Los documentos, publicados en el 2017, llevan la firma de Zhu, por entonces jefe de la poderosa Comisión de Asuntos Políticos y Legales del PC de la región de Xinjiang. Un lingüista “uigur” reconoció la firma de Zhu en algunos documentos de la época en que trabajaba como traductor en Kashgar, donde estaba al frente de la administración municipal.
China, 25 de noviembre (AP).- Después de que sangrientos disturbios convulsionasen la región occidental de China hace una década, el Partido Comunista encomendó a un funcionario el restablecimiento del orden: un chino de la etnia “han” , que habla bien la lengua de los “uigures”, la minoría musulmana de ascendencia turca.
Documentos confidenciales revelan ahora que el funcionario, Zhu Hailun , desempeñó un papel clave en la planificación y ejecución de una campaña en la que un millón de uigures, si no más, fueron confinados a centros de detención.
Los documentos, publicados en el 2017, llevan la firma de Zhu, por entonces jefe de la poderosa Comisión de Asuntos Políticos y Legales del PC de la región de Xinjiang. Un lingüista “uigur” reconoció la firma de Zhu en algunos documentos de la época en que trabajaba como traductor en Kashgar, donde estaba al frente de la administración municipal.
“Cuando las vi, supe que era algo muy importante”, dijo el lingüista, Abduweli Ayup, quien ahora vive en el exilio. “Es alguien que quiere acumular todo el poder en sus manos. Todo”.
Zhu, de 61 años, no respondió a pedidos de comentarios.
Mucho antes de que comenzase la represión y a pesar de estar tan familiarizado con la cultura local, Zhu era mal visto por muchos uigures.
Nació en 1958 en Jiangsu, zona rural costera de China. De adolescente, durante la tumultuosa Revolución Cultural, Zhu fue enviado al condado de Kargilik, en el corazón de la zona uigur de Xinjiang. Nunca se fue de allí.
Zhu se incorporó al PC en 1980 y fue escalando en la burocracia de Xinjiang, gobernando ciudades conflictivas. En la década de 1990 ya hablaba tan bien el uigur que a veces corregía a sus propios traductores durante conferencias.
“Si no lo vieses, jamás te imaginarías que es un chino han. Cuando habla uigur, lo habla como un uigur. Pasó mucho tiempo con ellos”, dijo un comerciante uigur que vive exiliado en Turquía y que pidió no ser identificado por temor a represalias.
El empresario oyó hablar de Zhu por primera vez de un amigo uigur que tuvo contacto con él haciendo negocios. Zhu le impresionó a su amigo, que lo describió como alguien “muy capaz”, un burócrata chino han con quien podían trabajar los uigures. Pero después de verlo por años al frente de una campaña de represión y arrestos, el empresario cambió de parecer.
“Es un zorro astuto. Muy pícaro, de esos que te confunden”, expresó. “Fue un personaje central en la elaboración de las políticas del PC para controlar el sur de Xianjiang”.
Ayup, el lingüista, conoció a Zhu en 1998, cuando fue a inspeccionar su pueblo. Es recordado por ordenar allanamientos de viviendas uigures a las tres de la mañana. Los campesinos cantan un tema popular titulado “Se viene Zhu Hailun” que alude a su estilo firme e inflexible.
“Daba órdenes como si los campesinos fuesen soldados. Todos éramos sus soldados”, dijo Ayup. “Los chinos han controlaban nuestra patria. Sabíamos que teníamos que mantenernos en nuestro lugar”.
Meses después de los disturbios del 5 de julio del 2009 que dejaron cientos de muertos en la capital regional de Urumqi, Zhu fue nombrado administrador de la ciudad. Beijing casi siempre enviaba figuras de otras provincias, en parte para entrenarlas con miras a otros cargos más altos. Pero dirigentes importantes que estudiaron la situación en Urumqi llegaron a la conclusión de que Zhu, considerado más firme que su predecesor, debía hacerse cargo.
“No estaban nada satisfechos”, dijo un exmilitante uigur que desistió de dar su nombre por temor a represalias. “Nunca se había dado algo así, pero en vista de que los lugareños decían que era muy bueno para mantener la estabilidad, lo nombraron secretario del partido en Urumqi”.
Después de su nombramiento, Zhu se pasó tres días encerrado en el cuartel policial de la ciudad, decidido a reforzar el control del gobierno. La policía hizo redadas en los barrios uigures. Los agentes portaban rifles y detuvieron a cientos de personas que fueron juzgadas. Se instalaron decenas de miles de cámaras de vigilancia.
En lugar de suavizar las tensiones étnicas, sin embargo, la represión las acentuó. Las cosas empeoraron en abril del 2014, cuando el presidente chino Xi Jinping visitó Xinjiang. Pocas horas después de su partida estallaron bombas en una estación de trenes de Urumqi, matando a tres personas e hiriendo a 79.
Xi prometió intensificar la represión.
En el 2016, Beijing nombró a un nuevo líder para Xinjiang, Chen Quanguo, quien se había ganado fama de líder implacable que se especializó en la vigilancia digital en el Tíbet.
Zhu fue su mano derecha. Fue designado jefe del aparato de seguridad y legal de la región y sentó las bases de un sistema de vigilancia a nivel estatal que podía identificar automáticamente personas sospechosas, que serían detenidas. Recorrió la región inspeccionando centros de detención, comisarías policiales, puestos de control y otros
Tras la llegada de Chen, los uigures comenzaron a desaparecer de a miles. Los documentos filtrados indican que Zhu dirigió la campaña de detenciones masivas, firmando órdenes para que la policía usase el programa de vigilancia para investigar a los individuos que salieron del país, emplearon ciertas aplicaciones en sus teléfonos o estaban emparentadas con “personas sospechosas”. La televisión estatal señaló que Zhu continuó sus inspecciones de centros de detención y otras instalaciones y dirigió personalmente la campaña de arrestos masivos.
Zhu renunció el año pasado después de cumplir 60 años, como es la norma con las figuras de su jerarquía en el PC. Chen sigue en su cargo.
“Chen Quanguo vino en nombre del partido”, dijo el empresario uigur. “Zhu sabe cómo implementar, capturar, lo que hay que hacer”.