Por Manuel E. Yepe
En su discurso del 4 de julio ante el Congreso, en 1821, el Secretario de Estado –y luego 6° presidente estadounidense- John Quincy Adams, dijo que si Estados Unidos hubiera de abandonar su política exterior de entonces, respetuosa del no intervencionismo, inevitablemente se convertiría en la “dictadura” del mundo y comenzaría a comportarse en consecuencia.
El politólogo Jacob G. Hornberger fundador y presidente de la fundación “El Futuro de la Libertad”, escribió el 10 de mayo del año que termina un enjundioso trabajo periodístico al que dio por título
“La dictadura del Mundo” en el que afirma que no se puede negar que aquella predicción de J. Q. Adams se ha hecho realidad. Estados Unidos se ha convertido realmente en la dictadura del mundo, una dictadura arrogante, despiadada y brutal que no tolera la disidencia de nadie en la Tierra”.
“Ahora uso el término América porque es el que Adams utilizó originalmente, pero en realidad, es el gobierno de Estados Unidos el que se ha convertido en la dictadura del mundo”, dice Hornberger.
Un buen ejemplo de este fenómeno se produjo cuando a inicios del pasado siglo la dictadura mundial aplicó con fines vengativos su cruel sistema de sanciones contra Cuba y lo ha mantenido vigente hasta el presente.
Ya es suficientemente injusto castigar a ciudadanos extranjeros inocentes con la muerte o el empobrecimiento en aras de un objetivo político. Pero también es importante tomar en cuenta que las sanciones son un ataque contra la libertad económica del pueblo estadounidense porque la implican sanciones contra los ciudadanos estadounidenses involucrados. Si un estadounidense comercia con un iraní, un cubano o un venezolano, la dictadora mundial lo amenaza, persigue y condena con intención vengativa, mediante un proceso penal, o multas civiles, o ambas.
Similar sistema de sanciones ha sido aplicado durante la década de 1990 contra Irak matando a cientos de miles de niños de ese país del mundo árabe. Las sanciones estaban. Eso no molestó a la dictadora, al menos no lo suficiente como para poner fin a dichas sanciones. La idea era que si se podía matar a un número suficientemente grande de niños, el dictador iraquí Saddam Hussein abdicaría a favor de un dictador aprobado por Estados Unidos, o que habría un golpe de estado o una revolución violenta que lograría lo mismo. La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Madeleine Albright, expresó la opinión oficial de la dictadura cuando anunció que la muerte de medio millón de niños iraquíes a causa de las sanciones “valió la pena”.
Otro ejemplo de ello fue el caso de Meng Wanzhou, ciudadana china que trabajaba como directora financiera de la gigantesca empresa tecnológica china Huawei, quien tras haber sido arrestada por las autoridades canadienses y sometida a arresto domiciliario, sufrió la ira de la dictadura mundial.
¿Cuál era su supuesto crimen? ¿Haber violado las sanciones de Estados Unidos contra Irán? ¿Qué tienen que ver las sanciones de Estados Unidos contra Irán con China? ¡Exactamente nada! Es una ciudadana china, no americana. Entonces, ¿por qué estaba siendo procesada por el gobierno de los Estados Unidos?
Las sanciones se han convertido en una herramienta habitual de la política exterior de Estados Unidos. Casi nadie se preocupa por su imposición y aplicación. Su objetivo es amenazar a entes y ciudadanos extranjeros con la muerte, sufrimientos y privaciones económicas como forma de obligar a sus gobiernos a la voluntad de la dictadora del estadounidense y sus agentes violentos y brutales.
¿Qué podría ser más violento y despiadado que amenazar a personas inocentes con muerte y empobrecimiento como forma de llegar a sus gobiernos? Es sabido que la mayoría de los ciudadanos del mundo tienen poco control sobre las acciones de sus gobiernos, lo mismo que ocurre a los ciudadanos estadounidenses sobre las acciones del suyo. ¿Qué moralidad tiene el hecho de castigar a ciudadanos inocentes como forma de lograr un objetivo político? Es justamente por eso que se condena al terrorismo.
Washington no se conforma con exigir que sus ciudadanos cumplan con su malvado sistema. En su papel de dictadora global, el gobierno federal requiere que todo el mundo cumpla su malvado sistema. La dictadura reclama para sí la jurisdicción mundial.
¿Por qué los ciudadanos extranjeros inocentes son el blanco de la muerte y el sufrimiento económico simplemente porque a los funcionarios estadounidenses no les gusta su gobierno? ¿Por qué se destruyen las libertades de los ciudadanos estadounidenses por la misma razón? ¿Y por qué los ciudadanos extranjeros de todo el mundo son perseguidos penalmente por violar el malvado sistema de sanciones del gobierno federal?
Diciembre 25 de 2019.
Este artículo se puede reproducir citando al periódico POR ESTO! como fuente
Un coleccionista estadounidense llamado Bert Sacks, afectado por una crisis de conciencia, viajó a Irak con medicinas para ayudar al pueblo iraquí. La dictadora lo persiguió con fines vengativos, lo sancionó con una multa y luego persiguió su colección durante aproximadamente una década.
Eso ya es bastante malo. Pero aquí es donde entra en juego el punto de vista de Adams.
Por eso Meng Wanzhou fue arrestada y puesto bajo arresto domiciliario en Canadá. ¡Sí, Canadá! Ni siquiera estaba en los Estados Unidos cuando fue arrestada. La dictadora anunció que había violado sus sanciones contra Irán en algunos tratos que supuestamente había realizado con un banco ubicado a miles de kilómetros de las costas estadounidenses, y luego prevaleció sobre Canadá para que la arrestara mientras estaba en ese país a fin de que pudiera ser extraditada a Estados Unidos para ser juzgada por su supuesta violación de las sanciones impuestas por Estados Unidos a Irán.
(http://manuelyepe.wordpress.com)