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Psicólogo explica por qué necesitamos más que la dopamina y serotonina para ser feliz

En el marco del Día Mundial de la Alegría que se conmemora el 1 de agosto, la UNAM realiza entrevista a Hugo Sánchez, académico de la Facultad de Psicología.

Cuidad de México, 31 julio (SinEmbargo).- La felicidad está relacionada con las expectativas que tenemos en la vida, determinada por el bienestar, la satisfacción de nuestras necesidades primarias, y eso nos lleva a una sensación de esperanza en el futuro. La alegría es cuestión de empatía, de ser sensibles ante lo que ocurre al otro pero también tiene qué ver con el placer, afirmó Hugo Sánchez, académico de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En el marco del Día Mundial de la Alegría que se celebra el 1 de agosto, Hugo Sánchez explicó que la alegría es a corto plazo y está conformada por pequeños episodios de sensación que nos hace sentir bien y también tiene que ver con la activación de sistemas relacionados con el placer. Eso nos lleva a entender por qué al escuchar música tenemos la sensación de estar contentos.

En dicho proceso se activan regiones del hemisferio derecho del cerebro relacionadas con la entonación y ritmo también se liberan sustancias como dopamina  y serotonina  que nos permiten tener esa sensación momentánea que nos hace sentir bien.

“Las artes son lo más engarzado con esa emoción; su apreciación lleva a la neurobiología de la estética o la percepción de lo bello: observar una pintura, una escultura, o incluso leer, activan diferentes regiones del sistema nervioso central que nos pueden generar alegría. Pero todo eso son conceptos que apenas estamos estudiando” dijo para la UNAM el académico.

Realizar actividades lúdicas no sólo nos alejan de la monotonía también permiten que existan chispazos de alegría que a largo plazo conforman la felicidad. La alegría también puede existir en momento que no sean necesariamente felices, Hugo Sánchez argumenta que quienes tienen un familiar en etapa terminal y fallece luego de haber sufrido mucho puede brindarnos una sensación de alegría, aunque eso haya sido un evento triste, pues nos permite asumir que ya no tendrá dolor y a eso se le llama empatía.

Esto se relaciona con una parte emocional que se desarrolla en las llamadas “neuronas espejo” que nos ayudan a ponernos en el papel del otro, al descodificar su expresión facial, su postura y activar diferentes regiones del cerebro a nivel lingüístico y nos permite interpretar de manera adecuada su emoción.

La alegría, comenta Hugo Sánchez “puede ser resultado de emociones complejas como la ansiedad que sentimos al tener un nuevo empleo, pero es posible sentirnos alegres cuando renunciamos a un puesto donde ganábamos mucho dinero pero nos presionan, el ambiente es incómodo y no nos aprecian por lo que somos”.

En conclusión, no existe formula para estar alegres pero es posible ser empáticos como resultado de un proceso terapéutico el cual recomienda Hugo Sanchez y así evitar que las complicaciones del día a día terminen en situaciones patológicas que nos deterioran emocionalmente.

“No debemos acudir sólo cuando tenemos depresión mayor, estrés postraumático o ansiedad generalizada; con ayuda de un especialista encontraremos mejores formas de desarrollarnos en la vida y de encontrar con mayor facilidad la alegría, ésta es buena para la salud pero también lo es transitar por el resto de los estados emocionales”, apuntó.

Por Redacción / Sin Embargo

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