El pasado lunes 1 de febrero, un bebé perdió la vida tras ser sumergido tres veces en agua bendita, como lo dicta el ritual ortodoxo rumano. El pequeño falleció después de sufrir un paro cardíaco, sin embargo a la hora de realizarle la autopsia los médicos encontraron agua en sus pulmones.
El fatal accidente tuvo lugar en la ciudad nororiental de Suceava en Rumania. Luego de que la noticia comenzará a circular, la población y personas alrededor del mundo han mostrado indignación y muchos pidieron que se reformara la práctica del bautismo ortodoxo ya que ha demostrado ser peligroso, pues no es la primer muerte registrada por ahogamiento.
Tras el fallecimiento del bebé, una petición en línea comenzó a recolectar firmas para que se descarte la tradición y ya recaudó más de 60 mil firmas. Además, algunos usuarios en internet se han manifestado, calificando al ritual como una “brutalidad” y “terquedad de quienes piensan que es la voluntad de Dios”.
Por otra parte, el portavoz de la Iglesia Ortodoxa, Vasile Banescu, propuso que los sacerdotes solamente viertan agua en la frente del bebé para evitar sumergirlos por completo. Ante esto, el arzobispo tradicionalista, Teodisie, aseguró que el ritual no cambiará a pesar del grave riesgo que representa para la vida de los pequeños.
La fiscalía dio a conocer que ya se investiga al sacerdote por homicidio involuntario.
Con información de Terra
GCT