Si el Super Bowl se decide en las trincheras, los Eagles de Filadelfia tienen una clara ventaja: Dos linieros ofensivos de calibre All-Pro y cuatro cazadores de cabezas con al menos 10 capturas cada uno. Si todo se reduce al equipo con las mejores opciones por aire y tierra, los Eagles tienen una clara ventaja: Un par de receptores de mil yardas y un ataque terrestre histórico.
Si el factor clave es un perímetro más talentoso, los Eagles tienen una clara ventaja: Dos corner backs de capacidad comprobada. Filadelfia ha construido un equipo sin huecos evidentes, lo que podría abrir la puerta a una repetición del Super Bowl de hace cinco años, cuando los Eagles aprovecharon un plantel con más variantes para superar a un quarterback ganador del MVP y conquistar el título.
Los Eagles le harán a Patrick Mahomes y a los Chiefs de Kansas City lo mismo que le hicieron a Tom Brady y a los Patriotas de Nueva Inglaterra y le darán a Filadelfia su segundo Lombardi. Esta versión de los Eagles podría ser incluso mejor que la de 2017, que llegó al partido por el título de la mano del pasador suplente Nick Foles.
Aunque Foles tuvo una sorpresiva actuación de MVP en aquel triunfo de 41-33 con tres pases de touchdown, una recepción de anotación y una serie para ganar el encuentro en el último cuarto, a pocos sorprendería ver a Jalen Hurts al frente del grupo. Hurts fue integrante del 2o equipo All-Pro tras imponer un récord de la franquicia con 35 touchdowns totales a pesar de ausentarse dos partidos por una lesión de hombro
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JAM