Alfredo García
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Señales de una “primavera árabe” tardía, estremecen a Irak. Una oleada de manifestaciones callejeras denunciando la “corrupción, el desempleo y ausencia de servicios públicos” en Bagdad y varias ciudades del país con un saldo de decenas de muertos y centenares de heridos, mantienen en vilo a las autoridades iraquíes desde hace varios días, mientras se va desvaneciendo el recuerdo del gran engaño de Estados Unidos al mundo para justificar la invasión y ocupación de la antigua Mesopotamia.
Tras una larga campaña de mentiras acusando al presidente iraquí Saddam Hussein de poseer “armas de destrucción masiva”, algo que nunca pudo ser demostrado, el presidente George W. Bush ordenó el 13 de marzo de 2003 la agresión imperialista con el apoyo del Reino Unido, Australia y Polonia. Otros 18 países participaron en la fase de ocupación, destacándose por Latinoamérica, Colombia, El Salvador, Nicaragua, Honduras y República Dominicana.
La reciente ola de protestas exigiendo reformas económicas y sociales es la mayor revuelta popular en Irak desde 2018 por denuncias de corrupción, deficiencias en los servicios públicos y falta de empleos, apoyadas entonces por el clérigo chiíta Muqtada al Sadr. Según expertos en esta ocasión, el centro de los “inconformes” se encuentra entre estudiantes universitarios de Bagdad, organizados para exigir “empleos” y denunciar el “uso excesivo de fuerza” por parte de las autoridades.
Sin embargo los disturbios comenzaron después que el gobierno iraquí anunció que las investigaciones sobre 4 ataques aéreos el pasado julio y agosto a bases militares de las Unidades de Movilización Popular (UMP) responsabilizan por la agresión al gobierno israelí. La UMP es una coalición de milicias que agrupa chiíes, suníes, cristianos y yazidíes, organizados por el Ministerio del Interior de Irak en junio de 2014, para combatir el despliegue militar del Estado Islámico (EI). Hasta el momento no ha trascendido injerencia extranjera en los disturbios.
Las recientes manifestaciones se dirigieron a la Zona Verde de Bagdad, donde se encuentra el Parlamento, sedes ministeriales y la mayoría de las embajadas, chocando con las fuerzas de seguridad. El gobierno decretó el Toque de Queda y bloqueó el Internet para impedir nuevas manifestaciones. En medio de las protestas, una explosión, sin determinar su origen, provocó un comunicado de la Coalición Internacional que comanda EEUU contra el Estado Islámico: “Nos reservamos el derecho a defendernos. Los ataques contra nuestro personal no serán tolerados”, advirtió la nota.
Por su parte el Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán lamentó los hechos ocurridos en los últimos días y expresó su confianza en que “el Gobierno iraquí trabajará con todos los grupos, partidos y personalidades, en particular los máximos clérigos religiosos”, para calmar la actual situación.
A casi dos décadas del genocidio iraquí, no es un secreto que la invasión y ocupación de Irak por parte de EEUU, tuvo como verdadero propósito controlar al cuarto país del mundo en reservas de petróleo. Antes de la invasión las compañías petroleras de EEUU y otros países occidentales estaban excluidas del mercado iraquí. A pesar de la flagrante violación de la Carta de la ONU, la desestabilización del país y el alto saldo en vidas humanas, el crimen quedó impune.
Tras años de ocupación militar norteamericana que sirvieron para que las empresas occidentales controlaran los yacimientos petroleros, el hasta entonces próspero país árabe, quedó sumido en un caos político, económico y social, agravado actualmente por el forcejeo de influencia política entre EEUU e Irán.