Manuel E. Yepe
El presidente estadounidense Donald Trump aseguró la pasada semana que la crisis del Covid-19 que afecta a Estados Unidos es un peligro mayor para la seguridad nacional de su país que el ataque de Pearl Harbor o los incidentes terroristas del primero de septiembre de 2001, eventos ambos que llevaron a la superpotencia estadounidense a guerras.
La agencia periodística china de comentarios internacionales Strategic Culture Foundation deduce, respecto a este razonamiento del irracional dictador de Estados Unidos, que lo que pretende Trump es culpar al gigante asiático de la pandemia y de los daños para la nación norteamericana resultantes del desastre.
Ya el Secretario de Estado de Trump, Mike Pompeo, había llevado el tema aún más lejos al hacer por segunda vez la afirmación infundada de que el coronavirus que causa el Covid-19 había sido creado y liberado en un laboratorio en la ciudad china de Wuhan, a finales del año pasado.
Tal especulación fue repudiada como infundada por el consenso científico internacional que determinó que el virus evolucionó en la naturaleza y pasó de los animales a los seres humanos en una secuencia accidental y desafortunada de infección.
Hablando con periodistas en la Oficina Oval de la Casa Blanca, el bufón presidente de Estados Unidos manifestó textualmente: “Pasamos por el peor ataque que hemos tenido en nuestro país, peor que Pearl Harbor, peor que el World Trade Center (fecha de los ataques del 11 de septiembre de 2001). Nunca había habido un ataque como éste y no debería haber ocurrido nunca. Podría haber sido detenido en la fuente.
Podría haber sido detenido en China. Debería haber sido detenido en la fuente. Y no fue así”.
Al caracterizar la pandemia como un “ataque” y luego atribuir la responsabilidad a China, Trump estaba formulando una justificación para la retribución económica que parecer ser, en esta etapa, el propósito inmediato en que Washington está poniendo sus ojos.
Trump ha exigido a China anteriormente reparaciones financieras sustanciales. Pero esta es una peligrosa pendiente resbaladiza en la que se está embarcando por su precipitación por motivos electorales.
Con unos 30 millones de estadounidenses desempleados debido al impacto económico de la enfermedad y la peor caída económica desde la Gran Depresión, parece obvio que Trump tratará de trasladar la culpa de la catástrofe. Especialmente porque ha estaba basando sus esperanzas de reelección en noviembre en el supuesto de haber creado él el promotor de la “mayor economía que el mundo haya visto jamás”.
Las encuestas muestran que muchos estadounidenses culpan a la actitud inicialmente laxa de la administración Trump respecto a la pandemia por desatar el caos que ahora golpea a la nación. En términos de mortalidad, la tasa de mortalidad diaria en EEUU es peor que las que sufrieron los estadounidenses en Pearl Harbor o las provocadas por el terrorismo el 11 de septiembre en Nueva York.
Trump está atribuyendo a China, cínicamente, la causalidad por la pandemia caracterizándola como un “ataque” en vez de un accidente global.
Pearl Harbor y el 11-S son vistos como puntos de inflexión que llevaron a Estados Unidos a sus guerras. Hay pruebas de que ambos acontecimientos fueron en cierto grado inventados por los planificadores estadounidenses para servir de pretexto para la guerra y la búsqueda de objetivos imperiales. El ataque a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941 se produjo después de años de un provocador embargo comercial a Japón; y cuando los japoneses bombardearon la base naval estadounidense en Hawai no fue realmente una “sorpresa”. El acontecimiento llevó a los Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial, cuyo orden de posguerra sirvió a los intereses geopolíticos de Washington durante los decenios siguientes, posiblemente hasta hace poco tiempo, ya que los auspicios mundiales de la “Pax Americana” se han visto desafiados por el ascenso de China como potencia económica.
Antes del 11 de septiembre, los ideólogos neoconservadores de los Estados Unidos opinaban que necesitaban un “nuevo Pearl Harbor” como justificación para iniciar guerras en el Oriente Medio a fin de lograr un “dominio de todo el espectro” en las relaciones internacionales y prolongar el denominado orden mundial de la “Pax Americana”, dice el artículo de Strategic Culture Foundation.
La administración Trump está usando la pandemia de Covid-19 para ejercer presión sobre China y cuestiones geopolíticas de larga data relacionadas con el comercio, la competencia territorial y la presunta hegemonía estadounidense.
En la mezcla de la disminución crónica del poder económico de Estados Unidos y la posición política mundial de Washington, el llamado “líder del mundo libre” parece ser cada vez más una caricatura patética.
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