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Baja asistencia marca debut de Aguirre con el Tri en el Rose Bowl. Afición muestra descontento tras Copa América. Nueva Zelanda no atrae público

El regreso de Javier Aguirre al timón de la Selección Mexicana no fue suficiente para llenar las gradas del icónico Rose Bowl de Pasadena, California. El amistoso contra Nueva Zelanda, que marcó el inicio del tercer ciclo de Aguirre al frente del Tri, se jugó ante una audiencia sorprendentemente reducida, reflejando un creciente desencanto entre la afición mexicana en Estados Unidos.

El Rose Bowl, un estadio con capacidad para más de 90,000 espectadores y escenario de memorables encuentros del Tri, presentó un aspecto desolador. Menos de la mitad de las localidades fueron ocupadas, creando una atmósfera inusualmente silenciosa para un partido de la selección mexicana. El contraste con anteriores visitas del equipo nacional, donde el rugir de la afición era ensordecedor, fue notable hasta el punto de que el silbato del árbitro era claramente audible desde las gradas.

Este fenómeno de baja asistencia no puede atribuirse a factores económicos tradicionales. Los precios de los boletos, que oscilaban entre los 50 y 70 dólares, se consideraban accesibles en comparación con eventos anteriores. Además, el partido se anunció con varios meses de antelación, dando a los aficionados tiempo suficiente para planificar su asistencia.

La explicación de este desencanto parece radicar en factores más profundos. El pobre desempeño de México en la reciente Copa América ha dejado una huella de decepción en la base de seguidores. La eliminación prematura del torneo, donde México actuó como anfitrión, parece haber erosionado la confianza y el entusiasmo de la afición.

Otro factor que puede haber contribuido a la baja asistencia es la percepción del partido como un "molero". Nueva Zelanda, aunque un equipo respetable, no genera el mismo nivel de expectación que rivales más tradicionales o de mayor renombre. Esta combinación de un oponente poco atractivo y el reciente historial de decepciones del Tri parece haber creado una tormenta perfecta de apatía entre los seguidores.

El nuevo ciclo de Javier Aguirre, acompañado por la leyenda Rafael Márquez como auxiliar técnico, no fue suficiente para despertar el interés masivo de la afición. Este hecho subraya el desafío que enfrenta el cuerpo técnico no solo en términos de resultados deportivos, sino también en la reconexión emocional con una base de seguidores desencantada.