NUEVA YORK, EE.UU., 11 de agosto (AP/EFE/AFP).- Investigadores han estado indagando desde hace mucho las acusaciones de abuso sexual y tráfico de menores y asociación ilícita contra Jeffrey Epstein. El presunto suicidio del financista añade otro misterio a la investigación: ¿Cómo fue que murió en su celda?
El sábado inició otra investigación federal luego que la Oficina Federal de Prisiones dijo que Epstein “fue hallado inconsciente en su celda” en una cárcel de alta seguridad en Manhattan, al parecer por suicidio.
Su muerte abrupta trunca el caso que preparaba la fiscalía y que hubiera podido poner al descubierto los tejes y manejes del financista exitoso que estaba bien conectado con celebridades y presidentes, aunque la fiscalía ha prometido seguir investigando.
Epstein había sido puesto bajo vigilancia por suicidio luego que hace poco más de dos semanas lo encontraron con moretones en el cuello, de acuerdo con una persona familiarizada con el asunto que no estaba autorizada para hablar sobre el caso públicamente. Pero cancelaron la vigilancia a fines de julio, así que al momento de su muerte no estaba siendo monitoreado, dijo la fuente.
Estaba solo
Una fuente policial dijo al New York Times que Epstein estaba solo en su celda la noche en la que aparentemente se quitó la vida. La fuente, al tanto de la investigación, dijo al diario que el compañero de celda de Epstein había sido transferido. El funcionario dijo que al Departamento de Justicia le informaron que Epstein tendría un compañero de celda y sería monitoreado por un guardia cada 30 minutos.
El Times habló con la fuente bajo condición de anonimato. The Associated Press no ha confirmado esta información de manera independiente.
El secretario de Justicia William Barr, pidiendo una investigación de parte del FBI y el inspector general del Departamento de Justicia, dijo que quedó “horrorizado” al enterarse que Epstein había muerto bajo custodia federal.
“La muerte del señor Epstein crea interrogantes serias que necesitan respuestas”, dijo Barr en un comunicado.
Epstein, de 66 años, estaba acusado de hacer que decenas de menores fueran a sus lujosas residencias, especialmente en Nueva York y en Florida, donde las forzaba a hacerle “masajes” que casi siempre se convertían en sexo forzado.
En la víspera
Epstein, de 66 años, fue arrestado luego que le negaron la fianza y enfrentaba hasta 45 años de cárcel por cargos federales de tráfico sexual y asociación ilícita, según divulgó la fiscalía el mes pasado. Se había declarado inocente y estaba a la espera de su juicio.
En la mañana del viernes pasado se habían publicado cientos de documentos sobre Epstein, que pertenecían a un caso paralelo cerrado contra una mujer que era supuestamente su “reclutadora”.
La investigación federal sobre las acusaciones sigue su curso, dijo el fiscal federal Geoffrey Berman. Resaltó el sábado en un comunicado que el auto de acusación contra Epstein incluye un cargo de asociación ilícita, indicando que otras personas podrían enfrentar cargos como parte del caso.
El abrupto deceso del millonario hizo surgir interrogantes, críticas y debates en los medios de comunicación sobre si estaba aún bajo la vigilancia de suicidio por parte de la Oficina Federal de Prisiones.
Se dice que los dos guardias de la unidad donde estaba Epstein prisionero trabajaban tiempo extra esa noche.
La Oficina del Médico Forense de la ciudad realiza la autopsia que revelará las razones de la muerte.
Crece el escándalo
El escándalo crece en Estados Unidos. Muchos creen que este sexagenario con numerosas conexiones con el poder pudo haber sido asesinado en lugar de haberse suicidado.
La teorías del complot, retomadas por el presidente Donald Trump, y la exigencia de una investigación independiente alimentan el escándalo.
Las dudas se vieron reforzadas el domingo por revelaciones de The New York Times. Funcionarios de prisiones citados de manera anónima por el diario reconocieron que no se respetaron los procedimientos de seguimiento del detenido: no se habían realizado rondas, programadas cada 30 minutos, y estaba solo en su celda, aunque la regla es que siempre debían ser dos.
Sin esperar los resultados de las investigaciones anunciadas, muchos quieren creer en el asesinato de este hombre que había invitado a tantas personas poderosas a sus jets o fiestas privadas, pues durante su proceso judicial algunos de ellos podrían haber sido -quizás no objetivos de la justicia- pero sí al menos blanco de vergüenza.