Síguenos

Última hora

Desmienten en la mañanera información sobre supuestas multas por cámaras de seguridad

Internacional

Estado de la Unión

Alfredo García

En su segundo discurso sobre el Estado de la Unión, el presidente Donald Trump adoptó la forma de estadista. Sin embargo, el contenido de su presentación fue una reiteración de sus principales temas de confrontación en política interna e internacional.

En una Cámara de Representantes controlada por la oposición demócrata, que amenaza con frenar su agenda legislativa y una audiencia que reflejaba la polarización política del país, Trump hizo inusuales llamados a la unidad y a la cooperación, exhortando al diálogo que ha estado rechazando, poniendo en crisis el equilibrio político entre partidos.

“Juntos podemos romper con décadas de bloqueo político. Podemos acabar con viejas divisiones, curar viejas heridas, construir nuevas coaliciones. Debemos rechazar las políticas de venganza, resistencia y retribución, y abrazar el potencial ilimitado de la cooperación, el compromiso y el bien común”, instó Trump, sin mencionar los temas que estaría dispuesto a honrar.

El principal mensaje para sus bases extremistas: evangélicos y sectores antiinmigrantes, estuvo presente cargado de simbolismo y odio, al vincular la entrada ilegal con el tráfico de personas y abusos sexuales a menores, ante la presencia de familiares de víctimas de la violencia por parte de inmigrantes indocumentados: “El Estado sin ley de nuestra frontera en el Sur es una amenaza para la seguridad y el bienestar financiero de todos los estadounidenses. Tenemos el deber moral de crear un sistema de inmigración que proteja las vidas y los empleos de nuestros ciudadanos” (…) “En el pasado, la mayoría de las personas en esta sala votaron por un muro (con México), pero el muro adecuado nunca se construyó. Yo lo construiré”, prometió Trump.

Sobre la investigación que lo aguijonea acerca de sus trajines conspirativos con las autoridades rusas durante el pasado proceso electoral, calificadas por el presidente como “ridículas investigaciones partidistas”, Trump advirtió: “Si va a haber paz y legislación, no puede haber guerra e investigación. ¡Simplemente no funciona de esa manera!”, demostrando una vez más su disposición para el “diálogo”.

Para América Latina y el Caribe, Trump reiteró la amenaza de intervención militar contra Venezuela, tras la indiferencia de la ONU sobre la grosera política de injerencia en los asuntos internos del país bolivariano. El tema más novedoso en política exterior, fue el anuncio de una segunda cumbre con el presidente de Corea del Norte, Kim Jong-un, los próximos días 27 y 28 de febrero en Vietnam. “Si yo no hubiese salido elegido presidente, ahora mismo estaríamos, en mi opinión, en una gran guerra con Corea del Norte, con millones de personas potencialmente muertas”, aseguró el magnate presidente con equivocada euforia sobre la nueva cumbre.

Para responder a Trump, el liderato demócrata seleccionó a Stacey Abrams, legisladora afroamericana progresista, candidata a gobernadora del Estado de Georgia en noviembre que hizo una crítica moderada sobre la política del mandatario, para finalizar con un mensaje subliminal: “Estoy decepcionada por cómo aborda nuestros problemas, pero no quiero que fracase”.

En sus dos años de mandato, Trump exhibe un récord de cambios para peor. Decisiones regresivas en materia de aborto y comunidad LGTBI, mayor rebaja de impuestos a los sectores ricos, ruptura de compromisos medioambientales, retirada del acuerdo nuclear sobre Irán, traslado de la sede de la embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusalén, guerra comercial con China y aliados europeos, y el sospechoso repliegue de tropas en Siria y Afganistán, mientras refuerza militarmente la frontera con México y amenaza con invadir a Venezuela.

Siguiente noticia

Proponen mecanismo de cuatro etapas para la paz en Venezuela