El papa Francisco celebró hoy la misa del Gallo, con poca gente y adelantada para respetar el toque de queda debido a la pandemia por COVID-19.
"Tú que me salvas, enséñame a servir. Tú que no me dejas solo, ayúdame a consolar a tus hermanos, porque desde esta noche todos son mis hermanos", fueron las palabras con las que el pontifice concluyó la homilía de Nochebuena en la Basílica de San Pedro.
En esta ocasión el papa estuvo acompañado por sus concelebrantes y por unos 150 fieles, religiosos, religiosas y residentes del Estado pontificio, todos separados y con mascarillas.
Durante la misa, el papa señaló que la Navidad es un periodo que permite a los fieles "nacer interiormente de nuevo" y por eso llamó a la fraternidad y religiosidad.
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Francisco se preguntó por qué el mesías nació de noche, pobre y rechazado, sin un alojamiento digno: "Para hacernos entender hasta qué punto ama nuestra condición humana: hasta el punto de tocar con su amor concreto nuestra peor miseria", sostuvo.
Por esa razón este periodo de renovación espiritual se antepone a la conducta de los hombres de nuestro tiempo que están hambrientos de entretenimiento.
"Es verdad: insaciables de poseer, nos lanzamos a tantos pesebres de vanidad, olvidando el pesebre de Belén. Ese pesebre, pobre en todo y rico de amor, nos enseña que el alimento de la vida es dejarse amar por Dios y amar a los demás"
La misa se llevó a cabo a las 19: 30 horas locales para respetar el toque de queda nocturno impuesto en toda Italia.
Con información de EFE
CI