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Jorge Gómez Barata

Los temores de que la travesía de buques petroleros iraníes a Venezuela provocará una confrontación con Estados Unidos no se han justificado. Por el momento lo que pudo ser otra “Crisis en el Caribe, esta vez, no como la de 1962 que enfrentó a Estados Unidos y a la Unión Soviética por la instalación de misiles nucleares en Cuba, sino por el arribo de buques iraníes con gasolina y aditivos, por lo menos se ha diferido. El hecho que uno de los buques haya pasado, no asegura que lo hagan los otros cuatros y lo que no ocurrió en la ida, puede suceder al regreso”.

Este ítem del conflicto entre Estados Unidos, Irán y Venezuela adquirió identidad semanas atrás, cuando se anunció que el estado persa suministraría a Venezuela grandes cantidades de gasolina y aditivos necesarios para el consumo interno y para la refinación. El embarque de alrededor de un millón y medio de barriles, es transportado por cinco buques de bandera iraní.

Estados Unidos que, unilateralmente, aplica sanciones económicas a ambos países, reaccionó amenazando con obstaculizar la operación comercial generándose un intercambio diplomático que no ha adquirido perfiles militares o de seguridad.

Desde alrededor del pasado día 13, los buques Clavel, Fortune, Fores, Petunia, Faxon cargaron combustible en el puerto iraní de Bandar Abás. Una vez habilitados, los navíos iniciaron una travesía de unos 16.000 kilómetros por el Golfo Pérsico, los mares Arábigo y Rojo, hasta el canal de Suez, por el cual accedieron al Mar Mediterráneo hasta el Estrecho de Gibraltar por donde cruzaron al Atlántico y navegan para llegar en las próximas horas a Puerto La Cruz, en Venezuela.

La operación marítima venezolano-iraní coincidió con el anuncio del Comando Sur de los Estados Unidos de maniobras navales con destructores y otros buques de combate. Al respecto, el embajador de Venezuela en las Naciones Unidas, Samuel Moncada, subrayó que:

“Cualquier intento de detener a los petroleros sería ilegal, constituiría un acto de piratería y un crimen contra la humanidad”.

En previsión de tales hechos, tanto el presidente de Venezuela Nicolás Maduro como el ministro de Defensa Vladimir Padrino López, anunciaron que proveerán escolta militar a los navíos desde que ingresen en las aguas sobre las cuales ejerce soberanía económica. Al respecto, trascendió que dos patrulleros oceánicos de la Armada Venezolana zarparon el sábado de la base aeronaval La Orchila, al encuentro del primero de los buques iraníes.

El despliegue militar por parte de Venezuela tendrá lugar cuando los buques penetren en su “mar patrimonial” o “Zona Económica Exclusiva”, un espacio de mar medido desde el límite del mar territorial hasta 370 kilómetros donde, si bien posee derechos económicos exclusivos, no ejerce soberanía plena y no puede impedir la presencia de otras naves.

Curiosamente, la figura de Zona Económica Exclusiva fue promovida en 1945 por el presidente de los Estados Unidos Harry S. Truman. En 1952 Ecuador, Chile y Perú, mediante la Declaración de Santiago, adoptaron la norma que se consagró en las conferencias de Naciones Unidas sobre derecho marítimo de 1958, 1960 y 1982 y sirvieron de base para la adopción de la Convención sobre el Derecho del Mar de Naciones Unidas de 1982.

Evidentemente, la presencia de naves de guerra de los Estados Unidos en la ruta de los buques petroleros iraníes, constituye una abierta provocación, una violación de los derechos a la libre navegación y el libre comercio y un enorme peligro.

Los grandes buques tanqueros cargados al máximo de su capacidad son extraordinariamente vulnerables y difíciles de maniobrar, por lo cual los riesgos de seguridad son enormes. Ojalá el viaje de ida y regreso de las naves transcurra sin novedades. Allá nos vemos.

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