QUITO, Ecuador, 3 de octubre (AP/AFP).- El presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, decretó el jueves el estado de excepción en todo el territorio nacional para permitir la libre movilización de la ciudadanía afectada por una huelga del transporte público que por momentos derivó en enfrentamientos con la policía.
El estado de excepción, que rige por 60 días, implica que se restringen algunas libertades y se permite a las autoridades tomar bienes públicos o privados para restablecer la normalidad de las actividades sociales, además de dotar de custodia adicional a las áreas estratégicas como refinerías, aeropuertos y plantas de generación.
El presidente de los taxistas, Carlos Brunis, dijo tras tal declaración que ese gremio ratifica las protestas por tiempo indefinido y el rechazo a la eliminación de los subsidios a los combustibles porque “atenta contra todo el pueblo ecuatoriano”.
Las protestas se cumplieron en avenidas y calles de las principales ciudades del país, donde los taxistas bloquearon importantes vías con sus vehículos, llantas quemadas y maderos y también agredieron con piedras y palos a otros transportistas que no acataron el paro, así como a policías que buscaban despejar las calles.
Las protestas también impidieron que tripulantes y pasajeros llegaran al aeropuerto Mariscal Sucre, al este de la capital, donde varios vuelos tuvieron que ser cancelados.
Hacia el mediodía, cientos de estudiantes universitarios protagonizaron una marcha que intentó llegar al palacio de gobierno, pero unas calles antes fueron bloqueados por escuadrones policiales y carros antimotines, a los cuales atacaron con piedras mientras eran repelidos con gas pimienta.
Algunas personas en medio de las protestas aprovecharon para cometer robos a locales comerciales y otras acciones vandálicas como atacar sin motivo vehículos particulares, especialmente en barriadas marginales de la ciudad portuaria de Guayaquil. En este país no se han producido grandes saqueos en las últimas décadas.
Equipos de periodistas de varios medios fueron atacados por los manifestantes y por la policía.
En una conferencia de prensa, Moreno dijo antes que con la declaración de excepción se busca “afrontar un momento especial por los focos de violencia que se han creado por grupos consabidos que pretenden hacer daño y desestabilizar al gobierno constituido”.
En este país es más o menos usual que el gobierno utilice el estado de excepción para hacer frente a circunstancias poco usuales. La última vez se decretó a mediados de año cuando riñas y protestas en las cárceles ocasionó la muerte de varios presos.
Miles de ecuatorianos hicieron largas caminatas o viajaron apiñados en vehículos particulares por la huelga de cooperativas de transporte público, taxis y camiones en rechazo a las últimas medidas económicas del mandatario, entre ellas la eliminación de los subsidios a los combustibles.