CIUDAD DEL VATICANO (AP/ACI).- El Papa Francisco aconsejó el lunes a sus fieles que rechacen “al dios del dinero” así como el consumismo, el placer, el éxito y el ego. En su homilía durante la misa de la Epifanía en la Basílica de San Pedro del Vaticano, el pontífice animó a la gente a centrarse en servirá los demás, no a uno mismo.
“De hecho, al adorar uno aprende a rechazar lo que no debe ser adorado: el dios del dinero, el dios del consumo, el dios del placer, el dios del e?xito, nuestro yo erigido en dios. Adorar es hacerse pequen?o en presencia del Alti?simo, descubrir ante E?l que la grandeza de la vida no consiste en tener, sino en amar”, dijo el Sumo Pont{ifice y agregó:
“Adorar es redescubrirnos hermanos y hermanas frente al misterio del amor que supera toda distancia: es obtener el bien de la fuente, es encontrar en el Dios cercano la valenti?a para aproximarnos a los dema?s. Adorar es saber guardar silencio ante la Palabra divina, para aprender a decir palabras que no hieren, sino que consuelan”. Además, pidió a los fieles que se concentren en lo esencial y se deshagan de lo que llamó “cosas inútiles y adiciones” que entumecen los corazones y confunden la mente.
La fiesta de la Epifanía, que pone fin a la Navidad, recuerda el viaje que, según las enseñanzas cristianas, realizaron los tres Reyes Magos para llevar regalos al niño Jesús.
“Los cristianos deberían ayudar a los que sufren en los márgenes de la sociedad”, apuntó Francisco, y añadió que “Jesús está presente en esa gente”. Haciendo hincapié en uno de los pilares de su papado, Francisco dijo que la “fe no es solo un conjunto de bellas doctrinas” sino un llamado a amar a Dios.
“En la vida cristiana no es suficiente saber: sin salir de uno mismo, sin encontrar, sin adorar, no se conoce a Dios. La teologi?a y la eficiencia pastoral valen poco o nada si no se doblan las rodillas; si no se hace como los Magos, que no so?lo fueron sabios organizadores de un viaje, sino que caminaron y adoraron. Cuando uno adora, se da cuenta de que la fe no se reduce a un conjunto de hermosas doctrinas, sino que es la relacio?n con una Persona viva a quien amar”, destacó el Santo Padre. En Milán, las autoridades municipales ofrecían un almuerzo para 200 personas sin hogar en un hotel como forma de llevar la alegría de las fiestas a los necesitados. Francisco rezó a la Virgen María para que “podamos ser testigos de Cristo donde estamos, con una nueva vida, transformada por su amor”.
El Dios verdadero y los ídolos traicioneros
Tras celebrar la Misa en la Basílica de San Pedro por la Solemnidad de la Epifanía del Señor, el Pontífice dirigió este 6 de enero el rezo del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico Vaticano.
El Obispo de Roma recordó a los Magos “que vinieron de Oriente a Belén, siguiendo a la estrella, para visitar al recién nacido Mesías” y subrayó que el Evangelio de San Mateo relata que tras adorar a Jesús los Magos fueron “advertidos en un sueño de que no regresaran a Herodes” por lo que “regresaron a su país por otro camino”.
“Estos sabios, que vienen de regiones lejanas, después de haber viajado mucho, encuentran a quien querían conocer, después de haberlo buscado durante mucho tiempo, ciertamente también con dificultades y aventuras. Y cuando finalmente llegan a la meta, se postran ante el Niño, lo adoran y le ofrecen sus preciosos regalos. Después de lo cual partieron nuevamente sin demora para regresar a su tierra. Pero aquel encuentro con el Niño los cambió”, señaló el Papa.
“La experiencia de Dios no nos bloquea, sino que nos libera; no nos aprisiona, sino que nos pone de nuevo en el camino, nos devuelve a los lugares habituales de nuestra existencia. Los lugares son y serán los mismos, pero nosotros, después del encuentro con Jesús, no somos los mismos que antes. El encuentro con Jesús nos cambia, nos transforma”, afirmó.
Por ello, el Papa Francisco aseguró que “cada experiencia del encuentro con Jesús nos lleva a tomar diferentes caminos, porque de Él viene una buena fuerza que sana el corazón y nos separa del mal” y añadió que esto indica que “somos nosotros los que tenemos que cambiar, transformar nuestra forma de vida incluso en el entorno habitual, cambiar los criterios de juicio sobre la realidad que nos rodea”.
“Aquí está la diferencia entre el Dios verdadero y los ídolos traicioneros, como el dinero, el poder, el éxito ...; entre Dios y aquellos que prometen darte estos ídolos, como magos, adivinos, hechiceros. La diferencia es que los ídolos nos unen a ellos mismos, nos hacen ídolos dependientes y nos posesionamos de ellos”, describió. Sin embargo, el Pontífice recordó que “el Dios verdadero no nos detiene ni se deja detener por nosotros: nos abre caminos, los caminos de la novedad y la libertad. Porque Él es Padre y siempre está con nosotros para hacernos crecer”.
Por ello, el Papa concluyó con este consejo: “si encuentras a Jesús, si tienes un encuentro espiritual con Jesús, recuerda, debes volver a los mismos lugares de siempre, pero de otra manera, con otro estilo. Es así, es el Espíritu Santo que Jesús nos da, que nos cambia el corazón”.