja de Ronald Belisario. Ambos pitchers poseen una calidad innegable, pero vivieron este 2019 situaciones extraordinarias. Peña, quien en 2016-2017 hizo su aparición en La Mexicana con espectaculares números combinados de 20-5 con 2.60 de efectividad, se derrumbó este año de manera devastadora, algo que su condición física –no tiene lesiones, mantiene su velocidad y repertorio- no explica. Comenzó terriblemente mal en Tijuana, por lo que seguramente se pensó que su llegada al Kukulcán, un parque de pitcheo, le ayudaría a reponerse. No fue así, e incluso empeoró, por lo que la hipótesis más sólida es que pasa por problemas de otra índole, y lo más recomendable es darse un buen espacio, bajo el cuidado de profesionales de la salud y la psicología deportiva, y regresar, poco a poco, comenzando por Ligas menos competitivas y situaciones de menor responsabilidad. Lo de Belisario es parecido, aunque en su caso si se ha señalado que requiere una cirugía mayor, lo que tal vez precipite, desafortunadamente, el final de su carrera.

Entonces, seguramente fue la opinión de Gerónimo Gil la que tuvo mayor peso en los movimientos que afectaron a Peña y Belisario. La oficina, por su parte, hizo lo suyo al traer a Dustin Crenshaw para la rotación, quien tuvo un interesante debut de seis episodios sin carrera limpia ni base por bolas en Villahermosa –espació cuatro inatrapables y ponchó a cinco rivales-, y al panameño Enrique Burgos para el relevo corto. El paisano de “apaga y vámonos” ha estado de excelencia en cinco relevos, en los que sólo ha recibido una carrera limpia, para mostrar una efectividad de apenas 2.08. Con ese material, y manejando atingentemente al resto de sus relevistas, las cosas se ven muy diferentes que en los tiempos de Rivera.

También la ofensiva está respondiendo con vigor, y el “Pepón” ahora se ve mucho más arropado con los bates de Xavier Scruggs, Art Charles y Alex Liddi a la hora de las producciones. Jonathan Jones está callando muchas bocas –la mía principalmente-, y aunque está lejos de ser un primer bate espectacular, si ha sido un ofensivo de respeto y un hombre veloz; Leo Heras, sin la endemoniada velocidad de antaño, también ha aportado lo suyo. Incluso el tremendo José Juan Aguilar, con todo y su .338 de promedio, ha tenido que comer banca o entrar en las últimas entradas. Entonces, la maquinita de producir carreras está bien aceitada, y dando resultados.

Los puntos débiles siguen siendo la defensiva, que ha mejorado de manera sustancial, pero insuficiente. Todo parece indicar que Walter Ibarra ya no está para jugar las paradas cortas, y que Jorge Flores no lo estará nunca. Héctor Hernández es un buen utility, pero extrañamos aquellos tiempos de Pacho y Borges, cuando por ahí no se colaba ni el aire, y cortamargaritas fildeados en el fondo del abanico se convertían en maravillosos outs e incluso dobleplays. Pero bueno, no se puede todo en esta vida… ¿o sí? Otro renglón de no tanta seguridad es el cierre del juego, pues Josh Lueke se ha visto bien, pero nada más. No excelso ni majestuoso, sólo bien.

Leones regresa a la cueva para una semana crucial, haciéndole los honores a los Olmecas tabasqueños, que parece ya sacaron la lengua por esta temporada, pero todavía pueden dar muchos sustos, y a los Tigres quintanarroenses, a quienes enfrentarán en una larga serie de seis encuentros, que iniciará en nuestra ciudad este viernes y culminará en Cancún la próxima semana. Del resultado de estas dos series dependerá, en gran medida, cuál de los dos equipos peninsulares pasará directo a playoffs, y cuál disputara el último sitio con los Pericos, que si bien se mantienen en los puestos de abajo en estos momentos, con su exitosa primera vuelta prácticamente han amarrado al menos un quinto lugar y la disputa del comodín. Ya comentaremos.

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