Un ataque ordenado el pasado jueves, 25 de febrero, por Estados Unidos en Siria contra posiciones iraníes ha dejado un saldo de 22 muertos, de acuerdo con el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que documentó el bombardeo estadounidense.
La agresión de Estados Unidos habría sido una represalia por una serie de ataques contra personal estadounidense en Irak, los cuales dejaron a un civil y a un contratista extranjero muertos. El objetivo de los misiles fue un convoy de milicianos iraquíes supuestamente respaldados por Irán que transportaba municiones.
La escalada de tensiones entre Teherán y Washington estaría relacionada con el asesinato del general iraní Qasem Soleimani el 3 de enero de 2020 por órdenes del entonces presidente Donald Trump. Soleimani era considerado uno de los hombres fuertes del país persa, además de una figura central en la derrota del llamado Estado Islámico.
Estos enfrentamientos se dan de manera paralela en el marco de las negociaciones entre el gobierno estadounidense e Irán para retomar el acuerdo nuclear de 2015, en el que los persas aceptaron no enriquecer uranio con fines bélicos, a cambio de que Estados Unidos y la Unión Europea cesaran las sanciones económicas en su contra.
Desde que comenzó el conflicto en Siria, los norteamericanos han declarado en múltiples ocasiones que uno de sus objetivos principales es derrocar al presidente Bashar Al- Assad, además de debilitar la presencia iraní en la zona, la cual es vista como una gran amenaza de seguridad por parte de Israel, incondicional aliado estadounidense en la región.
Si bien la victoria para Al- Assad está prácticamente asegura desde que Rusia intervino, el futuro de Siria permanece incierto, pues cada vez es más notoria de potencias locales y globales en busca de reafirmar una posición geoestratégica en aquel país de Medio Oriente.
Con información de DW. JMCG