Según estudios realizados por Centros estadounidenses para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), usar dos mascarillas sobrepuestas o un cubrebocas quirúrgico ajustado garantiza una mayor protección ante la posibilidad de contagio de COVID-19.
La mascarilla minimiza considerablemente, la transmisión de gotas de saliva por parte de las personas portadoras del virus y debilita la exposición de este factor de riesgo a las personas sanas.
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Sin embargo, las mascarillas de tela y quirúrgicas tienden a estar sueltas a comparación de las KN95, lo que genera un aumento del peligro que supone que el aire se esparza libremente hacia otros lados.
Según las pruebas realizadas en laboratorio, una mascarilla no anudada y una de tela lograban bloquear un porcentaje del 42% y 44.3% respectivamente, los elementos que se expulsan ante la tos, por lo que, combinar las dos aumenta el porcentaje a un 92.5%.
Por otro lado, también se realizaron experimentos en los que se comprobó que la exposición a una persona con COVID-19 sin mascarilla, se minimiza a un 83% con un cubrebocas doble y un 64.5% sólo con uno bien ajustado al rostro o uno de plástico, o en otro caso, también un protector de nylon encima de un cubrebocas quirúrgico.
En esta época de la pandemia en que nuevas variantes aún más peligrosas y contagiosas del COVID-19 toman fuerza en Estados Unidos, estos experimentos reafirman la urgencia de llevar mejores mascarillas y de respetar normas y protocolos, además de extremar medidas como el uso de cubrebocas dobles.
Con información de El Universal
MA