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¿Montaje para desacreditar un testigo?

Zheger Hay Harb

La Nota Colombiana

Acaban de publicar los medios de comunicación que a Juan Guillermo Monsalve, el testigo estrella del juicio que la Corte Suprema sigue contra el ex presidente Alvaro Uribe, le fueron encontrados en su celda de reclusión licor, un televisor y celulares que pueden pertenecer a otros detenidos. Todo parece organizado para desacreditarlo en vísperas de que la Corte Suprema realice el juicio.

La revista Semana, que ha variado notoriamente su posición editorial desde cuando hace unos meses fue adquirida por un empresario nunca antes vinculado con los medios, publica como gran escándalo que mediante un perfil falso de Facebook se pudo llegar a descubrir la farra en que Monsalve habría convertido su prisión.

Esta revista ha despedido a columnistas muy prestigiosos, críticos del gobierno, para incluir en su reemplazo a dos periodistas de reconocida tendencia derechista y cuya calidad está muy lejos de igualar la de los desvinculados. En este caso hace un despliegue mostrando fotos del detenido frente a una botella de whisky y acompañado de una mujer que toma la foto frente a un espejo.

El periódico El Colombiano, conservador y uribista, se hace eco y se rasga las vestiduras por la presunta corrupción que habría permitido estos excesos y enlista lo encontrado: “El reporte oficial da cuenta que en la casa fiscal en donde se encuentra Monsalve junto a tres personas más había seis celulares, dos computadores, una impresora, tres televisores, una consola de videojuego, un teclado inalámbrico, un modem wifi, dos botellas de Whisky, dos sim card, un radio USB, dos Ipad, una cédula de ciudadanía, una botella de vino, 10 de cerveza y 262,000 pesos”.

Pero el medio digital Pulzo aclara que como Monsalve comparte celda con varios altos funcionarios no puede asegurarse que todos esos elementos sean de él. Y el periódico El Espectador dice que el director del Inpec aceptó que el televisor de 32 pulgadas le había sido autorizado. Sobre los demás objetos no permitidos hallados en la casa fiscal, el mismo director aseguró al periódico que no todos eran de Monsalve, sino de sus compañeros de prisión: el abogado Leonardo Pinilla, procesado por el llamado ‘cartel de la Toga’; John Alexander Colmenares Russi, vinculado a caso de corrupción en la salud; y el ex presidente de Corficolombiana José Elías Melo Acosta, investigado por los sobornos de Odebrecht.

¿Por qué entonces arman un escándalo semejante cuando se aproxima la fecha del juicio contra el ex presidente?

Monsalve está cobijado con medidas de seguridad extremas porque se ha demostrado que su vida corre peligro y las fotografías que pretenden sean escandalosas fueron tomadas en una visita de su familia en días anteriores y la mujer que hacen aparecer como sospechosa es miembro de ella.

El es el principal testigo de cargo contra Uribe por haber sido capataz en su hacienda donde otros testigos –hoy desaparecidos- aseguran que se realizaban actividades paramilitares. Para desestimar esos testimonios el ex presidente denunció al senador Iván Cepeda porque supuestamente estaba ofreciendo prebendas a detenidos para que atestiguaran contra él pero la Corte Suprema estudió la denuncia y concluyó que, al contrario de lo que aseguraba Uribe, fue él quien cometió el ilícito.

Hay grabaciones de un allegado de Uribe también preso, el señor Pardo Hasche, haciéndole ver a Monsalve la conveniencia de apoyar al ex presidente y se comprobó que el abogado principal de éste, Diego Cadena, le dio dinero a uno de los testigos. Pescado en la falta el dadivoso aseguró que lo había hecho como un gesto humanitario, lo cual es bastante difícil de creer.

El Inpec es recurrentemente acusado de corrupción pero no precisamente para favorecer a los contradictores del gobierno. No es sino recordar que mintió cuando ocultó el hecho de que el ex ministro de agricultura de Uribe, extraditado de Estados Unidos por un caso de corrupción, no se encontraba en sus instalaciones sino en la Escuela de Caballería, tan tristemente recordada por las torturas a los presos políticos pero que se ha convertido en una colonia de vacaciones para los protegidos del gobierno de turno. El Inpec es el responsable por el lugar de reclusión del ex ministro. Ante la queja general porque éste goza de prerrogativas por fuera de la ley y de las que no disfruta la mayoría de los presos en cárceles hasta con el 500% de hacinamiento ¿el Inpec, tan diligente en el caso de Monsalve va hacer públicas las instalaciones militares en donde el ex ministro Uribito paga su detención? ¿Nos va a mostrar la casa fiscal que le asignaron dentro del Cantón, el casino donde come con los oficiales, las posibilidades de esparcimiento, el billar, la equitación y va a publicar las fotos que su esposa tome en las visitas para presentarlas como hechos ilícitos?

¿Le dictarán clases para incentivar su odio mostrándole que allí mismo en 1978 el M19 les robó 5,000 armas haciendo un túnel desde la casa de enfrente -alquilada para montar como pantalla un negocio de productos médicos- hasta el mismo cuarto de armamento y que luego torturaron por esos mismos campos donde puede cabalgar a todos los que capturaron por ese hecho, algunos completamente inocentes? ¿Nos van a mostrar las fotos de todos sus visitantes y examinarán el motivo de su visita? Filmarán el bar del casino al que el detenido tiene acceso para que veamos las marcas de whisky y otros licores que allí puede degustar? ¿Nos dirán cuántos cadetes están a su servicio para hacerle la vida fácil, de qué tamaño son los televisores que puede ver, cuántos celulares tiene a su disposición, USB, equipos de sonido seguramente mejores que los de Monsalve? Resultaría muy instructivo conocerlo.

Así que ahora nos queda difícil aceptar que por una información de inteligencia ese instituto descubrió el terrible crimen de que en la celda del testigo estrella contra Uribe encontraron las fotos de una reunión familiar en la cual participaba una de sus miembros (¡qué horror! ¡Una mujer de su propia familia!), un celular y un televisor que le había sido aprobado y otros elementos que no prueban que sean de su propiedad.

Uribe es abogado; podría instruir a los bárbaros del Inpec sobre cómo se constituyen las pruebas para que no hagan semejante ridículo.

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