BERLÍN, Alemania, 20 de julio (AFP/EFE).- Alemania rindió homenaje este sábado a los autores del atentado fallido contra Hitler hace 75 años y a su polémico líder, Claus von Stauffenberg, en un momento en el que la extrema derecha intenta apropiarse de su legado.
“Hay momentos en los que la desobediencia puede ser un deber”, estimó la canciller Angela Merkel en un discurso en el que honró el carácter ejemplar de los conspiradores y su entorno, durante una ceremonia en Berlín ante los jóvenes reclutas del ejército alemán.
La operación “Valquiria”, un golpe de Estado que implicó a varios miles de militares y civiles, es el acto más conocido de resistencia contra el régimen de Hitler.
El 20 de julio de 1944, el oficial aristócrata Von Stauffenber colocó un explosivo con temporizador oculto en su maletín durante una reunión en el cuartel general del Führer “la Guarida del Lobo”, cerca de Rastenburg, actualmente Ketrzyn, en Polonia.
El intento de asesinato fracasó y el golpe fue detenido. Hitler resultó herido leve. El coronel, que participó en la campaña africana del mariscal Rommel, y otros tres conspiradores fueron fusilados la misma noche.
Cientos de personas fueron ejecutadas y sus familias perseguidas en las semanas siguientes.
Contra una marcha neonazi
Miles de manifestantes salieron a la calle este sábado en Kassel (oeste de Alemania) en protesta contra una marcha neonazi, convocada siete semanas después del asesinato de un político alemán local a manos de un ultraderechista.
Alrededor de 8.000 personas participaron en la manifestación contra los neonazis, según datos policiales, mientras que el desfile del partido radical “Die Rechte” -”La Derecha”- fue secundado por unos 500 seguidores.
La protesta había sido convocada ante el propósito de esta formación ultraderechista de denunciar lo que considera “instrumentalización” del asesinato de Walter Lübcke, un político local muerto de un disparo en la cabeza en la terraza de su casa.
Lübcke, de la Unión Cristianodemócrata (CDU), había sido reiteradamente amenazado por la ultraderecha desde que, en 2015, defendió públicamente la política de acogida de refugiados de la canciller alemana Angela Merkel.
El presunto autor del asesinato es un reconocido ultraderechista, Stephan Ernst, de 45 años, quien tras su detención confesó su autoría, pero luego retiró esa primera declaración.