CIUDAD DEL VATICANO, 13 de octubre (AP).- El Papa Francisco canonizó el domingo al cardenal John Henry Newman, un anglicano converso del siglo XIX que se convirtió en una figura inmensamente influyente y unificadora en las iglesias católica y anglicana.
Francisco presidió la misa ante un estimado de 50,000 personas en la soleada Plaza San Pedro para declarar santos a Newman y a cuatro mujeres.
Entre los asistentes destacados a la ceremonia estaba el príncipe Carlos, heredero al trono de Inglaterra y que escribió una llamativa oda a Newman publicada en el diario vaticano, L’Osservatore Romano. El príncipe de Gales, cuya madre es la jefa de la iglesia anglicana, elogió a Newman por acabar con las divisiones y mostrar valentía al seguir sus convicciones.
Newman, teólogo y poeta, es admirado por católicos y anglicanos por igual porque siguió su conciencia a un gran coste personal. Perdió amigos, trabajo e incluso relaciones familiares cuando abandonó la iglesia anglicana por la católica en 1845, creyendo que lo que él buscaba sólo podía encontrarse en la fe católica.
En su homilía, Francisco recordó que el “camino de la fe” cristiana a veces es una batalla de subida e incómoda, como la que experimentó Newman.
Newman fue canonizado junto con cuatro mujeres, entre ellas tres monjas del siglo XIX y XX –las hermanas Giuseppina Vannini de Italia, Miriam Thresia Chiramel Mankidiyan de India y la brasileña Dulce Lopes Pontes– así como la laica suiza Margherita Bays.
Nacida en 1914 en el seno de una familia adinerada, Lopes Pontes dedicó su vida a los pobres de su país y fundó varias organizaciones benéficas. Mientras tanto, la romana Vannini quedó huérfana a los 7 años y fundó una orden religiosa encargada de atender a los enfermos.
Mankidiyan, una monja india que se dice que sufría de las heridas de los estigmas de Cristo, también fundó una congregación que atendía a los pobres y marginados. También se dice que Bays, una costurera, sufría de estigmas.
“Caminaron en la fe y ahora invocamos su intercesión”, dijo Francisco de los cinco santos.
En la homilía, el Papa Francisco aseguró que las tres religiosas hoy canonizadas “nos muestran que la vida consagrada es un camino de amor en las periferias existenciales del mundo”.
Mientras que la laica Santa Margarita Bays, “una costurera, nos revela qué potente es la oración sencilla, la tolerancia paciente, la entrega silenciosa. (…) Es la santidad de lo cotidiano, a la que se refiere el santo Cardenal Newman”.
Y animó a pedir al Señor ser como estos nuevos santos, “’luces amables’ en medio de la oscuridad del mundo”.
Tomando el Evangelio de este domingo, el Papa recordó que los leprosos del Evangelio que piden a Jesús ser curados y explicó que no se dejaron paralizar” por las exclusiones de los hombres y gritan a Dios, que no excluye a nadie”.
“Es así como se acortan las distancias, como se vence la soledad: no encerrándose en sí mismos y en las propias aflicciones, no pensando en los juicios de los otros, sino invocando al Señor, porque el Señor escucha el grito del que está solo”, dijo.