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May obtiene apoyo del Parlamento para renegociar el Brexit con la UE

LONDRES, Inglaterra, 29 de enero (AFP/EFE).- A dos meses de la fecha prevista para el Brexit, la primera ministra Theresa May obtuvo el martes el apoyo de los diputados británicos, que habían tumbado estrepitosamente su acuerdo con Bruselas, para reabrir la negociación con una Unión Europea más que reticente.

Por 317 votos a favor y 301 en contra, el Parlamento aprobó una enmienda presentada por un diputado euroescéptico conservador que pedía modificar el texto negociado durante 17 meses con la UE, en particular en lo que refiere al controvertido mecanismo para evitar una frontera dura en la isla de Irlanda.

“El gobierno redoblará ahora sus esfuerzos para obtener un acuerdo que esta cámara pueda respaldar”, aseguró inmediatamente May, quien había pedido un “mandato lo más claro posible” para reabrir la negociación con los líderes europeos.

La propuesta de May consiste en revisar por completo el punto más conflictivo del acuerdo estrepitosamente rechazado hace dos semanas: el denominado “backstop”, un dispositivo destinado a evitar una nueva frontera en la isla de Irlanda para preservar el acuerdo de paz del Viernes Santo, que en 1998 puso fin a tres décadas de sangrientos enfrentamientos entre católicos republicanos y protestantes unionistas.

“Negociar tal cambio no será fácil, implicará reabrir el Acuerdo de Retirada, un movimiento por el que sé que nuestros socios europeos tienen un apetito limitado, pero creo que con un mandato de esta cámara (...) puedo lograr tal cambio antes de nuestra salida de la UE”, prevista para el 29 de marzo.

Sin embargo, la batalla parece muy lejos de estar ganada y se abre la puerta para un diálogo de sordos.

“El Acuerdo de Retirada no está abierto a renegociación”, dijo inmediatamente el gobierno de Irlanda en un comunicado.

“El Acuerdo de Retirada no es renegociable. Las conclusiones de la cumbre europea de diciembre son muy claras sobre este punto”, aseguró en Bruselas un portavoz del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

No a un Brexit sin acuerdo

May prometió que, tras renegociar con Bruselas, volverá a presentar el acuerdo para ratificación del Parlamento “lo antes posible”, y que si no lo logra antes del 13 de febrero convocará un enésimo debate un día después para decidir los pasos a seguir.

En opinión de Morten Ravn, profesor de Economía en la University College London, la primera ministra “probablemente prevé que no puede cumplir lo que promete y hace esto con la esperanza de que el Parlamento acabe apoyando su acuerdo en el último minuto con el fin de evitar un Brexit sin acuerdo”.

“Nadie sabe cómo acabará esto, pero lo que está claro es que los políticos se juegan el destino de los votantes a los que representan”, agregó.

La frontera irlandesa, una compleja ecuación

Lograr que la frontera irlandesa permanezca abierta tras el Brexit resultó ser el punto más conflictivo en la negociación de la salida británica de la UE y para lograr que sea aceptado por el parlamento el gobierno quiere que Bruselas lo modifique.

Las claves del asunto:

¿Cuál es el problema?

Con la salida de Reino Unido de la UE, los 500 km de frontera que separan la provincia británica de Irlanda del Norte de la República de Irlanda -país miembro de la UE- se convertirán en la principal frontera terrestre del país.

Si Reino Unido sale del mercado único y de la unión aduanera, sinónimos de libertad de circulación y normas aduaneras comunes, habrá que instaurar controles fronterizos.

Habitantes y empresas de ambos lados insisten en la necesidad de mantener una frontera tan invisible como sea posible dado que 31% de las exportaciones norirlandesas van a Irlanda (según cifras de 2016) y unas 30.000 personas cruzan diariamente la línea divisoria.

Se teme también que la reinstauración de una frontera con controles policiales fragilice el acuerdo de paz del Viernes Santo que en 1998 puso fin al conflicto irlandés, con una gran contribución de la UE para reforzar los lazos ente las dos Irlandas.

La policía considera que cualquier infraestructura en la frontera podría convertirse en blanco de grupos paramilitares disidentes.

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