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Internacional

Montar las ideas a caballo

Jorge Gómez Barata

En un reciente artículo, aludiendo a la sucesión de eventos negativos con los cuales ha lidiado desde que en 2018 accedió a la presidencia, la periodista Marina Menéndez comentó que al presidente cubano Miguel Díaz-Canel le ha “tocado bailar con la más fea”.

Antes del COVID-19, entre otros hechos, la reportera mencionó: El accidente aéreo del 18 de mayo de 2018, la devastadora tormenta subtropical “Alberto” el tornado que en 2019 destruyó varios barrios de La Habana y el recrudecimiento del bloqueo de los Estados Unidos… “Se trata –concluyó- de un rosario de acontecimientos que han puesto a prueba el temple y la capacidad de dirección del mandatario cubano”.

No obstante, la certeza de la acreditada periodista, existen elementos decisivos en los cuales el actual Presidente cubano lleva ventaja.

Como él mismo ha recordado, existen asuntos acordados e incluidos en los Lineamentos de la Política Económica y Social, en la Conceptualización del Modelo Socialista Cubano, incluso en la Constitución de la República, los cuales es preciso poner en marcha.

En medio de las duras pruebas a que su gestión ha sido sometida y en las circunstancias por venir, el presidente Díaz-Canel tiene la ventaja de que los debates en torno a las decisiones aludidas, a las que no fue ajeno, fueron alentados, conducidos y controlados por Raúl Castro. Su trabajo ahora es aplicarlas, lo cual será complejo, aunque menos polémico. Los preceptos están claros, como también lo están las expectativas y los límites. De lo que se trata ahora es de: “Montar las ideas a caballo”.

Los Lineamientos, la Conceptualización del Modelo Socialista y la Constitución, cada uno a tenor con su perfil, acogen preceptos renovadores cuya aplicación abrirá el juego y dará espacios a actores decisivos para el auge económico nacional. La letra y el espíritu de esos documentos fueron suficientemente filtradas para que su aplicación enriqueciera las políticas de desarrollo, sin que peligren las bases del sistema.

Al respecto, lo más decisivo es que, sin renunciar al papel dirigente del Partido y del Estado socialista, manteniendo el predominio de la propiedad estatal, sin reducir el papel de las empresas estatales, ni excluir la planificación centralizada, incluso controlando la acumulación de riquezas individuales, se abran espacios a las nuevas formas de propiedad y gestión, incluyendo el surgimiento de cooperativas y de pequeñas y medianas empresas privadas y las prácticas del mercado debidamente controladas.

Incluso, estando aprobadas, el presidente ha sido cauteloso y respetuoso de las reservas y las opiniones de los que aún no están convencidos, no obstante, a su juicio, el momento ha llegado. Quizás sea aplicable la formula leninistas: “Ayer era muy pronto y mañana será muy tarde…”

El pasado tres de mayo, durante una reunión del Consejo de Ministros convocada para ajustar el plan de la economía a las realidades presentes y futuras, el presidente aseguró que en esos difíciles

contextos: “…Tenemos que salir con cosas distintas, y preparar una Estrategia de Desarrollo Económico y Social, donde se ratifique que no podemos seguir haciendo las cosas de la misma manera”.

No se trata de improvisar, subrayó, sino de introducir en los esquemas económicos y en las políticas de desarrollo, los nuevos actores y prácticas que han estado aprobadas en la Conceptualización, en los Lineamientos de la Política Económica y Social y en las Bases del Plan de Desarrollo Económico y Social hasta 2030.

En medio de este problema, afirmó, es cuando más innovadores tenemos que ser, cuando más podemos avanzar en cuestiones postergadas. “Hay que tener valentía y tenemos que hacer las cosas diferentes, haciendo lo mismo no vamos a resolverlo, ni vamos a avanzar más”.

Fiel a su pensamiento, al legado recibido de Fidel y Raúl y consecuente con su eficaz desempeño, el mandatario subrayó que se debe dar prioridad al mantenimiento de la justicia social, la equidad, las oportunidades sociales para los de menores ingresos y las políticas públicas, que ayuden a los más vulnerables”.

En las circunstancias presentes y futuras, cuando una crisis de enormes proporciones golpeará implacablemente a Cuba, el primer secretario del Partido, Raúl Castro y el presidente Díaz-Canel, no necesitan que se les ilustre, ni se les advierta de los peligros, tampoco basta con acompañarlos, lo que se necesita es apoyarlos y confiar en su probada capacidad para conducir la nave en aguas que, aunque procelosas, son la única ruta.

Lo discutido, discutido está, y lo aprobado, aprobado está. Falta la puesta en marcha.

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