WASHINGTON, EE.UU., 6 de agosto (EFE).- La designación de China como “manipulador de divisas” por parte de Estados Unidos, más simbólica que efectiva, extiende y aviva aún más llamas de la guerra comercial, a la vez que aleja la posibilidad de un acuerdo entre las dos potencias económicas.
“La economía china se está desmoronando. Ya no es la potencia que era hace 20 años”, afirmó este martes Larry Kudlow, asesor económico principal del presidente estadounidense, Donald Trump, en declaraciones a los periodistas en la Casa Blanca.
Las palabras de Kudlow se producen apenas un día después de que el Departamento del Tesoro estadounidense designara a China como manipulador de divisas, algo que no ocurría desde 1994.
La disputa comercial entre China y Estados Unidos, con la aplicación recíproca de aranceles por valor de miles de millones de dólares, se ha intensificó así un peldaño más y entró en el complejo ámbito de las divisas.
Con esta designación, EE.UU. se permite contactar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para examinar la supuesta intervención de China en el mercado de divisas, aunque el organismo internacional en su reporte anual de tipos de cambio hace unos meses consideró al yuan alineado con los fundamentos económicos.
“Creo que el FMI será mucho más analítico y objetivo en la evaluación de lo que ha sido el politizado Tesoro de EE.UU.”, dijo Stephen Roach, economista de la Universidad de Yale en declaraciones a la cadena CNBC.
El anuncio del Tesoro, como casi siempre en la Administración Trump, fue precedido por un tuit del presidente.
“China dejó caer el precio de su divisa a casi un mínimo histórico. Se le llama ‘manipulación de divisas’. ¿Estás escuchando, Reserva Federal (Fed)?”, afirmó Trump en una serie de mensajes en Twitter.
El mandatario ha pedido de manera reiterada a la Fed que baje los tipos de interés para apoyar la actividad económica, y criticó su último recorte de 25 puntos básicos como “decepcionante”.
Un yuan más débil significa que los productos chinos denominados en dólares son más baratos, algo que ayudaría a frenar el efecto negativo de los nuevos aranceles estadounidenses sobre su competitividad, aunque el precio a pagar será un aumento del coste de las importaciones.
Pekín golpea
Si el presidente estadounidense, Donald Trump, acusaba a China la semana pasada de incumplir sus promesas de importar más productos agrícolas de EE UU, hoy Pekín ha querido golpearle por ese flanco al suspender estas compras en respuesta al anuncio de más aranceles a productos chinos a partir de septiembre.
Trump, que ha mostrado repetidamente su apoyo a la población rural de su país y les ha prometido protección contra las supuestas malas praxis comerciales de China y el efecto de la disputa comercial, indicó que aplicará aranceles del 10% a 300,000 millones de dólares en productos chinos en represalia por la falta de avances en las compras agrícolas y en las negociaciones con Pekín.
Por su parte, Pekín parece aclarar cuáles son las “contramedidas” que anunció el pasado viernes, tras haber jurado que “millones de toneladas de soja han partido de EE.UU. a China desde el 19 de julio” y que las firmas del país habían retomado también las compras de algodón, cerdo y sorgo estadounidenses.
El Ministerio de Comercio del país asiático reveló hoy que no solo se han suspendido las compras de productos agrícolas estadounidenses por parte de empresas chinas, sino que no se descarta que se apliquen gravámenes a la importación de los bienes de este tipo adquiridos después del 3 de agosto.
Además, se permitió recordar al inquilino de la Casa Blanca la “enorme capacidad de mercado” del país asiático y se arrogó “unas perspectivas brillantes para la importación de productos estadounidenses agrícolas de alta calidad”.