La Selección Mexicana de Futbol enfrentó una realidad incómoda este martes en el AT&T Stadium de Dallas, donde su partido contra Canadá se jugó ante una asistencia sorprendentemente baja. Este evento, que en el pasado habría atraído a decenas de miles de aficionados, apenas logró convocar a unos 20 mil espectadores en un recinto con capacidad para 80 mil personas.
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Este escenario, impensable hace apenas unos años, marca un punto de inflexión en la relación entre la Selección Mexicana y su afición en Estados Unidos. La decisión de cerrar los niveles superiores del estadio debido a la baja demanda de boletos subraya la gravedad de la situación.
El fenómeno no es aislado. Apenas unos días antes, en el Rose Bowl de Pasadena, México enfrentó a Nueva Zelanda ante una asistencia similarmente decepcionante. Estos dos eventos consecutivos sugieren un patrón preocupante para la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) y plantean interrogantes sobre el futuro del llamado "Mextour", ahora irónicamente rebautizado por algunos como "Moletour".
Las razones detrás de este aparente divorcio entre la selección y su base de seguidores en Estados Unidos son múltiples y complejas. El desempeño decepcionante en torneos recientes, como la eliminación en la fase de grupos de la Copa América jugada en suelo estadounidense, ha erosionado la confianza de los aficionados. Además, la saturación de partidos amistosos contra rivales percibidos como menores ha generado fatiga y desinterés entre los seguidores.
Javier Aguirre, actual director técnico del Tri, ha intentado mantener un tono optimista frente a esta crisis de asistencia. En declaraciones públicas, el "Vasco" ha expresado su confianza en que la afición volverá gradualmente. Sin embargo, es evidente que la preocupación existe dentro del cuerpo técnico y la directiva de la FMF.
El impacto de esta situación va más allá de lo deportivo. Durante años, los partidos de la Selección Mexicana en Estados Unidos han sido una fuente importante de ingresos para la FMF. La disminución drástica en la asistencia podría tener repercusiones significativas en el aspecto financiero y en la planificación futura de estos eventos.
La próxima Fecha FIFA de octubre, que verá al Tri regresar a territorio mexicano con partidos contra Valencia en Puebla y Estados Unidos en Guadalajara, podría ofrecer un respiro. Sin embargo, el verdadero desafío será reconquistar a la afición mexicana en Estados Unidos, un grupo que históricamente ha sido uno de los más leales y apasionados.
El camino hacia la reconciliación no será fácil. Requerirá no solo mejores resultados en el campo, sino también una reconsideración de cómo se planifican y promocionan estos eventos. La FMF deberá encontrar un equilibrio entre sus objetivos comerciales y la necesidad de ofrecer un producto deportivo atractivo y significativo.
AG