Luego de más de seis meses de viaje, el rover Perseverance, el vehículo robótico más grande y sofisticado que ha enviado la NASA, finalmente aterrizó en Marte. Este vehículo llegó al cráter Jerezo, de donde enviará imágenes y señales para corroborar que hace aproximadamente 3.500 millones de años el planeta rojo tuvo aguas dulces, como lo han publicado diversos estudios.
La meta del rover Perseverance es clara: recogerá muestras selectas de rocas y sedimentos para su envío futuro a la Tierra. Este vehículo, que pesa alrededor de 1.025 kilogramos, cuenta con 6 ruedas y mide cerca de 3 metros de largo, busca señales de vida microbiana en Marte, las cuales se depositarán en un pequeño rover que será enviado a la órbita marciana o se colocarán en un orbitador que las traería de vuelta a la Tierra.
El ingeniero español, Fernando Abilleira, que ha vivido su tercer amartizaje desde el Centro de Control de Misión del Jet Propulsion Laboratory de la NASA, comentó que "durante décadas, la NASA se ha centrado en la búsqueda de agua en Marte porque en la Tierra sabemos que donde hay agua y una fuente de energía como el Sol, existe el potencial para la vida.
Añadió que gracias a los datos recogidos por misiones pasadas, no sólo se sabe que hubo agua en la superficie hace unos 3.500 millones de años, sino que todavía hay grandes cantidades de agua congelada bajo la superficie y mezclada con el dióxido de carbono congelado en los casquetes polares, por lo que buscarán confirmar esta teoría.
Con información de El Mundo
GCT