El 19 de agosto de 2003, en Bagdad, la capital de Irak, un atentado terrorista en contra de la sede de la Organización de las Naciones Unidas mató a 22 personas que realizaban labores humanitarias; en este hecho murió también el diplomático del organismo internacional, el brasileño Sergio Vieira de Mello.
La ONU, en honor a los fallecidos, declaró en 2008 el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria con el que pretende reconocer el trabajo de todas las personas, profesionales de la salud y trabajadores humanitarios que colaboran para asistir a la población afectada por conflictos armados o por desastres naturales.
Antonio Guterres, secretario general de la ONU, ha reconocido la labor de todos estos voluntarios de la ONU, calificándolos como héroes.
“Estos héroes de carne y hueso están haciendo cosas extraordinarias en tiempos extraordinarios para llevar ayuda a mujeres, hombres y niños cuyas vidas se ven alteradas por distintas crisis”, dijo Guterres.
Este 2020, en el contexto de la pandemia de COVID-19, los trabajadores humanitarios tienen presencia en 54 países.
“Este año, la pandemia de COVID-19 ha sido uno de los desafíos más complejos para las operaciones humanitarias en todo el mundo. La falta de acceso y las restricciones impuestas por los gobiernos de todo el mundo ha provocado que los que hayan estado en primera línea de la respuesta sean las propias comunidades, la sociedad civil y las ONG locales”, según información de la propia ONU.
En 2019, la ONU registró 277 ataques contra personal humanitario; 125 fueron asesinados, 234 heridos y 124 secuestrados.
Los ataques ocurrieron principalmente en Siria, Sudán del Sur, República Democrática del Congo, Afganistán, República Centroafricana, Yemen y Malí.
JH