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Por La Habana, ¡lo más grande!

Por Marina MenéndezFotos: Lisbet Goenaga(Especial para Por Esto!)

LA HABANA, Cuba, 16 de noviembre.- En algunos restaurantes, repletos y desbordantes de alegría, los amigos brindaron cuando el reloj dio las doce de la noche, mientras en las casas muchos cubanos palpitaban al recordar los 15 minutos de espectáculo pirotécnico, adelantados para las 9 y 45 porque el Instituto de Meteorología había anunciado lluvias.

El aguacero, en efecto, llegó pertinaz, frío y cerrado, y anegó las viejas calles fundacionales que los transeúntes, festivos, salvaron cubiertos de paraguas y de salto en salto para llegar a la costa antes de que empezaran los fuegos de artificio, que deslumbraron al país pues su lanzamiento fue transmitido por televisión, y desataron suspiros y vivas de alegría entre la muchedumbre que se posicionó frente al Malecón para contemplarlos.

Los ¡vivas! a La Habana fueron recurrentes allí y en casi todos los lugares públicos donde hubiera personas reunidas en el perímetro donde, cinco siglos atrás, se estableció la capital de Cuba.

Se percibía un espíritu como el que prima cuando se aguarda el Año Nuevo, y era entendible. Estábamos esperando el arribo de los 12 meses que marcan para esta ciudad, el advenimiento de medio mileno. ¿De cuántas alegrías y tristezas habían sido testigos esas calles en cinco siglos…?

Nada conspiró contra la fiesta. Consecuente con la ocasión, la entrada del frente frío terminó de manifestarse y recogió sus aguas antes de la medianoche. La última nube había desaparecido por completo cuando esta llegó y cientos de personas hacían fila ante las puertas de El Templete, donde está ubicada la Columna de Cajigal que marca el sitio exacto de la fundación de San Cristóbal de La Habana.

Ese pequeño espacio enrejado acoge también la breve edificación de estilo griego que señala el sitio donde se celebraron la primera misa y el primer cabildo, y resguarda, frente a él, a la ceiba. Una muy joven y todavía delgada sustituye ahora al cuarto árbol fenecido desde que murió el original, y alrededor del cual se teje la tradición de cada 16 de noviembre.

Es preciso darle tres vueltas al tronco y lanzarle una moneda para que se cumpla un deseo. Cientos de habaneros lo hicieron.

A apenas un kilometro de allí, el Capitolio mostraba a esa hora su esplendor con el nuevo sistema de iluminación que lo alumbra, y era sede de otros actos oficiales que se sumaron al que había tenido lugar, poco después de las nueve, frente a El Templete.

Después de las 12, bajo el cielo límpido, nutridos grupos de familias y amigos caminaban “Obispo abajo” para llegar al lugar más simbólico y antiguo de la capital de Cuba, y darle a La Habana sus felicitaciones.

Lo mismo ocurrió en otros dos céntricos puntos del litoral: la esquina de las calles 23 y Malecón, bautizada como La Piragua, y frente al Torreón de la Chorrera, fortificación de la época colonial edificada por España.

En el emblemático Hotel Nacional, una gala de homenaje convocó al baile a los turistas con los acordes de la emblemática Orquesta Aragón, y la voz emocionada de la bolerista María Elena Pena.

Otras celebraciones

Conciertos, fiestas bailables, remodelación y reinauguración de sitios emblemáticos han rodeado el aniversario, convirtiendo en jornada de varios días, a estos festejos, en cuyo marco se puso en circulación de un nuevo billete equivalente a 500 pesos (CUP) con la efigie del luchador de las guerras de independencia Ignacio Agramante.

Han sido reabiertos, entre otros sitios, el Castillo de Atarés, que ahora funcionará como museo; la famosa Finca de los Monos, convertida en Palacio de la Tecnología luego de su restauración, y el legendario Mercado Único de Cuatro Caminos, que abrió sus puertas el sábado y despertó el interés de decenas de personas, motivados ante los nuevos cristales brillantes y sus variadas ofertas.

Los actos oficiales arrancaron este sábado con una Sesión Solemne de la Asamblea Provincial del Poder Popular en la Sala García Lorca del Gran Teatro Alicia Alonso, y continuaron en la tarde, cuando el Presidente, Miguel Díaz-Canel, recibió en el Capitolio a importantes personalidades que asisten a los actos.

Otras tres salas del histórico y majestuoso edificio fueron reabiertas tras su devolución al estado original: la de La Constitución de la República, la de los Símbolos Patrios, y la de la Monografía.

La Habana y Cuba recibieron las bendiciones del Papa Francisco, quien reconoció en un videomensaje: “Quisiera resaltar en esta ocasión tres aspectos históricos, que estuvieron presentes desde los comienzos fundacionales (de La Habana) y todavía continúan siendo pilares para este tiempo, y estos son la fe, la caridad y la esperanza”.

A las nueve de la noche, la explanada que se extiende ante el Capitolio sería escenario de otro festejo multitudinario: la Gran Gala 500 Aniversario, otra vez aderezada con un espectáculo de luces que acompañó la magistral interpretación que hizo Fran Fernández de una obra compuesta por él, especialmente, para la ocasión.

Cerraron el sábado la popular orquesta los “Van Van”, entrada la noche, pero en las inmediaciones Piragua, cuando los capitalinos repitieron el slogan que ha presidido este aniversario: “Por La Habana, ¡lo más grande!”.

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