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La reforma presupuestal, la ley de emergencia y el bloque económico-social ante la pandemia del COVID-19

Antropólogo Jorge Franco Cáceres

El problema con los diputados del PAN, los del PRI que los secundan, los del PRD que se volvieron mudos, los de MORENA que no los cuestionan, etc., es que, ahora en la discusión de la iniciativa presidencial de reforma a la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, no saben ser de nuevo serios y responsables.

Se atreven primero a pedir que se retire la iniciativa presidencial y amenazan con no participar en las sesiones legislativas para analizarla. Luego, estos representantes condicionan su consideración a que se integre una nueva ley que permita enfrentar la emergencia por COVID-19, además de conformar un bloque económico y social.

Finalmente, atemorizados por quedar fuera de su aprobación por la mayoría legislativa, participan de la deliberación y anuncian que estarán en la votación de la reforma presupuestaria. Todo sucede sin que los diputados opositores den muestras de entender las lecciones sociales y humanísticas que está dejando la pandemia de COVID-19 después de 36 años de abusos y despojos neoliberales en México.

Ojalá dieran muestras de capacidad intelectual para comunicarnos que tienen algo más que simplezas ideológicas, como esa payasada de que “esta crisis por el coronavirus nos ha venido como anillo al dedo, pero sí debemos impedir que se convierta en soga al cuello”. O que tienen un poco de sensibilidad política para no ser tan obvios desde sus consignas desesperadas, como esas peroratas sobre la “fallida estrategia de crecimiento económico” o que “ya no hay más tiempo para improvisaciones, ocurrencias o caprichos irrealizables”. No se miden para evidenciar falta de inteligencia y serenidad cuando pretenden que son protagonistas.

Sin haber elaborado algún análisis sustantivo sobre los sectores que dejarán de ser rentables por sí mismos, de las empresas que caerán en quiebra sin remedio, de los negocios que se verán comprometidos a menos que reciban subsidios o contraigan deudas, los diputados opositores hablan de un plan de rescate económico que parece un remiendo arbitrario y misceláneo de sectores, empresas y negocios sin futuro en la etapa posterior de la pandemia de COVID-19.

I) Lecciones sociales y humanísticas frente a simplezas ideológicas y componendas desesperadas

No vemos que sean capaces los representantes de compartir mensajes sociales y humanísticos como el que, desde el Palacio Nacional, dirigió el presidente Andrés Manuel López Obrador, luego que felicitó el domingo de la “Santa Cruz” a los maestros albañiles y los trabajadores de la construcción del país y a migrantes mexicanos en Estados Unidos, y enumeró las lecciones que ha dejado la pandemia del COVID-19, llamando a emprender mediante una tarea colectiva su reconstrucción.

A diferencia de los diputados señalados, el Presidente de la República sí cuestionó la irresponsabilidad de los gobiernos neoliberales, indicando que el coronavirus ha descubierto la desatención por décadas de las enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes, obesidad y los padecimientos renales. Lamentó que todo esto sea resultado de las corruptelas en los servicios de salud, el consumo de productos alimenticios industrializados conocidos como “chatarra”, la ausencia de educación nutricional, el bajo índice de fomento al ejercicio físico y las actividades deportivas, etcétera.

Antes de precipitarse en posturas demagógicas y populistas a partir de retóricas “contenedoras” de la epidemia y medidas “rescatistas” de la economía, el jefe del Estado mexicano compartió abiertamente las lecciones que deja a México la pandemia del COVID-19:

1) La primera lección indica que es indispensable que fortalezcamos los sistemas públicos de salud y, al mismo tiempo, consideremos que, al igual que la educación y la seguridad social, la salud no puede ser una simple mercancía ni un privilegio, sino un derecho constitucional de los mexicanos, porque es un principio inherente de todos los seres humanos.

2) La segunda lección es que debemos atender el grave problema de las enfermedades crónicas, porque son muchos los mexicanos que pierden la vida por los infartos, la obesidad y la diabetes.

3) La tercera lección nos pide que procuremos un mundo más solidario y hagamos valer la fraternidad universal, evitando acaparar alimentos, medicamentos y equipos hospitalarios.

4) La cuarta lección es que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) deben convocar de inmediato a los gobiernos y los científicos del mundo a la creación de vacunas contra el coronavirus.

5) La quinta lección es que debemos desechar el modelo económico que genera riquezas sin bienestar y procurar mayor intervención del Estado en el cumplimiento de su responsabilidad social, para garantizar derechos básicos y universales.

6) La sexta lección es que nos corresponde fortalecer valores culturales, morales y reconocer a la familia como la mejor institución de seguridad social.

7) La séptima lección es se requiere la reconversión de los organismos económicos y financieros internacionales, como el Banco Mundial (BM), Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Interamericano de Desarrollo (BID), G-20, OCDE, etc., porque actualmente no son verdaderos promotores de desarrollo y bienestar de los pueblos.

8) La octava lección consiste en que debemos procurar que las ideas y las lecciones de los gobiernos de los países del mundo, se guíen por principios humanitarios más que por intereses económicos o personales.

A diferencia del mensaje presidencial, a los diputados del PAN que coordina Juan Carlos Romero Hicks y demás representantes minoritarios detrás de ellos, solo parece interesarles la emergencia pandémica para tratar de alborotar desde una serie tramposa de medidas tecnocráticas para endeudar al Gobierno Federal y arruinar al Estado mexicano.

Tratan de impulsar una arbitraria sarta de reclamos economicistas, con la que intentan hacer valer la consigna conservadora de que los sectores privados en proceso de quiebra financiera tengan privilegios estatales, a partir de acuerdos entre las oposiciones reactivas y las reacciones sectoriales. Por está razón, los representantes minoritarios no hablan más que de artificios institucionales para la entrega incondicional de recursos públicos a las empresas y los negocios ultimados por la pandemia del COVID-19.

II) Una arbitraria sarta de medidas tecnocráticas para endeudar al Gobierno Federal y arruinar al Estado mexicano

Lejos de los compromisos con la austeridad republicana, el combate a la corrupción y la impunidad, la programación institucional al margen de endeudamientos externos, la pacificación nacional y el estado de bienestar, los diputados opositores coinciden en pretender la pandemia de COVID-19 como una simpleza útil para componendas partidistas: “una gran crisis debe ser recordada como la oportunidad para que nuestro país renazca, pero es fundamental mantener la unidad, la generosidad y la altura de miras para lograrlo”.

Veamos a continuación lo que comparten los representantes minoritarios como retóricas “contenedoras” de la epidemia viral y como medidas “rescatistas” de la economía miscelánea.

A) Medidas “rescatistas” de la economía miscelánea

1) Dicen una vez más que hay que diseñar el esquema federal de la República, para que sea más tecnocrático en los aspectos concernientes al municipio libre y la soberanía estatal. Se trata de lo que ellos pretenden como el auténtico federalismo.

Hace varios sexenios que vienen repitiendo eso de tanto municipio como sea posible y tanto Estado como sea necesario, insistiendo en que el asunto se reduce a la distribución tecnocrática de las atribuciones del artículo 124: las exclusivas, las coordinadas, las concurrentes.

La experiencia nos dice que los diputados repiten eso cuando sus partidos no están en los poderes estatales. Sucede cuando están en los gobiernos y las legislaturas que no saben cómo llevarlo a la práctica, y sí lo aprovechan para disponer arbitrariedades e imponer corruptelas desde los estados y los municipios.

2) Pregonan también que hay que rediseñar el Congreso mexicano y los ayuntamientos impulsando otra reforma tecnocrática. Pretenden que esta será estructural si se revisa “lo que es” el Constituyente Permanente, las Cámaras del Congreso de la Unión y los Congresos locales.

Siempre incapaces de ser asertivos en sus posturas partidistas y sus comunicados oficiales, hablan en términos valorativos de que el Congreso “debe ser” un Poder Legislativo y “no un querer ser” legislativo.

Lejos de los compromisos sociales y humanísticos, los diputados opositores predican también que un Congreso serio y responsable debe una gran dependencia más tecnocrática: tener biblioteca, archivo, centros de estudio de talla internacional, servicio civil de carrera y, sobre todo, dedicarse a cuatro funciones administrativas: representación, legislación, presupuestación y control, y fiscalización.

3) Luego de 36 años en los poderes, vuelven los representantes del PAN a repetir que el país necesita de la instancia tecnocrática denominada Convención Nacional Hacendaria, para las revisiones convencionales de ingreso, gasto, inversión, deuda, patrimonio público y, sobre todo, la pretendida transparencia para la fiscalización y la rendición de cuentas. Nunca lo hicieron en los sexenios panistas plagados de fraudes y despojos, a pesar de que hablan que se han realizado cuatro convenciones hacendarias y de pretender una más.

4) En el corto plazo, los representantes minoritarios señalan también que urge otra instancia tecnocrática denominada Consejo Económico para la Atención de la Emergencia, pretendiéndolo desde su demagogia populista como una organización de la sociedad civil, la academia, el sector productivo y las instituciones públicas.

5) Finalmente, su última urgencia tecnocrática ante la pandemia del COVID-19 la pretenden los opositores como un Consejo Fiscal, es decir, como un órgano autónomo permanente, pero con capacidad especialmente tecnocrática para evaluar la política fiscal, monitorear el cumplimiento de las reglas y vigilar el manejo de las finanzas públicas.

B) Retóricas “contenedoras”

de la epidemia viral

Aunque las pretenden como propuestas serias y responsables, las medidas tecnocráticas de los diputados opositores no pasan de retóricas “contenedoras”. Digan lo que digan en sentido contrario, no son garantías para contener los efectos de la pandemia del COVID-19 y menos son necesarias para la protección de los empleos y los ingresos de los mexicanos.

No son muy diferentes las “propuestas” de los representantes señalados en el Congreso de la Unión, que son listas de exigencias rabiosas que elabora el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) para publicitarse desde los medios pagados y las redes sociales como opositor del Gobierno Federal.

Como ya dijimos, sin análisis de los sectores que dejarán de ser rentables, de las empresas que caerán en quiebra, de los negocios que se verán comprometidos, los opositores no están proponiendo plan alguno de recuperación económica. Solo están tratando de forzar un remiendo arbitrario y misceláneo de sectores, empresas y negocios sin futuro después de la pandemia de COVID-19.

Veamos en que consisten sus retóricas “contenedoras” de la pandemia.

1) Sin reparar en los recursos disponibles, los presupuestos vigentes, en los sectores que dejarán de ser rentables, las empresas que caerán en quiebra y los negocios que se verán comprometidos, piden al Gobierno Federal un apoyo económico de 3 mil 207 pesos mensuales para todos aquellos que pierdan su fuente de ingreso por la pandemia.

2) Sin reparar en los recursos disponibles, las disposiciones presupuestales, en los sectores que dejarán de ser rentables, las empresas que caerán en quiebra y los negocios que se verán comprometidos, reclaman para todos un paquete de instrumentos que garanticen certeza jurídica, administrativa y salarial en materia de trabajo.

3) Sin reparar en los recursos disponibles, los presupuestos vigentes, en los sectores que dejarán de ser rentables, las empresas que caerán en quiebra y los negocios que se verán comprometidos, exigen para todos la extensión del Impuesto Sobre la Renta (ISR) a trabajadores que ganen menos de 10 mil pesos al mes.

4) Sin reparar en los recursos disponibles, los presupuestos vigentes, en los sectores que dejarán de ser rentables, las empresas que caerán en quiebra y los negocios que se verán comprometidos, piden para todos la suspensión mínima de cuatro meses de pagos a quienes tengan hipotecas de interés social, en Infonavit como en Fovissste.

5) Sin reparar en los recursos disponibles, los presupuestos vigentes, en los sectores que dejarán de ser rentables, las empresas que caerán en quiebra y los negocios que se verán comprometidos, reclaman para todos la extensión del pago de energía eléctrica por dos bimestres, cuando menos.

6) Sin reparar en los recursos disponibles, los presupuestos vigentes, en los sectores que dejarán de ser rentables, las empresas que caerán en quiebra y los negocios que se verán comprometidos, exigen el otorgamiento indiferenciado de microcréditos con tasa cero al sector de autoempleo formal o informal de la economía.

7) Sin reparar en los recursos disponibles, los presupuestos vigentes, en los sectores que dejarán de ser rentables, las empresas que caerán en quiebra y los negocios que se verán comprometidos, reclaman la deducibilidad de lo que resta del año fiscal del pago de colegiaturas, alojamientos, transportación y restaurantes, para quienes no hayan rebasado un ingreso de 500 mil pesos anuales en el ejercicio fiscal inmediato anterior.

8) Sin reparar en los recursos disponibles, los presupuestos vigentes, en los sectores que dejarán de ser rentables, las empresas que caerán en quiebra sin y los negocios que se verán comprometidos, piden favorecer y apoyar a las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes).

Pretenden que se haga mediante varios subsidios temporales: a) para los alquileres de las mipymes que acrediten una pérdida de solvencia significativa; b) para los pagos de las cuotas obrero patronales del IMSS, Infonavit e ISSSTE y c) para ayudas en sentidos fiscales, para aumentar liquidez, evitar la pérdida de empleos, reactivar la economía nacional.

9) Finalmente, ahora sí reparando en los sectores que dejarán de ser rentables por sí mismos, con empresas que caerán en quiebra sin remedio y negocios que se verán comprometidos a menos que reciban subsidios o contraigan deudas, reclaman la suspensión de los pagos provisionales del ISR en los sectores aéreo, turismo, transporte y logística; la reducción del IEPS para los combustibles hasta en un 50%, y la suspensión de tres meses del pago del servicio de energía eléctrica.

Los diputados opositores declaran a los medios pagados y publican en las redes sociales que su arbitraria sarta de medidas tecnocráticas para endeudar al Gobierno Federal y arruinar al Estado mexicano, debe proceder a la brevedad, porque creen que la reapertura gradual de la economía ocurrirá a partir de mayo. No son capaces de asumir que no hay todavía certeza oficial del fin de los casos de contagio comunitario y tampoco de cuáles serán los sectores que podrán reiniciar actividades luego de las caídas de los mercados.

Algunos legisladores por MORENA coinciden con los opositores del PAN, PRI, PRD, MC, etc., en la integración de una ley que permita enfrentar la emergencia sanitaria y un bloque económico y social para enfrentar sus impactos económicos, pero consideran que ambos deben ser sociales y humanísticos y no reactivos ni tecnocráticos. Por está razón, se quedan solos los diputados panistas con su serie tramposa de medidas tecnocráticas.

Señalan los diputados morenistas que “Necesitamos una ley de emergencia y una comisión económica y social con representantes del Ejecutivo, congresos, estados y municipios; organizaciones empresariales y sindicales; academia y sociedad civil; responsable de crear pactos generales y sectoriales, vigilando su cumplimiento”.

Otros representantes federales piden a MORENA que no ocurran albazos legislativos para aprovechar la disposición que tienen algunos partidos de oposición de colaborar con el Gobierno Federal y los demás poderes del Estado mexicano para atender la crisis sanitaria y superar la recesión económica que ha ocasionado la pandemia de COVID-19.

Conclusiones

Quizá el Gobierno Federal y los demás poderes del Estado mexicano considerarían las medidas “rescatistas” de los diputados opositores si fueran más serios y responsables señalando las actividades industriales, comerciales y serviciales que se verán severamente comprometidas a cambiar o desaparecer debido a los aspectos económicos y sociales que serán radicalmente distintos después de la pandemia de COVID-19.

Sin embargo, debido a que, independientemente de los recursos disponibles y los presupuestos vigentes, los representantes minoritarios ya están pregonando las medidas tecnocráticas del sector privado para endeudar al Gobierno Federal y arruinar al Estado mexicano –según ellos, indispensables para “enfrentar en mejores condiciones su recuperación y evitar el naufragio de la economía en México”–, no cabe duda de que serán de poca o nula utilidad para la etapa económica y social que se avecina.

No asumen los diputados opositores que las lecciones sociales y humanísticas de la pandemia del COVID-19, nos dicen que no podemos usar el pretexto de la recuperación de los empleos y los ingresos de los mexicanos para proteger los intereses particulares de sectores, empresas y negocios sin futuro, sino para fortalecer las leyes, las instituciones y las organizaciones que sirvan para respaldar la vida democrática, garantizar la convivencia pacífica y avanzar hacia el Estado de Bienestar.

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