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Un agente extranjero tras las marchas en Colombia

Zheger Hay Harb

La nota colombiana

El agente se llama Corrado Gini, estadístico, demógrafo y sociólogo italiano que vivió en su país de origen entre 1884 y 1965 y desarrolló el coeficiente que lleva su nombre, también conocido como índice Gini y que sirve para medir la desigualdad en una sociedad. Un sociólogo colombiano lo descubrió.

Ese es el infiltrado que el gobierno andaba buscando pero no encontraba: la vicepresidenta revivió las épocas de la guerra fría y descubrió que su nacionalidad era rusa, seguramente un agente de la KGB (aunque una senadora del Centro Democrático precisó que el espía instigador era de la Unión Soviética, aunque no sabemos qué resultados pueda tener este intento milagroso de resurrección de un régimen extinto); el presidente buscaba al agente extranjero por los lados de Venezuela y Cuba y al no encontrarlo se fijó el Foro de Sao Paulo; de todos modos era un espía del castrochavismo; pero el infiltrado estaba trabajando hace años con los científicos sociales colombianos que muy a menudo utilizan su fórmula.

Ese provocador Gini ha resuelto que Colombia es uno de los países más desiguales del mundo. Dos prestantes economistas, Luis Jorge Garay y Jorge Espitia, se han aliado con él y han concluido que “en la dinámica de las desigualdades en Colombia (2019), la situación actual es la siguiente: el 0.25 por ciento de las fincas tienen el 74 por ciento del total de la tierra del país. Unas 3,000 personas concentran el 44 por ciento del ingreso bruto nacional. Las 500 empresas más grandes de Colombia concentran el 81 por ciento de los patrimonios declarados. Y el 1 por ciento de las personas jurídicas aportan cerca del 70 por ciento del valor total de impuestos”.

El ex presidente César Gaviria, a quien sería imposible situar entre los castrochavistas, quien instauró durante su gobierno una apertura neoliberal a rajatabla, dice sobre la reforma tributaria que el gobierno pretende hacer aprobar en el Congreso comprando respaldos, que “esta es una reforma que ayuda a los ricos y entretiene a los más pobres…es dañina y provocará crisis fiscal”. Y acusa al presidente Duque de no estar gobernando y de ser “sordo, ante el grito ciudadano que, con marchas y cacerolazos, rechaza al Gobierno y a la reforma”.

Reafirma que ésta favorece “a todos los sectores más poderosos y adinerados de la sociedad; a las empresas más grandes con exenciones, a sectores muy grandes, a megainversiones. Conduce a una sociedad más desigual y a ventajas injustificadas a sectores adinerados, poderosos de la sociedad. En la actual coyuntura no se le puede dar la espalda a la enorme insatisfacción ciudadana”.

Aunque muchos estudiosos en Colombia dicen en esencia lo mismo, cito a Gaviria porque en este caso es un “ciudadano libre de toda sospecha”. Nunca ha tenido inclinaciones izquierdistas y sus veleidades son siempre por el lado de asegurarse una cuota de poder. No creo que lo puedan tildar de agente extranjero a no ser que en los muy elitistas círculos del poder en Bogotá consideren que la ciudad de origen de este ex presidente (Pereira) por ser lejana de la capital sea otro país.

Para ir por los lados del gobierno y dejar descansar al infiltrado Gini, veamos el informe del DANE (Departamento Nacional de Estadística): “Mientras en el 2018, en el total nacional, el porcentaje de personas en situación de pobreza multidimensional fue 19,6%.... hay departamentos en donde las cifras son muy altas: Guainía tiene un indicador del 65%, La Guajira 51.4%, Chocó 45.1%, Norte de Santander 31.5%, y Caquetá 287%”.

Y Amílcar Acosta, un liberal varias veces ministro señala: “el estancamiento de la economía (en 2019) se tradujo en un aumento de la tasa de desempleo, revirtió la tendencia de la última década, en el transcurso de la cual se logró reducir la pobreza monetaria, que se define a partir del costo mínimo de una canasta de consumo básica de bienes, desde 42% hasta 26.9% de la población total en 2017 y lo que es peor el coeficiente Gini, que mide el grado de concentración del ingreso, ya de por sí elevado, también empeoró”.

Y continúa: “Se ha producido “el aumento en 190,000 personas que durante el último año se sumaron a los 13.8 millones de pobres que se registraron en 2017, después que (sic) entre los años 2010 - 2017 superaron la pobreza, en promedio, 591,000 habitantes entre 2010 y 2017”.

El asunto es de desigualdad, como confirma el economista Camilo Granada en la revista Semana (de propiedad de uno de los hombres más ricos del país y cada día más escorada hacia la derecha): “A Colombia le va bien en el Informe sobre Desarrollo Humano 2019 elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Subió 11 puestos en el ranking y se encuentra en la categoría de los países de desarrollo humano alto. Sin embargo, cuando se corrige el resultado por el nivel de desigualdad, Colombia pierde 16 lugares”.

Espero con esta columna haber contribuido en algo con el empeño del gobierno en hallar al agente extranjero. Propongo que lo pidan a Italia en extradición. Total, si pudieron resucitar a la Unión Soviética no veo por qué no puedan hacerlo en el caso de un solo ser humano, que debe ser más fácil.

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