WASHINGTON, EE.UU., 8 de octubre (AFP).- La Corte Suprema de Estados Unidos comenzó a analizar un caso que involucra el derecho a despedir a un empleado gay o trans, una audiencia histórica sobre una cuestión que genera profundas divisiones en la sociedad y también en los tribunales.
El gobierno de Donald Trump ha mostrado abiertamente su apoyo a los empleadores. La administración republicana, que accedió al poder con el apoyo de la derecha evangélica, se ampara en una lectura estricta de una ley federal de 1964 que prohíbe, entre otras, la discriminación “en base al sexo”.
“El ‘sexo’ se refiere aquí a si naciste mujer u hombre, no a tu orientación sexual o identidad de género”, argumentó el representante legal del gobierno ante la Corte Suprema, Noel Francisco, quien considera que es competencia del Congreso y no de la justicia actualizar la ley.
Sin embargo, los derechos de las minorías sexuales han tenido avances gracias a los tribunales, incluida la Corte Suprema, que en 2015 legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo en Estados Unidos.
Solo 22 estados prohíben la discriminación de las minorías sexuales en el ámbito profesional. En los demás estados, es la Corte Suprema la que puede quitar a “los LGBT su estatus de (ciudadanos) de segunda categoría”, dijo Ria Tabacco Mar, de la asociación de defensa de los derechos civiles ACLU.
El martes por la mañana, un centenar de personas se reunieron delante de la Corte Suprema en Washington en apoyo a los derechos de las minorías, grupo al que se sumó la actriz trans Laverne Cox.