WASHINGTON, EE.UU., 17 de enero (EFE).- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha recurrido a dos figuras del histórico juicio político al expresidente Bill Clinton para integrar el equipo legal que lo defenderá en su propio “impeachment”, como se conoce en inglés al proceso de destitución del gobernante.
Se trata de Kenneth Starr y Robert Ray, que en la década de 1990 acapararon la atención de Estados Unidos por su papel como fiscales especiales e independientes que con su investigación lograron poner contra las cuerdas a Clinton (1993-2001), y que ahora se sumarán a otros juristas que desde hace meses diseñan la estrategia de defensa de Trump para el juicio político que empezará el próximo martes en el Senado.
Y para dar más picante al tema, estarán también acompañados por Alan Dershowitz, un polémico profesor retirado de Derecho Constitucional que cuenta entre sus antiguos clientes a la exestrella del fútbol americano OJ Simpson, protagonista en los años 90 de un sonado juicio por el homicidio de su esposa, o el malogrado Jeffrey Epstein, muerto en extrañas circunstancias en su celda cuando espera ser procesado por pedofilia.
Fue el propio Dershowitz quien confirmó en su cuenta oficial de Twitter que intervendrá en la fase de “argumentos orales” del proceso de destitución.
Los tres juristas se unen así al equipo de defensa que encabezan el abogado general de la Casa Blanca, Pat Cipollone, y uno de los letrados personales de Trump, Jay Sekulow.
Estos dos últimos serán los abogados principales de Trump, y según la cadena CNN, contarán también con la ayuda de otra abogada personal del mandatario, Jane Raskin, y de la exfiscal general de Florida Pam Bondi, que desde finales del año pasado ha sido el rostro de la operación mediática de la Casa Blanca contra el proceso.
Starr, un meticuloso y discreto experto en derecho, hijo de un pastor cristiano y relacionado durante toda su carrera con figuras del ala más conservadora del Partido Republicano, se hizo cargo en 1994 de la investigación a Clinton por el “caso Whitewater”, una fracasada inversión de bienes raíces relacionada con la quiebra de una caja de ahorros en Arkansas, que salpicaba al exgobernador de ese estado y a su esposa, Hillary.
Pese a que esa investigación no dio resultados, Starr tuvo la tenacidad de seguir tirando de la cuerda de otros casos oscuros de la Presidencia de Clinton, como el despido irregular de unos empleados de la oficina de viajes de la Casa Blanca o el manejo de ficheros del FBI sobre ex funcionarios republicanos, hasta dar con el caso que llevaría al presidente demócrata a tener que enfrentarse a un juicio político.
Y ese caso fue la relación sexual clandestina que mantuvo con la becaria de la Casa Blanca Mónica Lewinsky, que el mandatario intentó tapar y negó, bajo juramento, a los investigadores independientes, una acción que fue finalmente el motivo de su “impeachment”: el perjurio.
El juicio político a Clinton, como se espera que ocurra con el que padecerá a partir de la próxima semana Trump debido a la mayoría con que cuenta el Partido Republicano en el Senado, finalizó con la absolución del mandatario.
Ante este cúmulo de “déjà vu” de los años 90, la propia Lewinsky reaccionó con sorpresa.
“Definitivamente este es un día de ‘¿me estás tomando el pelo?’”, escribió en su cuenta de Twitter la exbecaria de la Casa Blanca, que hasta mediados del año pasado estuvo apartada de los focos, manteniendo un discreto silencio sobre el tema.
Por su parte, Dershowitz defendió su imparcialidad y dijo también en Twitter que su deseo es “defender la integridad de la Constitución y prevenir la creación de un precedente constitucional peligroso”.
El polémico abogado dijo no ser “partidista”, lo que argumentó indicando que en 2016 incluso votó por la candidata demócrata, Hillary Clinton, aunque en los últimos años se le ha visto defendiendo frecuentemente a Trump en entrevistas con cadenas de televisión conservadoras.
Por su parte, retuiteando comentarios de los comentaristas de su cadena de televisión favorita, la conservadora Fox News,Trump siguió insistiendo hoy en que el juicio político es injusto y que debería suspenderse.