Harry y Meghan, duques de Sussex, bautizaron a su hija menor Lilibet el pasado 3 de marzo en una ceremonia celebrada por el el reverendo John Taylo, arzobispo de Los Ángeles en Montecito, California.
La pareja se refirió a la pequeña Lilibet como "princesa" pues ella y su hermano mayor, Archie, adquirieron los títulos con el ascenso al trono de su abuelo, Carlos III.
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Entre los invitados se encontraban Doria Ragland, madre de Meghan Markle pero nadie por parte de la familia real británica.
De acuerdo con fuentes cercanas a la pareja, la familia real Carlos y Camila y los príncipes de Gales, Guillermo y Kate, fueron invitados al bautizo pero no acudieron.
El no haber asistido al bautizo de Lilibet, no es un hecho aislado si no que forma parte de las diferencias y discusiones que han surgido entre la Casa Real británica y los duques de Sussex, y se registra a solo un par de meses de que se celebre la coronación en Londres de Carlos III, a la que Harry y Meghan han sido invitados pero aún no confirman su asistencia.
Esta nueva polémica se suma a los rumores de que Carlos III planea retirarles a Harry y Meghan, Frogmore Cottage, su residencia en Windsor, para dársela al príncipe Andrés.
Todo, tras la publicación del documental de Harry y Meghan en Netflix y de la biografía del hijo menor del monarca.
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