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Alfredo García
¿Falló la tesis descolonizadora del presidente chino, Den Xiaoping, “Un país, dos sistemas”? Fue un acuerdo ganar-ganar: China recuperó la soberanía de Hong Kong y el Reino Unido garantizó la hegemonía económica en su ex colonia y un camino seguro para expandir sus intereses en territorio continental chino. Sin embargo, dos décadas después, Hong Kong se transforma de solución en problema.
Las protestas en Hong Kong comenzaron el 9 de junio de 2019, convocada por el Frente Civil de Derechos Humanos, para exigir la retirada de un polémico proyecto de ley de extradición a China. La ley fue retrasada por tiempo indefinido. Sin embargo las manifestaciones continuaron, esta vez con demandas democráticas y creciente violencia, obligando al gobierno chino a proclamar una reciente Ley de Seguridad Nacional para Hong Kong.
El presidente Donald Trump reaccionó la pasada semana declarando que ya no considera a Hong Kong territorio autónomo con respecto a China y anunció el retiro de “estatus especial” que otorga relaciones comerciales preferenciales con Estados Unidos. Representantes del gobierno de Hong Kong, criticaron la decisión de Trump para castigar a China pero que daña al pueblo hongkonés. Por su parte, Pekín aseguró que la policía china “guiará y apoyará” a la hongkonesa, frente a la ola de violentas protestas políticas que desde el pasado año mantiene en vilo a la ex colonia.
En 1984 el entonces presidente chino, Deng Xiaping, concibió la tesis “Un país, dos sistemas”, para solucionar los históricos contenciosos de Hong Kong, Macao y Taiwán. Hong Kong fue rapiñado a China por el Imperio inglés en las Guerras del Opio de 1842. El Imperio portugués convirtió a Macao en colonia en 1887. Después de triunfo de la revolución china en 1949, la contrarrevolución se replegó en la isla de Taiwán y desde entonces es protegida por el gobierno de Estados Unidos.
Según la doctrina, “Un país, dos sistemas”, China acepta que dentro de su territorio coexistan sistemas económicos y políticos diferentes en determinadas zonas, inclusive manteniendo en ciertas regiones del país el “capitalismo” en paralelo con el sistema socialista. Xiaping propuso al Reino Unido y a Portugal, la original doctrina descolonizadora en Hong Kong y Macao, respectivamente. Ambos acuerdos fueron aceptados y adoptado para Hong Kong, el 1 de julio de 1997 y para Macao el 20 de diciembre de 1999, estableciendo que ambas ex colonias podían seguir aplicando el “capitalismo” como sistema económico predominante con un alto grado de autonomía interna, durante 50 años tras la reunificación. Mientras Taiwán se ha mantenido hasta la fecha, como un anacrónico rezago de la “guerra fría”.
Trascendió que el Reino Unido había aceptado el acuerdo descolonizador con China, con la intención de frenar su desarrollo y desestabilizar el sistema socialista. Sin embargo una vez fracasado el injerencista plan por la sabiduría china, comenzó a estructurarse con un millonario financiamiento, una red de organizaciones no gubernamentales, partidos políticos, medios de comunicación y redes sociales, con el objetivo de minar el apoyo al gobierno chino. Fundaciones y corporaciones norteamericanas como la Fundación Nacional para la Democracia, NED, Fundación Ford, Rockefeller, Soros, iglesias cristianas de todas las denominaciones y cuantiosos fondos británicos, financian el Movimiento de Derechos Humanos de Hong Kong, la Asociación de Periodistas de Hong Kong, el Partido Cívico, el Partido Laborista y el Partido Demócrata, todos miembros del Frente Civil de Derechos Humanos que coordina las protestas en Hong Kong. Curiosamente en Macao, ex colonia portuguesa, el acuerdo “Un país, dos sistemas”, transcurre con normalidad. Tampoco se conoce de algún plan injerencista por parte de Portugal.