Su Santidad Papa Francisco
Palacio Apostólico
Ciudad del Vaticano
Santidad,
En estos días de dolor y recogimiento de Semana Santa Cristiana, los cubanos de la Isla, así como los que vivimos en el exterior de nuestra Patria, hemos sido lacerados en cuerpo y alma de pueblo humilde y sencillo por las nuevas medidas de agresión económica dictadas contra Cuba por la Administración del Gobierno de Estados Unidos del presidente Donald Trump.
La política de odio y revancha cruel nada tiene que ver con la reconocida nobleza del pueblo norteamericano, que había saludado con su aprobación más entusiasta el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos y los saludables intercambios de pueblo a pueblo establecidos por la anterior Administración del presidente Barack Obama. Esos cambios de rumbo positivos para ambos países, en gran medida tuvieron éxito gracias a Usted, Santo Padre, por su contribución diligente, oportuna y efectiva, bien reconocida por todos los hombres y mujeres de buena voluntad y muy en particular por los entonces presidentes de sus respectivos países, Raúl Castro Ruz y Barack Obama.
Es nuestro más ferviente deseo que dada su autoridad moral reconocida por todos–cristianos o no–Usted interponga sus buenos oficios ante la Administración del presidente Trump con el fin de evitar mayores sufrimientos al pueblo cubano, que estoicamente viene soportando por sesenta años una política de agresión permanente por parte del poderoso vecino del Norte, por el sólo “pecado” de defender su indoblegable Independencia y la plena Soberanía de la Nación cubana.
Fue su Santidad Juan Pablo II quien predicando en La Habana ante una multitud de miles de cubanos en la histórica Plaza de la Revolución, frente el obelisco levantado en mármol en honor al Apóstol de la Independencia cubana, José Martí, estando presente el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro y Usted mismo, entonces humilde jesuita, Cardenal Bergoglio, fue testigo personal de ello, cuando reclamó el Santo Padre que “Cuba se abriera al mundo y que el mundo se abriera a Cuba”.
Hoy, cuando Cuba vive abierta al mundo y el mundo está abierto a Cuba, el actual gobierno de Estados Unidos se cierra a Cuba y se cierra al mundo.
Mezquinas razones electorales de la política en uso son las que cierran el camino al diálogo, la paz y el entendimiento entre dos naciones vecinas, cuyos pueblos no anidan ni odios ni rencores.
Si pedir un milagro es mucho, por lo menos haga Usted, Santidad, lo que le dicte su corazón y su conciencia a favor de un pueblo digno y valiente que hoy sufre mil penurias por la arrogante rabia agresiva de un poder imperial cegado en su impotencia ante un pequeño David cuya mejor arma moral es su Onda Martiana.
Interceda por Cuba, Papa Francisco, ante el poderoso César del Siglo XXI, y América entera, el mundo y los cubanos le quedarán eternamente agradecidos.
Con humilde reverencia quedan de Usted, con la más agradecida consideración, los abajo firmantes.
Por la Alianza Martiana firman:
Max Lesnik, Andrés Gómez, Rosa Reyes, Damián Díaz, Ricardo Chang, Manuel Valera
Por la Fundación por la Normalización de Relaciones entre Estados Unidos y Cuba firman:
Elena Freyre, Julio V. Ruiz, Amaury Cruz
Por la organización Cuban American Defense League firma:
Xiomara Almaguer
Por la organización Jewish Solidarity firma:
Eddie Levy