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Internacional

El Papa pide cambio a la Iglesia en un Occidente 'descristianizado”

CIUDAD DEL VATICANO, 21 de diciembre (AFP/EFE).- El papa Francisco pidió el sábado a la Curia romana, el gobierno de la Iglesia, “un cambio de mentalidad” profundo en el contexto de un Occidente que se descristianiza.

“¡Ya no estamos en la cristiandad, ya no lo estamos! Ya no somos los únicos hoy en producir cultura, ni los primeros, ni los más escuchados”, dijo el Papa a la Curia en su tradicional felicitación.

Ese “cambio de época” obliga a “un cambio de mentalidad pastoral”, dijo el primer papa latinoamericano de la historia, que desde su elección en 2013 ha tratado de reformar las estructuras internas de la Curia.

Francisco advirtió asimismo contra “la rigidez” y la tentación de refugiarse en el pasado”, en momentos en que se “han que llevar a cabo cambios significativos”.

Un grupo de seis cardenales de la guardia cercana al Papa Francisco está a punto de terminar a elaboración de una nueva Constitución que regirá el futuro de la Curia romana y que remplazará un texto precedente promulgado por Juan Pablo II en 1988.

El Papa anunció este sábado, además, la limitación a cinco años, eventualmente renovable, del puesto de decano del Colegio de Cardenales, que preside esta instancia.

Con esta decisión parece querer disminuir el poder del decano, y aconsejó a los cardenales que eligieran una persona que no desempeñara simultáneamente otros puestos en el seno de la Curia.

Este cambio es anunciado al mismo tiempo que la dimisión del decano actual (en el puesto desde 2005), el cardenal italiano Angelo Sodano, de 92 años, que no es considerado como cercano a Francisco.

“Cambiar de mentalidad pastoral”

En su mensaje navideño ante la jerarquía eclesial, el Santo Padre recordó una entrevista al arzobispo de Milán, el cardenal Carlo Maria Martini, publicada días antes de morir (2012): “La Iglesia se ha quedado doscientos años atrás. ¿Por qué no se sacude? ¿Tenemos miedo? ¿Miedo en lugar de valentía? Sin embargo, el cimiento de la Iglesia es la fe”.

Sobre la implementación de la reforma de la Curia romana, el Papa defendió que “no ha tenido nunca la presunción de hacer como si antes no hubiese existido; al contrario, se ha apuntado a valorar todo lo bueno que se ha hecho en la compleja historia de la Curia”.

Pero recordó que “la memoria no es estática, es dinámica. Por su naturaleza, implica movimiento” y que “todo esto tiene una particular importancia en nuestro tiempo, porque no estamos viviendo simplemente una época de cambios, sino un cambio de época”.

Agregó que “la actitud sana” es la de “dejarse interrogar por los desafíos del tiempo presente”, con discernimiento y coraje, en vez de dejarse seducir por la cómoda inercia del dejar todo como está”.

Y recordó una de las famosas frases de la novela italiana “Il Gattopardo” de Giuseppe Tomasi di Lampedusa: “Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie”.

Alertó que, por ejemplo en las grandes ciudades, la Iglesia necesita “otros mapas, otros paradigmas que nos ayuden a reposicionar nuestros modos de pensar y nuestras actitudes”.

“No estamos más en la cristiandad. Hoy no somos los únicos que producen cultura, ni los primeros, ni los más escuchados”, advirtió.

Instó entonces a “un cambio de mentalidad pastoral”, al explicar, que “no estamos ya en un régimen de cristianismo porque la fe -especialmente en Europa, pero incluso en gran parte de Occidente- ya no constituye un presupuesto obvio de la vida común” y resaltó que “de hecho, frecuentemente es incluso negada, burlada, marginada y ridiculizada”.

Nuevo dicasterio

También destacó la creación del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que reagrupa los “ministerios” que se ocupaban de estos temas, y que se ocupa de los más débiles y marginados, especialmente a los emigrantes forzados.

“La Iglesia está llamada a recordar a todos que no se trata sólo de cuestiones sociales o migratorias, sino de personas humanas, hermanos y hermanas que hoy son el símbolo de todos los descartados de la sociedad globalizada”, dijo.

Y agregó: “Está llamada a testimoniar que para Dios nadie es “extranjero” o “excluido”. Está llamada a despertar las conciencias adormecidas en la indiferencia ante la realidad del mar Mediterráneo, que se ha convertido para muchos, demasiados, en un cementerio”.

Pero ante ello, Francisco dijo que “es necesario alertar contra la tentación de asumir la actitud de la rigidez” en referencia a algunas posturas de miembros de la Iglesia contra cualquier tipo de cambio.

“La rigidez que proviene del miedo al cambio y termina diseminando con límites y obstáculos el terreno del bien común, convirtiéndolo en un campo minado de incomunicabilidad y odio”, precisó.

Su deseo fue que la Curia romana no sea “un cuerpo desconectado de la realidad” y que no puede ser “un edificio o un armario lleno de trajes que ponerse para justificar un cambio”.

Acepta la renuncia de Sodano

El Obispo de Roma aceptó este sábado la renuncia de Angelo Sodano como decano del Colegio Cardenalicio del que fue también secretario de Estado, y estableció que este cargo no sea como hasta ahora vitalicio si no que tenga una duración de cinco años con posibilidad de renovación.

Sodano, de 92 años, era el decano de los cardenales de 2005 ya que hasta ahora era un puesto vitalicio y a pesar de que en últimos años han surgido numerosas acusaciones sobre su supuestos encubrimientos de casos de pederastia cuando era secretario de Estado, como el del fundador de los Legionarios de Cristo, el mexicano Marcial Maciel.

La decisión del Pontífice se hizo pública este sábado con un motu proprio (documento papal) después del tradicional encuentro para las felicitaciones de Navidad a la Curia romana y que comienza con un saludo del decano.

Antes de iniciar su discurso, Francisco agradeció la labor de Sodano y pidió que la Orden de los obispos elija a un nuevo decano que se dedique totalmente a su labor.

“Con el aumento del número de los cardenales, compromisos cada vez mayores pesaban sobre la persona del cardenal Decano, me parece oportuno que de ahora en adelante el cardenal Decano, que siempre será elegido por los miembros de la Orden de los obispos (...) permanezca en el cargo por un quinquenio eventualmente renovable”, escribe el Papa.

El cardenal decano preside el Colegio, pero no tiene poderes de gobierno sobre los demás purpurados, siendo considerado un “primus inter pares”, es decir un primero entre iguales.

El decano convoca el cónclave en caso de sede vacante y lo preside si tiene menos de 80 años y por tanto forma parte incluso de los electores.

En el último cónclave, en marzo del 2013, el cardenal Sodano, con más de 80 años, presidió las congregaciones generales de los cardenales, las reuniones previas, pero no pudo entrar en la Capilla Sixtina, así que le tocó al subdecano Giovanni Battista Re, presidir durante las votaciones.

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