Gustavo Robreño
Mi Columna en POR ESTO!
La República Islámica de Irán ha proclamado que el imperialismo de Estados Unidos, hoy regido por la arrogante e inmoral Administración Trump, será expulsado del Medio Oriente y que, por tanto, esa región volverá a ser una zona de paz y desarrollo, de convivencia pacífica entre todas las naciones, nacionalidades diversas y creencias religiosas que la componen.
No hay que ser muy sagaz para entender que la insaciable ambición de dominio y saqueo del imperialismo internacional, encabezado por el estadounidense y sus socios transnacionales, es la principal causante de la trágica situación de guerra generalizada, terrorismo y terrorismo de Estado, agresiones, amenazas, sanciones demenciales y bloqueos en que se encuentra sumergida esa zona del mundo.
A partir de la llegada de Trump a la Casa Blanca esa situación se deterioró y avanzó hacia la guerra en medio de las medidas que intencionadamente fueron adoptadas por los recién llegados gobernantes yanquis en su estrecha alianza con el estado sionista de Israel.
Punto de partida de todo lo que vino después fue la pronta ruptura por parte de Washington del acuerdo nuclear logrado con Irán dirigido a regular el desarrollo nuclear pacífico del país persa, conjuntamente con Rusia y China, Francia, Gran Bretaña y Alemania. Fue una medida descabellada y absurda, que echó por tierra el difícil acuerdo alcanzado mediante una trabajosa negociación que duró varios años.
La ruptura del acuerdo nuclear mostró la determinación de agravar toda la situación del Medio Oriente en su conjunto, que venía ya degradándose a partir de la llamada “primavera árabe”, la agresión contra Siria y Libia y la sospechosa creación del Estado Islámico, cuyos orígenes, patrocinio y financiamiento no quedan aún claros, pero apuntan cada vez más a los servicios especiales de Estados Unidos.
El asesinato del general iraní Quasam Soleimani por parte del régimen de Trump en territorio iraquí, no sólo violó los compromisos establecidos por Estados Unidos con el gobierno de Irak y violó abiertamente su soberanía ya precaria, sino que introdujo brutalmente en este caso un elemento nuevo y aparentemente incontrolable de terrorismo de Estado, ejecutado por Washington.
No es la primera vez que el imperio yanqui pone en práctica estos procedimientos, puesto que con anterioridad había llevado a cabo la ejecución de otros líderes de la región con Sadam Hussein y Muammar el Gadafi, ambos hechos prisioneros y posteriormente asesinados.
El gobierno imperialista de Estados Unidos sigue acumulando odio, crimen y tragedia por todo el territorio del Medio Oriente, y la necesidad de detenerlo en algún lugar y en algún momento se hace patente para los gobiernos y pueblos de esa zona que no están dispuestos a someterse al vasallaje ni al saqueo yanqui.