CIUDAD DEL VATICANO, 17 de noviembre (ACI Prensa).- El Papa Francisco calificó a los pobres “como porteros del cielo” porque revelan la riqueza por la cual verdaderamente vale le pena vivir que es “el amor”.
Así lo indicó el Santo Padre este domingo 17 de noviembre al celebrar una Misa Solemne en la Basílica de San Pedro con motivo de la Jornada Mundial de los Pobres 2019.
Se trató de la tercera ocasión que la Iglesia Universal celebra esta Jornada Mundial instituida por el Papa Francisco en la que participaron numerosas personas pobres e indigentes junto a voluntarios de diferentes realidades caritativas que los asisten diariamente.
“Los pobres nos facilitan el acceso al cielo; por eso el sentido de la fe del Pueblo de Dios los ha visto como los porteros del cielo. Ya desde ahora son nuestro tesoro, el tesoro de la Iglesia, porque nos revelan la riqueza que nunca envejece, la que une tierra y cielo, y por la cual verdaderamente vale la pena vivir: el amor”, dijo el Papa.
El Papa Francisco recibió este domingo para un almuerzo en el Vaticano a unas 1,500 personas, pobres y sin hogar, y criticó la indiferencia de la sociedad ante los más desfavorecidos, en el día en que la Iglesia católica celebra la Jornada Mundial de los Pobres.
“Mis pensamientos van hacia aquellos (...) que promueven iniciativas de solidaridad para dar esperanzas concretas a los más desfavorecidos”, dijo el Papa previamente, en la plaza San Pedro, antes del almuerzo.
“He visto recientemente estadísticas sobre la pobreza. Ello nos hace sufrir, por la indiferencia de la sociedad frente a los pobres”, dijo el Papa argentino.
El Santo Padre acogió luego a sus 1,500 invitados en la amplia sala Pablo VI, en el Vaticano.
El menú consistió en lasaña, pollo con champiñones y patatas, además de postre, fruta y café.
“Gracias al papa y gracias al Vaticano, por ayudar a tantas personas pobres (...)” afirmó Oscar, uno de los invitados, un lituano que lleva viviendo 13 años en Italia.
La actitud del cristiano ante las tragedias
El Papa Francisco explicó cuál es la actitud que el cristiano debe vivir ante la violencia y las adversidades, que consiste en la esperanza, en el amor y en el perdón.
Así lo explicó el Santo Padre al reflexionar en el Evangelio dominical de este 17 de noviembre antes del rezo del Ángelus, y después de celebrar la Misa en la Basílica de San Pedro con motivo de la tercera Jornada Mundial de los Pobres.
“¿Y cuál es la actitud del cristiano? Es la actitud de la esperanza en Dios, que consiente en no dejarnos abatir por los trágicos eventos. De hecho, son una ocasión para dar testimonio”, señaló el Papa quien añadió que “los discípulos de Cristo no pueden seguir siendo esclavos de temores y ansiedades; en cambio, están llamados a habitar la historia, a detener la fuerza destructiva del mal, con la certeza de que su buena acción siempre está acompañada por la ternura providente y tranquilizadora del Señor”.
En esta línea, el Pontífice destacó que el Señor “nos llama a colaborar en la construcción de la historia, convirtiéndonos, junto a Él, en operadores de paz y testigos de la esperanza en un futuro de salvación y de resurrección”.
“La fe nos hace caminar con Jesús por los caminos, tan a menudo tortuosos, de este mundo, con la certeza de que la fuerza de su Espíritu doblará las fuerzas del mal, sometiéndolas al poder del Amor de Dios” porque “Dios es Amor”, afirmó el Papa.