BOGOTÁ, Colombia, 17 de junio (AP).- Seis militares murieron y ocho resultaron gravemente heridos en la madrugada de miércoles al ser emboscados por un grupo de disidentes de las desaparecidas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia en una zona del departamento de Meta, al sur del país.
El ejército informó en un comunicado que cuando las tropas estaban realizando un operativo contra un disidente de las FARC, al que identificaron como alias “Álvaro Boyaco”, fueron emboscados.
Los militares se desplazaban en dos vehículos y aproximadamente a la una de la mañana fueron atacados con explosivos en la zona de San Juan de Lozada, cerca de la población de Macarena.
Los ocho soldados heridos fueron evacuados de la zona en varios helicópteros y llevados a hospitales de la población de Florencia, en el sureño departamento de Caquetá.
El presidente Iván Duque ordenó de inmediato que el comandante de las fuerzas militares, general Luis Navarro, y el comandante del ejército, general Eduardo Zapateiro, se desplazaran al lugar para que organicen la ofensiva contra los autores del hecho. No se informó si hubo víctimas o heridos por parte de las disidencias.
“Nos duele profundamente el asesinato de seis de nuestros héroes de ejército mientras cumplían con su deber cuando adelantaban operativos contra disidencias de las FARC... Hombres que se la juegan toda por Colombia. Nuestra solidaridad y apoyo a sus familias”, dijo Duque.
Horas después el general Zapateiro, quien estuvo acompañando en un centro médico a los militares heridos, informó que se inició una ofensiva militar en la zona con el apoyo de varios helicópteros artillados y 100 miembros de las fuerzas especiales del ejército.
Gerson Lugo, delegado de paz de la gobernación del Caquetá, dijo a The Associated Press que los militares atacados “estaban evitando que las disidencias de las FARC sembraran cultivos ilícitos. Esta zona es uno de los corredores para que esta disidencia lleve la cocaína con transito al exterior”.
Luego de cinco años de diálogos en La Habana, Cuba, las FARC y delegados del entonces presidente Juan Manuel Santos (2010-2018) firmaron un acuerdo de paz a fines de 2016.
Según el general Navarro luego de este pacto de paz quedaron unos 2,750 disidentes de la extinta guerrilla en diferentes partes del país.