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El libro recién presentado La vida oculta de Felipe Carrillo Puerto, de Valerio Buenfil, es obra que apunta a llamar la atención de quienes encuentran en el tema del movimiento revolucionario en Yucatán y sus personajes un motivo de lectura y reflexión. Es un largo ensayo de quien es antropólogo, periodista y editor, además de ejercer como cronista de su pueblo. En esta investigación, realizada entre 2009 y 2010, el autor dispuso del valioso apoyo de ese acucioso investigador de archivos y maestro llamado Mauricio Dzul Sánchez para entregarnos un texto con datos históricos poco conocidos del líder social nacido en Motul, avalados con un largo trabajo de consulta de fondos documentales e ilustrado con espléndidas imágenes de época de la Fototeca Pedro Guerra, de la UADY. Sus 146 páginas vienen a aportar información obtenida básicamente en legajos del Archivo General del Estado y otras fuentes primarias, misma que ha sido publicada en forma de entregas a través de la revista La Voz de Motul, de circulación regional. Este volumen viene a enriquecer el caudal bibliográfico que habla de la vida y proyección de aquel dirigente social que habría de ser reconocido como “Mártir del proletariado nacional” por los alcances de su lucha campesina, por su entrega a la causa de los desposeídos y por lo trágico de su muerte.
Gestado con un enfoque novedoso, en la medida que centra su atención en las etapas primeras de la participación carrillista en actividades públicas de esa ciudad enclavada en el centro de la actividad henequenera de fines del siglo xix y principios del xx. El presente trabajo toma distancia de otras investigaciones de historiadores locales y extranjeros que han exaltado la figura de Carrillo Puerto “más allá de la dimensión de lo humano, convirtiéndolo en leyenda o en mito”. Su mérito central radica en que, de algún modo, rescata y da noticia de los inicios del personaje en el quehacer político partiendo de hechos casi desconocidos que inducen al autor a darle el título sugerente de La vida oculta de Felipe Carrillo..., aunque el adjetivo no corresponda del todo con lo que el lector encontrará en sus páginas.
Lo que debe reconocerse a este largo ensayo son los aspectos formativos, en apariencia intrascendentes, de su paso por la administración municipal como tesorero, síndico y regidor de la comuna de Motul, así como su breve desempeño como presidente municipal hacia octubre de 1916, luego de una campaña electoral que diera aviso de su poder carismático y del liderazgo natural que lo acompañaría por siempre. Llaman la atención las acciones emprendidas, de esa etapa de su vida, en forma fulgurante, que hacían de manifiesto un temperamento fuerte y un carácter impetuoso propios de una personalidad propensa a la contravención, las prisas y las exigencias. El Carrillo Puerto de esas fechas exhibía a sus cuarenta años y con acciones sobre la marcha las urgencias del redentor solidario y del abanderado de las causas justas, tal como aparece en las páginas del texto: una instrumentación sorpresiva, al día siguiente de su toma de posesión como alcalde, de un proyecto de vivienda popular para trabajadores en terrenos de la quinta “La Azurea” imponiéndole, en acción de gracias, el nombre de quien había sido su jefe y mentor político, Delio Moreno Cantón, hecho que le confiere un perfil de precursor de lo que al paso de los años sería el Instituto del Fondo Nacional de Vivienda para los Trabajadores (Infonavit); sus audaces desacuerdos con el todopoderoso general Alvarado, entonces gobernador militar del Estado por el mando de la policía municipal; la creación como organización de combate político e ideológico de la Liga de Resistencia “Nachi Cocom”, héroe de la rebeldía maya, cuya ascendencia y nombre adoptaría para efectos de confirmación carismática ante sus seguidores; los repartos de tierras de labranza como expresión de un zapatismo beligerante adquirido en su paso reciente por tierras morelenses, luego de salir de prisión en 1913 por la muerte de Arjonilla; la promoción y agitación campesina en municipios aledaños de la zona, como Dzemul y Sinanché, registrada bajo su influencia y denunciada reiteradamente por los hacendados de la zona, importante para la economía del Estado por el volumen de producción henequenera que manejaban como señores feudales; así como la institución de una logia masónica con el mismo nombre de aquel héroe maya de Sotuta con un grupo de sus familiares y afectos, punta de lanza del manejo underground de los hilos de arreglo del poder político doméstico en un momento de manifiesto apoyo alvaradista a la masonería; socialización intencionada del béisbol, pasando de entretenimiento para hijos de hacendados de la “casta divina” a práctica deportiva de niños y jóvenes indígenas del campo yucateco; además de un anticlericalismo que lo identificaba, junto con sus hermanos, con una línea de acción del presidente Carranza. Es decir, que Felipe desde su etapa temprana avanzaba como un “todo terreno” en la vida pública de su comunidad marcada socioeconómicamente por los altibajos del henequén, planta que habría de ser por décadas sustento y destino triste para muchos de nuestros abuelos. Como afirma el propio Buenfil Méndez “su actuar lo llevaría a ser reconocido por el General Alvarado e invitado a colaborar con el gobierno como presidente de la Comisión Local Agraria para encabezar la implementación del programa que ofrecía la Ley Agraria de Yucatán”. Y “de ahí pál real”, es decir, camino a la inmortalidad consagrada en letras de oro que indican su nombre desde las paredes del Palacio Legislativo de la República. De esto y más encontrará el lector en sus renglones e imágenes.
Esta es la primera de tres entregas de capítulos de la obra, de lectura obligatoria para quienes hacen de la Revolución mexicana en Yucatán motivo de interés permanente.
La Vida Oculta de Felipe Carrillo
en Motul
Valerio Buenfil Méndez
Felipe
Felipe Carrillo Puerto es un símbolo fuertemente arraigado de la identidad motuleña y es uno de los personajes políticos más sobresalientes en la historia de Yucatán. Nació en la ciudad de Motul bajo el signo de Escorpión el 8 de noviembre de 1874, en el cruce de las calles 28 x 29, en contra esquina con el hoy mercado municipal “20 de Noviembre”.
Se dice que poseía encanto y dulzura y que los campesinos mayas henequeneros le llamaban “Yaax Ich”, según apunta su hermano Acrelio, porque tenía ojos verdes que se tornaban azules.1 La periodista norteamericana Alma Reed lo describió por “sus deslumbrantes ojos que –según el tipo de luz– se veían unas veces grises y otras color jade”. Por estas aseveraciones se apunta que era un hombre enigmático.
Los hermanos Carrillo Puerto fueron 14, que nacieron del matrimonio del Capitán Justiniano Carrillo Pasos con Adela Puerto Solís, siendo estos: Enriqueta, Felipe, Hernilda, Josefa, Gualberto, Elvia, Eraclio, Eliodoro, Audomaro, Acrelio, Edesio, Benjamín, Angelina y Wilfrido. De todos ellos, Felipe por ser el primer varón, asumió las responsabilidades como primogénito de la familia. Por su parte, Elvia, la más aguerrida, destacó entre las mujeres. En la década de los ochenta del siglo xix; la familia Carrillo Puerto fue registrada en la Primera Sección del Padrón General de los habitantes de la ciudad y del Partido. Iniciaba la lista Justiniano Carrillo, jefe político, varón de 51 años, casado, comerciante, le seguía su esposa Adela Puerto de 31 años, casada; su hija Enriqueta Carrillo, de 16 años soltera; Felipe Carrillo, de 14, varón, comerciante, soltero; Hernilda Carrillo, de 12 años; Josefa Carrillo de 11 años; todos estos con conocimientos en lectura y escritura y estaban vacunados. Por su parte, Gualberto de 9 años, Elvia de 7, Eraclio de 5, Audomaro de 3 años y Acrelio de 1 año, estaban vacunados, pero por su edad todavía no sabían leer y escribir.2
Doña Adela Puerto, madre de Felipe, provenía de una familia fuertemente arraigada en Motul, siendo la primera de 4 mujeres. Todas se casaron con hombres prósperos de negocios y hacendados; y formaron familias honorables. Doña Rita Puerto de Novelo, Doña Valentina Puerto de Palma, Doña Tomasa Puerto de Espejo y Doña Adela Puerto de Carrillo. Adela fue una mujer de gran carácter que educó a sus hijos en los valores propios de la época, y tal vez, más adelantados a su tiempo.
Don Justiniano Carrillo Pasos no era originario de Motul. Fue Capitán y Jefe de la Guarnición de Tihosuco, pueblo donde inició la Guerra de Castas en 1847, bajo el mando del General Francisco Cantón Rosado. Por sus rasgos, Justiniano parece irlandés y no español. Un comerciante y Capitán. Un guerrero con visión humanista, valores y estrategias de lucha. Después de servir varios años como Jefe de Plaza de Tihosuco, pidió su retiro y estableció una ferretería en la ciudad de Motul, ubicada en la esquina de la calle 27 por 26, conocida hoy día como “El Control”.
Los Campos, los Palma y los Puerto fueron los troncos familiares de los más ricos y poderosos en Motul en esos años. Por el lazo familiar de la madre, Felipe Carrillo formaba parte de la clase dominante de la ciudad.
Los Carrillo Puerto se constituyeron en una familia de comerciantes emprendedores que incursionaron exitosamente en la política. El más visionario fue Felipe, Edesio fue el carismático, Eraclio el operador, Benjamín el militar, Acrelio el escritor y Elvia la revolucionaria, esbelta, hermosa y carismática.
Pero también tuvieron otros atributos: Felipe, Gualberto, Eraclio, Audomaro y Acrelio participaron en distintas bandas musicales que se formaron en esos tiempos en la ciudad de Motul, llegando a participar en la banda oficial de la ciudad. Felipe y Benjamín se aficionaron a las armas. Benjamín ingresó al Colegio Militar y Felipe participó con el grado de Coronel en el Ejército de Emiliano Zapata durante la Revolución mexicana.
Por el Padrón de Habitantes de la Ciudad de finales de la década del siglo xix, sabemos que Felipe desde los 14 años figuró como comerciante. Su actividad principal era la ayuda en la administración del negocio de su padre. Allí aprendió en la práctica la diferencia entre el valor y el precio de las cosas. Todos los hermanos hombres aprendieron en la ferretería de la familia la administración, siendo los más destacados Edesio y Eraclio. En esos años visitaba la ciudad el Prof. Rodolfo Menéndez con su periódico La Escuela Primaria, que tenía como patrocinador en la ciudad a Don José María Campos como Jefe Político, por lo que la educación de los hermanos Carrillo Puerto pudo estar influenciada por el insigne profesor.
Durante los primeros años de la vida de Felipe, la ciudad de Motul tuvo un desarrollo exponencial. Por las vicisitudes de la Guerra de Castas, se recibieron distintas migraciones poblacionales. Primero las del Oriente del estado, principalmente de Valladolid, Sotuta, Espita, Tinún, Dzitás, Izamal y Cenotillo. La energía de esta gente y su espíritu emprendedor, aunado al auge que estaba teniendo la industria henequenera, hicieron producir esta tierra y convirtieron a la ciudad y la región en el eje de la economía yucateca, gracias a sus suelos, su ubicación estratégica y su relación con la economía norteamericana.
El industrial Cyrus McCormick inventó la máquina engavilladora de cereales que funcionó con el cordel de henequén binder twine que se producía en la región. Alrededor de 1870 surgieron las primeras haciendas henequeneras para atender la demanda de mecanización de la agricultura norteamericana.
El desarrollo de Motul se vinculó al Golfo y al Caribe. Existieron más de 10 familias grandes que dominaron la industria henequenera en la región: Los Campos, en sus dos vertientes: “Los Campos Blancos” y “Los Campos Negros”, los Palma, Los Puerto y Los Novelo. La familia Carrillo Puerto, así como muchas otras familias importantes de la ciudad, aprovecharon este auge industrial y comercial, relacionándose incluso a nivel internacional.3
En 1883 la ciudad de Motul era próspera y tenía un comercio muy activo: librerías, lencerías, abarrotes, ferreterías, cristalerías, locerías, comisionistas, boticas, sombrererías, joyerías y bancos, entre otros. Así como buenos servicios profesionales: abogados, médicos, ingenieros, farmacéuticos, notarios, etc. La Industria estaba bien cimentada: cocheras, panaderías, corchaderos, telares, neverías, molinos de maíz, jabonerías, destilerías, alfarerías, velerías, sorbeterías, agencias de publicaciones, prensas de empacar. De las artes tenía: platerías, tonelerías, hojalaterías, carrocerías, talabarterías, herrerías, barberías, encuadernaciones, sastrerías, relojerías, pintores, escultores, concherías, tenerías, carpinterías; entre los oficios había fundiciones, ebanisterías, imprentas y litografías.4 Por este movimiento económico a Motul se le conoció como la Perla de la Costa.
Justiniano figuró en política como regidor del Cabildo en varias ocasiones. En 1889 cuando Francisco Cantón fue Gobernador, designó a Justiniano Carrillo Pasos Jefe Político del Partido de Motul. En esos años Motul tenía la Jefatura Política de la región con las siguientes municipalidades bajo su jurisdicción: Motul, Baca, Bokobá, Cacalchén, Dzemul, Telchac Pueblo y Sinanché.
Continuará.
Notas
1 Acrelio Carrillo Puerto se constituye en el más connotado cronista de Felipe, quien sintetiza su vida y obra en: La familia Carrillo Puerto de Motul con la Revolución Mexicana, s/e, Mérida, Yucatán, México, 1959.
2 AGEY. “Padrón General de la 1º Sección de Motul” Fondo Municipios, Sección Motul, caja 1, vol. 4, exp. 1, 1880.
3 Acrelio Carrillo Puerto: La familia Carrillo Puerto de Motul con la Revolución Mexicana, ob. cit.
4 AGEY. “Cuadro estadístico del partido de Motul”. Fondo Municipios, Sección Motul, caja 2, vol. 5, exp. 16, 1884.