Síguenos

Última hora

Cierran navegación en Puerto Progreso por los efectos del Frente Frío 24

Entretenimiento / Virales

'Sólo los mestizos son más bellos y perfectos que los negros”

Antropólogo Jorge Franco Cáceres

Conocí a Mido Bezarti en Lima hace varios años. El Rubio, como le decían los colegas antropólogos y demás amigos universitarios, era el más alegre investigador y entusiasta participante de la cultura negra sobreviviente en Perú, así como el intérprete más desprejuiciado que conozco del mestizaje negroide en los países andinos.

Nuestro intercambio comenzó cuando le comenté que, en paseos libres por la capital peruana, había conocido varios a jóvenes amestizados que me platicaron que, a pesar de haberlos conseguido por acreditaciones escolares, habían renunciado a sus puestos en instituciones públicas o privadas por problemas de discriminación.

La camaradería personal y aplicación profesional de Mido no dejaron pasar mi comentario. Así comencé a acceder a sus originales ideas y sus especiales sentimientos sobre el racismo que se ha vivido en ese país desde la conquista española. Ahí mismo, él me advirtió que para entender el racismo en Perú debemos asumir que los denominados afroperuanos viven de diversas formas raciales en la vida cotidiana de hoy.

La primera interpretación fascinante que Bezarti compartió conmigo en una cevichería de Miraflores me reveló que, aunque parece natural en su país que los blancos crean que son atractivos, inteligentes y bondadosos y que les repitan esto desde los gobiernos y las iglesias, pocos son los negros que lo creen realmente de ese modo.

En la primera de nuestras charlas, el Rubio compartió una cátedra sobre discriminación en el período colonial. Me dijo que había sido un tiempo de mandatos diferenciados en Perú para los que no eran negros, es decir, unas leyes para los extranjeros blancos y otras para los originarios pardos. Señaló también que los negros africanos introducidos por los esclavistas europeos no tenían derechos humanos y los mestizos negroides se encontraban al amparo exclusivo de Dios.

Mido aprovechó mi atención para destacar que, a pesar de prescripciones raciales de las leyes coloniales, negros, pardos y blancos se unían con o sin la bendición divina e, incluso, con o sin el registro oficial. Recordó también que sus herederos dieron vida a un universo andino de castas negroides que, siguiendo las enseñanzas ancestrales de los negros africanos de quienes provenían, toleraron pero nunca creyeron que los blancos eran superiores porque detentaban los poderes económico, político y social.

Como amigo cercano y colega generoso, no dudó en revelarme que, desde esa época tanto como hasta hoy día, los negros peruanos entendieron que tenían que buscar amestizarse, no tanto para blanquearse con el propósito de adquirir reconocimiento social y mejorar sus condiciones existenciales, sino por una razón humanística y resiliente muy suya. Bezarti me aclaró que se refería a que los negros estaban convencidos de que solo los mestizos surgidos de ellos con los pardos y los blancos, serían superiores como seres humanos, es decir, más bellos y perfectos que los mismos negros.

Mido me explicó también que los actuales afroperuanos están convencidos de que deben ayudar a reparar la inferioridad humana que implica no tener sangre negra. Esto significa que ellos tienen que “empujar” a los blancos y a los pardos a superar la desventaja social de carecer de rasgos negroides, para dejar atrás la debilidad humana de ser ajenos a las poderosas combinaciones con los negros. Me confió que así entendió que los negros compartían la convicción de unirse con personas lo más blancas o lo más pardas posible, para mejorar las posibilidades de sobrevivencia y bienestar del género humano.

Hábil cómo antropólogo social y genial como humanista liberal, El Rubio me dijo que la práctica del desnegramiento en el Perú no solo ocurría mediante uniones selectivas de los negros con personas consideradas blancas o pardas, sino también a través de la estética negroide que recurre a ungüentos blanqueadores, cosméticos aclaradores y vestuarios modales, como símbolos de pertenencia a familias negroides exitosamente amestizadas. Aquí, Mido hizo un paréntesis para observar que pensaba que esto sucedía entre los afroperuanos tanto como suele suceder entre los negros de otros países andinos y los del Caribe.

Bezarti continuó señalando que el repunte del racismo evolucionista, es decir, la componenda de líderes europeos y americanos que afirmaban la existencia de razas humanas superiores e inferiores, fue asumida por los negros peruanos como otra oportunidad de mestizaje con blancos europeos para mejorar sus posibilidades humanas. Observó que crecieron en ese tiempo los acercamientos personales y las uniones matrimoniales entre negros y blancos, como rechazo político y social hacia ese racismo, lo que constituyó un tiempo boyante para el amestizamiento negroide.

En un momento justo de nuestra plática, Mido me retó a aceptar la postura antropológica que asume creer que lo blanco es bello y perfecto, producto publicitario de una historia racista completamente falsa para los negros. Dijo que esa historia remite a una dominación siniestra para los pardos originarios y a otra de predomino que no es tan perverso para los blancos extranjeros, pero que no es nada de eso para los negros.

El Rubio me explicó que los afroperuanos de hoy día saben que las vidas de los blancos y los pardos siguen anudadas por complacencias hacia sus rasgos físicos, sus creencias religiosas, sus historias conquistadoras, etc. No se han deshecho de caudales de prejuicios racistas que les reiteran que son distintos y superiores, a pesar de que para los negros ellos son más que feos e imperfectos. Agregó que están convencidos de que no aprueban el proceso de blanqueamiento artificial y tampoco siguen prácticas de amestizamiento selectivo para parecerse a los blancos y los pardos, sino para darles a ambos oportunidades sociales de superar sus debilidades humanas.

Mido Bezarti concluyó señalando en esa plática memorable para mí que las formas del racismo negroide contra los blancos y los pardos no amestizados en Perú son implacables. Hay racismo de negros contra blancos y pardos que pretenden ser completamente puros, es decir, contra todos aquellos que no han asumido las ventajas que tiene ser negro para la sobrevivencia en las más adversas condiciones, y que no reconocen lo que significa el amestizamiento negroide para el bienestar general del género humano.

Para terminar, mi amigo y colega me aclaró que toda su explicación histórica y antropológica fue para responder a mi comentario sobre la discriminación que padecen los jóvenes mestizos en los puestos públicos y privados en Perú. Y concluyó que esto sucede porque ahí son incapaces de reconocer que la superioridad intelectual de estos peruanos negros es resultado de su amestizamiento negroide y no debido a sus raíces negras.

Siguiente noticia

Portada