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La curiosa historia que llevó a la caída del muro de Berlín: todo fue una confusión

Un mensaje malinterpretado fue todo lo que necesitó la multitud de la Alemania Oriental para causar la caída del Muro de Berlín
El 9 de noviembre de 1989 el Muro de Berlín cayó Foto; Reuters
El 9 de noviembre de 1989 el Muro de Berlín cayó Foto; Reuters

Uno de los más grandes momentos en la historia ocurrió un 9 de noviembre de 1989, cuando el Muro de Berlín cayó. Su caída fue un punto de inflexión en la Alemania de los años ochenta pues el país se encontraba separado desde hacía 28 años.

Sin embargo, pocos saben que este hito histórico fue muy peculiar, pues podría decirse que todo se trató de una confusión.

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Después de las repercusiones que tuvieron dos guerras durante la primera mitad del siglo XX, la Unión Soviética tomó medidas después de su victoria en la Segunda Guerra Mundial, su objetivo era convertir a la Europa Central y Oriental en una zona que le permitiera combatir contra futuras guerras e intentos de invasión.

Alemania y la Unión Soviética habían quedado como aliados en el Pacto de Varsovia, tras esto las potencias de occidente no tardaron en reaccionar y empezaron las tensiones crecientes, a medida que cada lado empezaba a almacenar armas termonucleares. El conflicto se acrecentó y duró varias décadas en lo que hoy conocemos como la Guerra Fría.

A principios de la década de 1980, los mandatarios Ronald Reagan y Mikhail Gorbachev, hicieron negociaciones con respecto al control de las armas termonucleares en Estados Unidos y la Unión Soviética. Gorbachev se había percatado que la economía de su nación se acercaba a un colapso por lo que se decidió a instituir reformas mismas que no fueron bien vistas por los líderes de la Alemania Oriental por lo que tomaron una decisión drástica.

Para 1989 habían construido un muro en toda la frontera para evitar que su población huyera hacia el oeste. En lugar de evitar las protestas; los pobladores empezaron a manifestarse en toda Alemania, Berlín, Leipzig, Dresde y otros lugares.

El 9 de noviembre de 1989, los líderes del partido comunista dieron una conferencia de prensa en la que intentaron mitigar las protestas indicando que habrían algunas condiciones para el viaje de Alemania Oriental a Alemania Occidental, aunque en realidad los viajes quedarían sujetos a todo tipo de restricciones.

Miles de personas esperaban que se abriera el muro

Sin embargo, el discurso del funcionario representante de la Alemania Oriental fue tan malo que se malinterpretó; en su lugar la gente había entendido que el muro se abriría de manera inmediata.

Aunque no lo habían hecho, muchas personas se dieron cita a los cruces fronterizos con la esperanza de pasar hacia la Alemania Occidental.

Los guardias del muro no sabían por qué había tanta gente llegando y no tenían órdenes sobre cómo manejar a la gran cantidad de gente que continuaba reuniéndose.

Entre los hombres que se encontraban en ese día estaba Harald Jäger, un oficial superior de la Stasi, que había servido al régimen durante 25 años, y que había visto la conferencia de prensa en la televisión, el hombre llamó al coronel Rudi Ziegenhorn, un oficial superior de guardia en el cuartel general del comando operativo de Stasi, con el objetivo de conocer qué estaba sucediendo.

Ziegenhorn le dijo que todo seguiría igual, que no se permitirían los pases a la Alemania Occidental. Jäger al ver que la multitud se hacía cada vez más grande volvió a llamar a su superior, este le dijo que debían rechazar a la multitud.

Él al ver que su seguridad y la de sus hombres estaba comprometida debido al número de personas que se aglomeraba a las afueras, decidió llamar nuevamente a su superior; el hombre realizó cerca de 30 llamadas en el transcurso de la noche, todas tuvieron la misma respuesta.

A la última hora de la noche, Ziegenhorn decidió agregar a Jäger a una conferencia telefónica con los superiores de la Stasi, le ordenó que se callara y no dejara a nadie saber que estaba en la línea.

En algún momento de la conferencia un superior de la Stasi preguntó si Jäger era capaz de evaluar la situación de manera realista o si era un cobarde. Tras esta declaración el teléfono de Jäger se cortó repentinamente.

Dejaron pasar a algunos para que no regresaran

Sin embargo, Ziegenhorn volvió a hacer una llamada y le dijo a Jäger que dejara salir a los líderes alborotadores en un viaje sin retorno hacia la Alemania Occidental.

Cuando él obedeció se encontró con un problema, los manifestantes se dieron cuenta que cada vez que hacían ruido, Jäger salía y los dejaba pasar, además de que entre las primeras personas que salieron al otro lado habían padres jóvenes que sólo quisieron dar un vistazo al otro lado, nadie les había dicho que el viaje era sólo de ida, por lo que una vez que habían dado su vistazo regresaban al muro para volver a sus hogares, pero recibían  una negativa.

Al principio estas personas no entendían lo que pasaba, pero se dieron cuenta que no los dejarían volver, ante esto la reacción de estas personas fue muy fuerte, los funcionarios fronterizos le pidieron a Jäger que manejara la situación. Él les dijo a los padres que podrían regresar a Alemania Oriental; al escuchar esto otras personas que también habían estado del otro lado dijeron que querían volver por lo que les dio instrucciones a los funcionarios de que los dejaran pasar también.

Después de esa decisión nada sería igual, pues durante la noche ocurrió otra que terminó por sellar el destino del Muro de Berlín, las puertas se abrieron por completo.

Aproximadamente a las 23:15 horas la multitud del lado este de Bornholmer acumulaba unos miles, todos gritaban que abrieran las puertas, Jäger y sus hombres temieron por su vida.

A las 23:30 horas Jäger telefoneó a su oficial al mando con su decisión "Voy a poner fin a todos los controles y dejar salir a la gente", dijo. A pesar de que Ziegenhorn no estuvo de acuerdo, la decisión estaba tomada.

Tras abrirse las puertas del muro, una multitud de gente empezó a cruzar al lado occidental, del lado este se escucharon gritos de alegría y se vieron lágrimas, decenas de miles de personas empezaron a abrirse a paso, el Muro de Berlín se había abierto sin disparar ni una bala.

Por Redacción Digital Por Esto!

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