CIUDAD DEL VATICANO, 24 de enero (AFP/EFE).- El Papa Francisco recibió este viernes en el Vaticano al vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, con el que conversó casi una hora en privado, informaron fuentes vaticanas.
Pence aprovechó la ocasión para comunicar al Papa argentino el “caluroso saludo” del presidente Donald Trump, quien disfrutó de su visita a la Santa Sede, dijo.
El presidente Trump y el Papa Francisco, quienes tienen a menudo posiciones opuestas sobre numerosos asuntos mundiales, se reunieron en el Vaticano en mayo de 2017 para una entrevista de media hora.
Al término de la visita, el Papa le regaló a Pence el tradicional medallón de la paz, mientras el vicepresidente estadounidense le obsequió al pontífice una cruz fabricada con la madera de un árbol de su residencia en Washington.
Según fuentes diplomáticas, en la reunión se habló de diferentes crisis internacionales, en particular de la preocupación de la Santa Sede por el conflicto en Irak, cuyo presidente Barham Salih, será recibido por este Papa el sábado.
Ninguna nota oficial fue divulgada por el Vaticano.
Antes de despedirse, Pence agradeció al Papa por haberlo convertido en “un héroe” ante su familia y madre, una católica devota.
Pence llegó acompañado por Callista Gingrich, embajadora de Estados Unidos ante la Santa Sede y su esposo Newt Gingrich, ex presidente republicano de la Cámara de Representantes.
Asistió también su asesor a la seguridad Keith Kellogg, un general retirado del ejército de Estados Unidos.
El vicepresidente se reunió también este viernes con el primer ministro italiano, Giuseppe Conte y con el jefe de Estado, Sergio Mattarella.
Pence, que ha participado este jueves en Jerusalén en la ceremonia en recuerdo del Holocausto, que coincide con 75 aniversario de la liberación de Auschwitz-Birkenau, tiene previsto también reunirse hoy con el primer ministro italiano, Giuseppe Conte y el jefe de Estado, Sergio Mattarella.
Beatificación del padre Plancarte
El Sumo Pontífice aprobó el decreto que reconoce las “virtudes heroicas” del mexicano de padres españoles José Antonio Pancarte Labastida, lo que supone el primer paso para su beatificación.
El Papa recuerda del sacerdote su labor como promotor de la coronación de Nuestra Señora de Guadalupe el 12 de octubre de 1895.
Sus estudios de primaria los realizó en Guadalajara y Morelia para después emigrar al Reino Unido y cursar la carrera Comercial en el Colegio de Santa María de Oscott donde permaneció de 1856 a 1862.
Tras optar por la vocación sacerdotal, inició los estudios de Teología en Roma y fue ordenado sacerdote el 11 de Junio de 1865.
Fue nombrado párroco de Jacona, Michoacán, donde permaneció hasta 1882 y fundó la Congregación de Hijas de María Inmaculada de Guadalupe en 1878, para que continuaran con la educación cristiana de niños y jóvenes.
En 1882 se trasladó a la capital del país donde lo nombraron Abad de la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe.
El camino hacia la santidad tiene varias etapas: la primera es ser declarado venerable siervo de Dios, la segunda beato y la tercera santo.
Venerable Siervo de Dios es el título que se da a una persona muerta a la que se reconoce “haber vivido las virtudes de manera heroica”.
Para que un venerable sea beatificado es necesario que se haya producido un milagro debido a su intercesión, y para que sea canonizado, es decir, elevado a santo, se precisa un segundo milagro obrado “por intercesión” después de ser proclamado beato.
Misioneros asesinados en Guatemala
Francisco firmó, además, el decreto que reconoce el “martirio” de tres misioneros españoles del Sagrado Corazón de Jesús y de otros siete compañeros laicos asesinados en Guatemala entre 1980 y 1991, durante la guerra civil, por grupos de militares, y que por tanto se convertirán en beatos.
Igualmente firmó el decreto de martirio de otros tres sacerdotes de la Orden de los Capuchinos, entre ellos José Doménech Bonet, asesinados “por odio a la fe” en el periodo comprendido entre el 24 de julio y el 6 de agosto de 1936, durante la guerra civil española.
Según comunicó hoy la oficina de prensa del Vaticano, el pontífice autorizó la aprobación de los respectivos decretos, por lo que estas personas no necesitan ningún milagro para su beatificación.